Padre e hijo: la emotiva despedida a dos refugiados sirios que murieron en el atentado en Nueva Zelanda
CHRISTCHURCH.- A cinco días del ataque, tras los reclamos, las pericias y la larga espera, las autoridades de Nueva Zelanda comenzaron a entregar a los familiares los cuerpos de las víctimas del atentado del viernes pasado, cuando un australiano de 28 años que se autoproclamaba supremacista blanco entró a dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, abrió fuego, asesinó a 50 personas y lo transmitió todo por Facebook.
Los primeros en ser enterrados fueron un padre y un hijo. Sirios. Llegaron al país tras escapar de la guerra en el país gobernado por Bashar al-Assad y lograron encontrar refugio tan solo por un par de meses en uno de los países catalogados como más seguros del mundo.
Khalid Mustafa, de 44 años, y Hamza Mustafa, de 15, refugiados los dos, fueron despedidos por cientos de personas, principalmente musulmanes, que se congregaron esta mañana en un cementerio cercano a la mezquita de Linwood, la segunda de las atacadas el viernes 15 de marzo. Allí rezaron e inhumaron los restos mortales de sus seres queridos.
Entre la multitud se encontraba el hermano pequeño de Hamza, Zaed, de 13 años, que sufrió heridas en una pierna y un brazo durante el ataque y que por ahora se mueve en silla de ruedas. "Intentamos no estrecharle la mano y no tocarle la mano o el pie, pero él se negó, quería darle la mano a todo el mundo, quería mostrarles a todos que los apreciaba. Y eso es increíble", señaló uno de los asistentes. Por su parte, el director de la escuela de secundaria donde estudiaba Hamza describió al menor como compasivo, trabajador y un excelente jinete que quería ser veterinario.
CHRISTCHURCH SHOOTING: Khalid Mustafa and his 15yo son Hamza moved to Christchurch 10 months ago, fleeing war torn Syria. They were killed on Friday, in a country they thought would be safe. The pair were the first to be buried. #7newspic.twitter.com/RYx8XEE6sK&— Teegan Dolling (@tdolling) 20 de marzo de 2019
También estaba en la ceremonia Abdul Aziz, un refugiado afgano que se enfrentó al atacante.
La familia Mustafa se mudó a Nueva Zelanda el año pasado tras seis como refugiados en Jordania. La madre, Salwa, dijo que cuando preguntaron por su destino, le dijeron que era "el país más seguro del mundo, el país más maravilloso al que pueden ir". "Pero no lo fue", agregó.
La primera ministra, Jacinda Ardern, dijo que la familia debía haber estado a salvo. "No puedo decir lo grave que es saber que una familia vino aquí por seguridad y refugio", indicó horas después de pedir que se hable de las víctimas en lugar de del hombre que las mató.
Más angustia
Al dolor por la pérdida de seres queridos, a los musulmanes afectados se les suma el hecho de que las autoridades no les devolvieron los cuerpos de los fallecidos dentro del plazo de 24 horas en el que deben ser enterrados los muertos según la costumbre islámica. Por el momento, solo se entregaron a las familias los cuerpos de seis de las 50 víctimas.
Por la tarde habrá cuatro entierros más, los de Junaid Ismail, Ashraf Ali y Lilik Abdul Hamid y una cuarta víctima cuyo nombre se omitió por orden judicial.
Las autoridades afirman que hacen todo posible por acelerar las autopsias y la identificación de los asesinados. El comisionado de policía Mike Bush explicó que el proceso había sido lento por la necesidad de identificar a los fallecidos y la causa de las muertes sin dudas, para no perjudicar el proceso judicial. "Sería imperdonable devolverle a una familia el cuerpo incorrecto", señaló ante la prensa. Por el momento se identificó a 21 víctimas.
Ayer Ardern prometió que el atacante, el australiano Brenton Tarrant, "enfrentará toda la fuerza de la ley" y aseguró que le privará de la notoriedad que buscaba con su acto negándose a pronunciar su nombre. Además, prometió una reforma de las leyes sobre tenencia de armas en Nueva Zelanda y dijo que los detalles se anunciarán la próxima semana.
Alrededor de 30 heridos siguen hospitalizados tras la masacre. Diez de ellos están en estado crítico, incluyendo una niña de cuatro años.
Agencias AP y AFP
Otras noticias de Hoy
Más leídas de El Mundo
1000 días de guerra. Ucrania, agotada: “Quizás vale la pena decir de acuerdo, tomen esta parte, pero déjennos en paz”
Desregulación y ajuste. El abrupto giro a la derecha de Nueva Zelanda tras tener uno de los gobiernos más progresistas del mundo
Nueva fase. El juego político en las potencias mundiales que explica la última escalada en la guerra de Ucrania
Tensión en Ucrania. EE.UU. y países europeos cierran sus embajadas en Kiev ante el riesgo de un “ataque aéreo significativo” de Rusia