Pantanos y suelos radioactivos: cómo la geografía de Ucrania puede influir en los planes de invasión rusa
Las tropas y vehículos militares enviados por el Kremlin deberían sortear una larga serie de dificultades vinculadas al suelo y al clima a lo largo de cientos de kilómetros
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WASHINGTON.- Mientras advierten sobre una posible invasión rusa a Ucrania, los analistas militares no pierden de vista la cuestión del clima: la temperatura, la nubosidad, y hasta los niveles de radiactividad de suelo pueden determinar cuándo y por dónde avanzarán las tropas rusas.
Hace siglos que ejércitos y naciones libran batallas en estas mismas tierras que van desde las estepas hasta el corazón de Europa Oriental, y siempre han enfrentado los mismos obstáculos: cenagales intransitables, ríos traicioneros y desfiladeros asesinos.
Rusia ha movilizado a más de 100.000 soldados a la frontera con Ucrania, pero insiste en que no planea una invasión. De todos modos, Washington y sus aliados se preparan para una posible agresión con el envío de personal militar y armamento al territorio de miembros de la OTAN cercanos a Ucrania.
Como ambos bandos cuentan con capacidad aérea y equipamiento de última generación, actualmente la geografía y el clima son un factor menos relevante que en el pasado, pero igual podrían influir en el ritmo y los vaivenes de un potencial conflicto. Según los expertos bélicos, el clima frío garantiza un terreno duro para el veloz avance de una invasión en todo el país. El clima cálido que arranca a fines de febrero o principios de marzo descongela el terreno, que se vuelve barroso y genera condiciones menos propicias para el avance de los pesados vehículos militares.
“No conviene para nada encarar una ofensiva militar en primavera”, dice Kirill Mikhailov, analista del Equipo de Inteligencia de Conflicto, una organización rusa independiente que monitorea a las fuerzas militares de Rusia. “El deshielo convierte los barrancos en arroyos y los arroyos en torrentes. Cualquier operativo militar debería llevarse a cabo antes de marzo.”
Las marismas de Pinsk
En el norte de Urania se extienden unos 250.000 kilómetros cuadrados de humedales conocidos como las marismas de Pinsk, y este es un lugar donde justamente el clima podría jugar un rol importante. Durante el invierno, ese vasto lodazal de tierras bajas se congela, y garantiza un suelo más estable para los vehículos blindados, que de lo contrario se atascarían en el barro.
Según los expertos, la congelación del terreno se extiende durante todo el mes de febrero, y esa sería la mejor ventana temporal para que las tropas rusas atraviesen Ucrania. Aunque en los últimos años se han construido nuevas rutas que atraviesan las marismas, para los rusos sería estratégicamente importante poder avanzar a campo traviesa.
“Esos campos son cruciales, porque las tropas no pueden arriesgarse a quedar en un cuello de botella en un camino”, dice Seth G. Jones, vicepresidente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. “En el marco temporal de marzo y abril, el terreno pantanoso te puede meter en serios problemas.”
Esas marismas han sido un obstáculo para las fuerzas militares a lo largo de la historia. Pero esta vez el terreno pantanoso podría no ser decisivo, según un análisis del Programa de Estudios Rusos del Centro de Análisis Naval de Estados Unidos (CNA).
“Aunque esas marismas fueron señaladas como un potencial peligro para las fuerzas de Occidente que librarían una hipotética guerra en la Unión Soviética y fueron consideradas intransitables durante el invierno, ya hace tiempo que las tropas rusas han demostrado su capacidad para atravesar terrenos anegados o pantanosos”, dice el informe.
Durante la Segunda Guerra Mundial, esas marismas complicaron el avance de las fuerzas de Alemania durante la Operación Barbarroja.
La frontera bielorrusa
Las marismas de Pinsk se extienden a través de otra locación estratégicamente crucial: la frontera con Belarús. Cuando el terreno se congela, las tropas rusas podrían tener acceso a Kiev, apenas 100 kilómetros al sur, aunque ese camino, el más directo, atraviesa la “zona muerta” del desastre nuclear de Chernóbil.
Rusia comenzó a movilizar fuerzas como parte de los preparativos para los ejercicios militares conjuntos entre Belarús y Rusia programados para el 10 al 20 de febrero. El CNA dijo que Rusia ha enviado a Belarús más de 10 grupos de batallones tácticos, así como unidades navales y aerotransportadas.
El presidente bielorruso Alexander Lukashenko, aliado cercano del presidente ruso Vladimir Putin, ha prometido defender a su país y a Rusia contra la “agresión” ucraniana.
La “Zona Muerta”
En su búsqueda de la ruta más directa a Kiev, las fuerzas rusas podrían toparse con otro obstáculo: Chernóbil, sitio del desastre nuclear de 1986, un área de exclusión de 30 kilómetros también conocida como la Zona Muerta, o simplemente “La Zona”, cuyo perímetro está fuertemente restringido y donde la radiactividad sigue embebida en el suelo.
En noviembre, cuando las tensiones con Rusia y Belarús iban en aumento, Ucrania desplegó guardias fronterizos para patrullar la zona. Si bien algunas partes de La Zona pueden ser ocupadas sin riesgo durante un tiempo, las explosiones y el fuego de artillería en el área podrían ser peligrosos.
“Los misiles aire-tierra, la munición de artillería, las descargas de mortero y lanzacohetes en la zona fronteriza entre Belarús y Ucrania también podría dispersar desechos radiactivos que están en el suelo”, dice el analista militar ruso Pavel Felgenhauer.
Las represas del Dniéper
Si bien la ruta más directa hacia la capital de Ucrania es una invasión desde el sur de Belarús, muchos creen que la posible agresión militar rusa también podría venir del este y el noreste, donde los separatistas prorrusos controlan la región ucraniana del Donbass y hay más de 100.000 soldados rusos apostados en la frontera de Rusia con Ucrania.
Las tropas podrían pasar por Járkov, la segunda ciudad más poblada de Ucrania, ya que no hay obstáculos geográficos que la separen del este de Rusia, lo que la convierte en un objetivo rápido y crucial.
Avanzando hacia el oeste, cualquier fuerza invasora llegaría rápidamente a las orillas del Dnieper, que divide simbólicamente el este y el oeste de Ucrania. Las fuentes del Dniéper se encuentran en Rusia, y el río fluye a través de Bielorrusia y Ucrania hasta desembocar en el Mar Negro.
Sobre esa vía fluvial hay instalaciones de infraestructura crítica, incluidas varias represas eléctricas, como la Estación Hidroeléctrica Dnieper de la ciudad de Zaporiyia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la policía secreta de Stalin destruyó esa represa para que a los alemanes les costara más cruzar el río, y poco le importó inundar ciudades y ahogar civiles. Luego la represa fue reconstruida, y los expertos señalan que Ucrania podría copiar la táctica de Stalin, en este caso, para frenar la invasión rusa.
Pero el analista de imágenes Joseph S. Bermudez, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dice que esa jugada también volvería a inundar las ciudades ucranianas. “Si Kiev decide volar las represas del Dnieper, le causaría tanto daño a los invasores rusos como a la población ucraniana.”
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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