Paellas y quesos para pocos: la inflación convierte en un lujo a varios platos tradicionales europeos
Los precios de los alimentos, el alcohol y el tabaco subieron un 9,8% en la Eurozona en julio
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Paella, tapas, queso, pastas, fish and chips. Para los europeos es cada vez más difícil acceder a sus platos favoritos por los crecientes costos o la escasez y, en algunos casos, estos alimentos incluso se están convirtiendo en artículos de lujo difíciles de conseguir.
En Holanda, por ejemplo, donde las personas están acostumbradas a comer queso todos los días, los precios han subido entre un 30% y un 40% con respecto al año anterior, según indicó a Business Insider Tuncay Özgüner, director de Zijerveld, filial de FrieslandCampina, uno de los 10 mayores productores de leche del mundo, y el responsable de más de la mitad de la producción de queso en el país.
“En la granja todo es más caro: el ganado, los salarios de la gente, la energía. Todo eso hace que el queso sea más caro”, explicó Özgüner.
También hay una oferta relativamente baja de leche, lo que ha hecho subir el precio del ingrediente más importante del queso. Para un kilo de queso se necesitan 10 litros de leche. El año pasado, un litro de leche costaba 35 centavos, pero ahora el precio ha subido a 50.
“Recientemente hemos subido nuestros precios y vamos a incrementarlos más en el próximo mes. Hemos visto que algunos clientes han dejado de venir a la tienda por completo o compran en menores cantidades”, dijo al mismo medio Joeri Bos, propietario de Wereldse Kaas van Klaas, un puesto de quesos en Ámsterdam.
La inflación en la Eurozona se disparó hasta otro récord en julio, empujada por el alza de los precios de la energía alimentada por la guerra en Ucrania. En particular, los precios de los alimentos, el alcohol y el tabaco subieron un 9,8%, un aumento mayor al registrado el mes anterior, debido a los mayores costos de transporte, la escasez y la incertidumbre de suministro.
“Los alimentos y la inflación subyacente siguen tendiendo al alza, mientras que la crisis del gas mantiene elevada la inflación energética. La oferta, más que la demanda, sigue siendo el principal motor del aumento de la inflación”, dijo a The Guardian Bert Colijn, economista senior de la zona euro en ING, una institución financiera de origen holandés.
En este contexto, los tradicionales pubs británicos de fish and chips (pescado y papas fritas), están aumentando los precios y reduciendo sus horarios de apertura. Mientras tanto, muchos supermercados han introducido alarmas de seguridad en los alimentos básicos para hacer frente a los robos.
“Hemos visto altibajos, recesiones, pero el golpe actual a los negocios se sale de la escala”, dijo en julio a Business Insider Stratis Michael, propietario de Frydays Fish & Chips en Leeds, al norte de Inglaterra.
La invasión rusa de Ucrania en febrero disparó los precios de un ingrediente clave para este típico plato británico: el aceite de girasol.
Rusia y Ucrania exportan en conjunto casi dos tercios del aceite de girasol del mundo y la guerra ha tensado los suministros y ha hecho subir los precios. “Para las pequeñas tiendas de pescado y patatas fritas asequibles como la nuestra, es una lucha para llegar a fin de mes”, señaló Michael.
Mientras tanto, los precios del pescado al por menor han aumentado a un ritmo más rápido en 2022, según datos de la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido. El gobierno británico también ha introducido un arancel del 35% sobre las importaciones directas de pescado blanco procedentes de Rusia y Bielorrusia. Andrew Crook, presidente de la Federación Nacional de Desmanteladores de Pescado, indicó que el arancel creó una oportunidad para que los proveedores no rusos también suban sus precios.
Como si no fuera suficiente, las olas de calor en Gran Bretaña significan que las cosechas de papas serán menores, lo que eleva el costo de la fabricación de papas fritas, indicó Crook. “A veces, el pescado sale caro. A veces, el año es caro para las papas. A veces, los precios del combustible pueden subir o hay problemas de personal. Nunca se consigue todo a la vez. Y, por desgracia, lo tenemos todo a la vez”, señaló.
Algunas tiendas están estudiando la posibilidad de reducir sus horarios de apertura para recortar los gastos de gas y electricidad. Otras cerrarán definitivamente. “Probablemente unas 30 tiendas al mes, así que una al día, lo que es, obviamente, bastante preocupante”, añadió. “No todos los negocios sobrevivirán”.
Por su parte, McDonald’s subió en Reino Unido por primera vez en 14 años el precio de su famosa hamburguesa con queso en julio. Ésta aumentó un 20%, pasando de 99 peniques a 1,19 libras. La última vez que la cadena de comida rápida subió el precio de esta hamburguesa en el país fue a raíz de la crisis financiera mundial de 2008.
En España, el menú especial de los domingos para millones de familias resulta cada vez más costoso. Todos los ingredientes necesarios para elaborar una paella –arroz, marisco, pollo, verduras, aceite, y hasta la sal–, son ahora más caros que hace un año. De media, la receta se ha encarecido un 14% en términos interanuales, afectando negativamente en el bolsillo de los consumidores.
Según datos de Hostelería de España, el precio de los aceites de cocina –excluido el aceite de oliva– subió alrededor de un 96% en abril de 2022 respecto a abril del año pasado, y la energía subió un 42% en el mismo periodo.
Estos costos amenazan otra de las tradiciones gastronómicas más famosas de España: las tapas.
Mitigar el impacto
En Italia, el Ministerio de Economía y Hacienda está trabajando en un plan para controlar la espiral del costo de vida mediante la supresión del IVA sobre el pan y la pasta, y la reducción del 10 al 5% sobre otros alimentos.
“La inflación nunca había sido tan alta desde 1986. Es un fenómeno que erosiona enormemente el poder adquisitivo de los italianos”, declaró la semana pasada en una entrevista con Radio24 Laura Castelli, la viceministra de Economía, al anunciar que el gobierno estaba trabajando en un nuevo decreto de estímulo por valor de hasta 13.000 millones de euros.
En Francia, la inflación ya ha obligado a varias familias a recortar fuertemente los gastos de alimentación. “Es una situación desagradable”, dijo a Reuters Laura, de 28 años, madre a tiempo completo de dos niños pequeños en la región de las Landas. “Intentamos ser positivos y buscar soluciones, pero en cuanto tenemos el más mínimo problema, tenemos que recurrir a los préstamos para poder arreglárnoslas”.
La familia recibe semanalmente una caja de fruta y verdura fresca suministrada por Secours Catholique, una organización benéfica francesa, que sólo cuesta dos euros para los hogares con bajos ingresos. Sin embargo, este ahorro no ha sido suficiente para compensar el costo de otras facturas, por lo que la familia tiene que recurrir a más comidas vegetarianas.
“Me encanta cocinar y hacer platos interesantes, pero la mayoría de los ingredientes han subido”, contó Laura. “Comemos mucha menos carne, aparte del pollo”.
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