“Palacio de verano”: la mansión de 300 habitaciones y 60 millones de euros de Erdogan que genera polémica en Turquía
La residencia que mandó a construir el presidente turco, y que fue costeada por los contribuyentes, cuenta con 90.000 metros cuadrados y acceso directo al Mar Egeo
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ESTAMBUL (ANSA).- Una residencia de verano de 90.000 metros cuadrados, 300 habitaciones con acceso directo al Mar Egeo. Lo que para cualquier persona puede ser un sueño, para el presidente turco Recep Tayyip Erdogan se convirtió en realidad.
El mandatario, quien en Ankara cuenta con el palacio presidencial de 1150 habitaciones, gemelo del de Ceausescu en Bucarest, mandó a construir una nueva residencia de ultralujo sobre la costa egea meridional de Turquía, en Marmaris, la misma exclusiva localidad turística de donde logró huir in extremis la noche del fallido golpe de Estado de hace cinco años.
Una mansión de 300 habitaciones, levantada sobre una superficie del tamaño de 130 canchas de fútbol y que les costó a los contribuyentes turcos, entre 2018 y 2021, más de 60 millones de euros.
300 odalı olduğu ifade edilen Saray, 130 futbol sahası büyüklüğünde, 92 dönümlük arazi üzerine yapıldı! pic.twitter.com/lKIyAn3ezU
— Aykırı (@aykiricomtr) July 5, 2021
Completada en 2019, la residencia había quedado envuelta en una capa de misterio. Ahora su creador, Sefik Birkiye, el arquitecto presidencial por excelencia, se encargó de mostrar las imágenes por primera vez.
Birkiya ya había diseñado el Palacio Blanco en la capital turca, así llamado por los costosos mármoles usados en la construcción, y algunos de los edificios más relevantes de los últimos tiempos de Erdogan en el poder. Incluyendo la gran mezquita inaugurada hace poco más de un mes en el corazón de la plaza Taksim en Estambul.
Cómo es
La residencia de Marmaris tiene una piscina de ensueño y una playa con acceso privado al mar, en una de las mejores zonas vacacionales de Turquía, además de un helipuerto.
Un lujo desenfrenado que parece guiñarle el ojo a otra residencia largamente secreta, la que está ubicada sobre el Mar Negro de su “amigo” Vladimir Putin, revelada en ese caso por el opositor Alexei Navalny.
El complejo de Marmaris ya fue usado para estrechar preciosas alianzas geopolíticas. Entre esas habitaciones doradas, Erdogan habría recibido al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, con quien hace solo una veintena de días firmó nuevos acuerdos estratégicos de cooperación económica y miliar, y al premier albanés Edi Rama, líder político crucial para la penetración de Ankara en los Balcanes.
Además el propio presidente turco reivindicó en el pasado la importancia de la grandeza arquitectónica para expresar la política.
Las imágenes de este nuevo “Palacio de verano” -como ya lo bautizaron sus detractores- fueron difundidas en el diario de oposición laica Sozcu, desde donde se viralizaron en las redes sociales, ante la indignación de muchos usuarios.
Lo que está especialmente en la mira son los altos costos del edificio, en un período de grandes dificultades económicas para el país, y de fuerte devaluación de la lira turca. Las críticas alcanzan al impacto ambiental de la estructura, que se extiende sobre unos 90.000 m2.
Las asociaciones denuncian la masiva deforestación de un área natural prístina. Según el socialdemócrata CHP, primera fuerza de oposición en el parlamento, la ampliación de la residencia -antiguamente la más modesta residencia estival del expresidente Turgut Ozal- habría costado la tala de 50.000 árboles.
Una acusación que se hace eco de la devastación de la zona protegida del histórico bosque protegido Ataturk para construir el palacio de Ankara.
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