¿Otro New Deal? El monumental plan de Joe Biden para transformar la economía de EE.UU.
Presentará un paquete de US$2,2 billones que aspira a electrificar el transporte del país, modernizar la red de rutas y lograr el acceso universal a la banda ancha, entre otros objetivos
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WASHINGTON.- Banda ancha para todos. La electrificación del transporte de Estados Unidos, con una red de 500.000 estaciones de carga para automóviles eléctricos, y todos los ómnibus eléctricos. “Agua limpia” con el reemplazo de todas las cañerías de plomo del país. Y un fuerte impulso a innovación para frenar el avance de China. El precio: más de dos billones de dólares.
Joe Biden quiere transformar a Estados Unidos con la mayor inversión pública desde la Segunda Guerra Mundial. Luego de firmar el plan de rescate para la pandemia del coronavirus, Biden busca ahora que el Congreso apruebe un monumental plan de infraestructura que apunta a una inversión aún mayor –la cifra final asciende a 2,2 billones de dólares– para acelerar la transición a una economía limpia, reducir las desigualdades, reconstruir la clase media y poner a la primera potencia global a tono con el aceleradísimo crecimiento de China, su principal competidor global.
Biden presentó su plan en un discurso en Pittsburgh en el que dijo que el plan creará “la economía más fuerte, resistente e innovadora del mundo”, y le dará una oportunidad de prosperar a todos.
“Es una inversión única en una generación en Estados Unidos, diferente a todo lo que hemos visto o hecho desde que construimos el sistema de rutas interestatales y la carrera espacial hace décadas. De hecho, es la mayor inversión en empleos estadounidenses desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo el mandatario.
“¿Es grande? Sí. ¿Es audaz? Sí. Y podemos hacerlo”, afirmó.
El plan, bautizado “Plan de Empleo Americano”, engloba la promesa central de la campaña presidencial de Biden, quien llegó a la Casa Blanca con un mandato para “reconstruir mejor” un país devastado por la pandemia del coronavirus, pero también por desigualdades económicas y raciales de larga data. El objetivo, indicaron fuentes oficiales, es hacer una inversión de capital histórica para mejorar la competitividad del país, crear millones de empleos, reconstruir la infraestructura y posicionar abordar la crisis del cambio climático.
Los demócratas aspiran a financiarlo subiendo impuestos a las empresas.
El plan de la Casa Blanca aspira a modernizar más de 32.000 kilómetros de rutas y lograr la electrificación del sistema de transporte de Estados Unidos, uno de los más grandes del mundo. Prevé construir una red de 500.000 estaciones de carga para vehículos eléctricos en todo el país, y la electrificación de la flota de autobuses, además de incentivar la compra de vehículos eléctricos.
Pero además de lavarle la cara a la infraestructura del país –desgastada y avejentada en más de un rincón–, el plan de Biden también incluye una fuerte inversión para mejorar la vida de la gente “en el hogar”, tal como lo presentó la Casa Blanca. El plan aspira a lograr el acceso universal a la banda ancha. “Internet es la electricidad del siglo XXI. Este plan lograría el objetivo del acceso universal a banda ancha asequible en esta década”, indicaron las fuentes oficiales. Y mejorar la calidad del agua en todo el país con un objetivo “audaz, pero muy práctico”: que todos los estadounidenses deben tengan acceso a agua limpia, lo que requiere reemplazar todas las líneas y tuberías de plomo del país.
“Hoy en día, 400.000 escuelas y guarderías cuentan con tuberías de plomo, incluso cuando nuestros expertos en salud dicen que no hay una cantidad segura de plomo en el agua potable”, justificaron las fuentes oficiales.
Inversión pública
El plan de Biden reafirma la filosofía de su gobierno de poner al Estado al frente de la recuperación de la economía con una inversión pública que muchos ya comparan con el New Deal de Franklin Delano Roosevelt, que sacó al país de la Gran Depresión.
Ya desde su génesis, el plan está destinado a encontrar una dura resistencia en el Congreso por su costo. Estados Unidos ya ha gastado más de 5 billones de dólares para enfrentar la pandemia del coronavirus –sin contar las inyecciones de liquidez de la Reserva Federal–, y el déficit fiscal y la deuda del país aumentan a galope tendido. Biden y su equipo económico, liderado por Janet Yellen, quieren financiarlo con una reforma impositiva que incluye una suba de la tasa de impuesto a las ganancias de las empresas del 21% actual al 28%, una reforma que, según los cálculos oficiales, bastará para “pagar totalmente las inversiones del plan en los próximos 15 años”.
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