Pablo Bronstein, el artista argentino que logró un lugar en el Met, el Tate y el Pompidou
Su familia dejó la Argentina cuando era un niño; se formó en Londres y se ganó un lugar en los templos de arte internacional
LONDRES.- De camisa y sweater en V, Pablo Bronstein podría confundirse con uno de los oficinistas de la City londinense. Pero la rutina de este artista argentino instalado en la capital británica tiene escasa relación con esa apariencia.
En cambio, Bronstein gesta sus obras en el estudio que ocupa una de las habitaciones de su casa al este de la ciudad. Algunos de esos dibujos, en los que fusiona arquitectura e imaginación, forman parte de las colecciones del local Tate Modern, del Museo Metropolitano de Nueva York y del Centro Pompidou de París, entre otros templos del arte a nivel global.
Sobre el escritorio hay un paquete envuelto en papel madera. “Son los libros que llegaron esta mañana”, dice Bronstein. En ese delivery, como en la biblioteca que cubre una pared del living, hay potenciales fuentes de inspiración para sus obras, al igual que el entorno urbano en el que vive desde que su familia dejó la Argentina cuando tenía apenas cuatro años. Pese a la distancia, la arquitectura de la Belle Epoque porteña también se refleja en sus dibujos.
“En la Argentina, seguramente hubiera sido arquitecto”, dice Bronstein a LA NACION mientras ofrece un mate. A pesar de haber seguido otro camino, el artista también tiene cabida en ese universo. Recientemente, fue invitado al master de arquitectura de Harvard como crítico externo, y pronto será nombrado miembro honorario del Royal Institute of British Architects (RIBA). En este último se aloja actualmente una de sus muestras, titulada “Conservadurismo, o el largo reinado de la arquitectura pseudo-georgiana”.
En la mesa de trabajo hay tintas, compases y otros instrumentos de geometría que aprendió a maniobrar a fuerza de prueba y error. Sus esfuerzos autodidactas, no obstante, tienen un respaldo académico: Bronstein sentó las bases de su carrera en la Universidad de Goldsmiths, cuna de numerosos artistas contemporáneos de renombre.
¿Cómo ganó un espacio en los grandes museos y galerías de fama internacional? “Haciendo lo que quise, esa es la clave: no sentirse contenido por las reglas del mundo del arte”, dice Bronstein, que imprime su estilo en un arte conceptual con métodos figurativos de la arquitectura, sea en una columna clásica en una plaza de Londres o a en un reloj antiguo.
“Es común que la gente vaya a una galería y no entienda nada. Eso pasa porque hay artistas que hablan a otros artistas o curadores. A mí nunca me interesó ese tipo de arte”, señala Bronstein. Sin embargo, eso no descarta una doble lectura en sus piezas, donde, por ejemplo, un elegante palacio puede a la vez representar la opresión.
A la hora de posicionarse como artista, dice Bronstein, su origen fue tan relevante como sus piezas. “Ser un poco inusual en el mundo del arte es útil. Yo tuve la suerte de ser un argentino en el exterior, y por eso pude tener la cosa exótica, pero también la cosa local, ambas muy valoradas aquí”, señala.
Con el paso del tiempo, el trabajo de Bronstein fue incluyendo nuevos elementos, y sus dibujos adquirieron vida. Por ejemplo, una de sus ilustraciones se convirtió en un marco gótico para el ballet de Rambert, una tradicional compañía británica.
La danza fue además el principal elemento de su muestra en el Tate en 2016. Durante seis meses, un grupo de bailarines se apropió de una de las galerías del museo, desplazándose por una escenografía creada por Bronstein. “La idea fue transformar la forma en la que nos movemos a través del espacio en una obra de arte”, explica el artista.
La Argentina, un anhelo
Pese a su reconocimiento a nivel internacional, que incluye además de los museos mencionados exhibiciones en Milán, Tokio y Chicago, e inclusive en tiendas de marcas como Louis Vuitton, sólo un renglón de la lista corresponde a la Argentina. “No hay un vínculo entre Londres y Buenos Aires, como lo hay tal vez con Miami o Nueva York”, dice Bronstein.
Tampoco, dice, hay un mercado promisorio en comparación con otros países donde las muestras a las que llega a dedicar más de un año pueden tener resultados más jugosos.
El argentino es representado por la galería Herald St en Londres, y Franco Noero en Torino. Pero, más allá de los salones que exponen su obra en forma permanente, Bronstein ya tiene algunos compromisos excepcionales en su agenda: en 2018, hará una muestra en la Fondazione Sviluppo e Crescita CRT, en Torino, y en 2020 la cita será en el Museo Sir John Soane, en Londres. Al menos en el corto plazo, exponer en su tierra natal seguirá siendo un anhelo.
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