"Paciencia estratégica": el enfoque de Biden para manejar la tensión con China
WASHINGTON.- "Paciencia estratégica". Ese fue el término que acuñó la Casa Blanca para describir el enfoque de la administración de Joe Biden para encarar la compleja relación China, que ya ofreció los primeros destellos de tensión tras el cambio de gobierno en Estados Unidos.
"Estamos en una competencia seria con China. La competencia estratégica con China es una característica definitoria del siglo XXI", remarcó la vocera presidencial, Jen Psaki en su habitual conferencia de prensa diaria en la residencia oficial.
"Lo que hemos visto en los últimos años es que China se ha vuelto más autoritaria en el país, y más asertiva afuera. Pekín ahora desafía nuestra seguridad, prosperidad y valores de una forma significativa que requiere un nuevo enfoque de Estados Unidos. Esa es una de las razones por las que queremos abordar esto con paciencia estratégica, queremos realizar revisiones internas, queremos involucrarnos más con republicanos y demócratas en el Congreso y, lo que es más importante, queremos discutir esto con nuestros aliados", afirmó.
Psaki ofreció la visión del nuevo gobierno para lidiar con Pekín cuando le preguntaron si el discurso que había dado unas horas antes el presidente chino, Xi Jinping, en el Foro de Davos, en Suiza, cambiaba el enfoque del gobierno de Biden. "Nuestro enfoque sigue siendo el mismo", respondió. En su mensaje, Xi Jinping había pedido cooperación y unidad para enfrentar la pandemia del coronavirus, y advirtió que abrir "una nueva Guerra Fría" creará más división y confrontación global.
"La historia y la realidad han dejado claro, una y otra vez, que el enfoque equivocado del antagonismo y la confrontación, ya sea en forma de guerra fría, guerra caliente, guerra comercial o guerra tecnológica, eventualmente dañan los intereses de todos los países y socavan el bienestar de todos", dijo el mandatario chino.
El cambio de mando en Washington abrió una nueva etapa, pero las visiones a ambos lados y las tensiones apuntan a ser ampliamente las mismas. Los roces entre las dos potencias en el Mar de la China Meridional despuntaron otra vez luego de un ejercicio militar de Estados Unidos el fin de semana. El portaaviones USS Theodore Roosevelt ingresó en la zona acompañado por tres buques de guerra para promover la "libertad de los mares", indicó el ejército. Ese estratégico mar, un área bajo disputa, a través de la cual fluyen miles de millones de dólares en comercio cada año, ha sido durante mucho tiempo un foco de controversia entre Pekín y Washington, y China está particularmente ofuscada con Estados Unidos por sus ejercicios militares.
"Estados Unidos envía con frecuencia aviones y barcos al Mar de China Meridional para ejercitar sus músculos", dijo a la prensa el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian. "Esto no es propicio para la paz y la estabilidad en la región", indicó.
Misma línea dura que Trump
Durante la presidencia de Donald Trump, la relación bilateral experimentó una escalada de roces, tensiones y disputas que hundió el vínculo en su peor momento desde el histórico descongelamiento en los 70. Ya en 2019, Henry Kissinger, secretario de Estado de Richard Nixon y uno de los arquitectos de la apertura occidental a China, alertó que las dos potencias estaban "al pie de una nueva Guerra Fría". El secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que la "estrategia de involucramiento" inaugurada por Kissinger había fracasado, y era hora de dar vuelta la página. Y el hombre elegido por Biden para llevar adelante las relaciones internacionales de Washington, Antony Blinken, dio una señal contundente días atrás en su audiencia de confirmación en el Senado, al afirmar que Trump había hecho lo correcto en "adoptar un enfoque más duro" hacia China.
"Estoy muy en desacuerdo con la forma en que lo hizo en varias áreas, pero el principio básico fue el correcto, y creo que eso es realmente útil para nuestra política exterior", dijo Blinken.
El gobierno de Biden tiene pensando mantener el respaldo de Estados Unidos a Taiwán que brindó la administración de Trump, otro punto de tensión con China. Y Blinken también avaló la condena a las violaciones de derechos humanos en el gigante asiático contra los uigures, una minoría musulmana, sometidas a abusos en campos de concentración en el noroeste del país. Antes de dejar el cargo, Pompeo dijo China estaba llevando adelante un "genocidio". Blinken dijo que coincidía con esa evaluación.
"Creo que estamos muy de acuerdo", dijo Blinken durante su audiencia. "El forzamiento de hombres, mujeres y niños a campos de concentración, tratando de, en los hechos, reeducarlos para que sean adherentes a la ideología del Partido Comunista Chino, habla de un esfuerzo por cometer genocidio", afirmó el futuro jefe diplomático de Biden.
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