Otro gobierno técnico: por qué Italia no tiene un premier elegido por la gente desde hace una década
ROMA.- El economista Mario Draghi, personalidad de enorme prestigio y expresidente del Banco Central Europeo, aceptó hoy "con reserva", como es habitual, el encargo que le dio el presidente, Sergio Mattarella, de formar un nuevo gobierno de emergencia nacional. De lograrlo, será el gobierno número 67 de Italia desde junio de 1946, es decir, en casi 75 años. Y aunque representará un alivio para los italianos porque una figura indiscutida, considerada una "alta reserva moral" del país, reconocida en todo el mundo, pasará a estar al timón del barco en plena tempestad, se convertirá en un enésimo premier no electo en las urnas.
En efecto, desde que el expremier y magnate, Silvio Berlusconi, se vio obligado a dejar el poder en 2011, en plena crisis financiera, cuando fue reemplazado por un gobierno técnico de otro economista de renombre, el excomisario europeo, Mario Monti, los italianos no pudieron elegir más a un primer ministro.
¿Por qué? En primer lugar, porque Italia es una democracia parlamentaria, que no prevé la elección directa del primer ministro. Su legitimización ocurre de manera indirecta, a través de los parlamentarios sí electos por el pueblo. Es el presidente de la República (en este caso, Sergio Mattarella), quien elige un primer ministro entra las personalidades que tienen la mayor probabilidad de obtener la mayoría de los consensos en la Cámara de Diputados y en el Senado. En este caso, después del sonoro fracaso de los partidos políticos que componían la mayoría de gobierno que sostenía al premier saliente, Giuseppe Conte, Mattarella, explicó anoche en forma clara que en este momento la opción natural de disolver las dos cámaras del Parlamento era impracticable debido a la pandemia. Y tratándose de un momento crucial, eligió apuntar alto y elegir a un italiano famoso en el mundo por haber salvado al euro, como Draghi, que difícilmente podrá no ser respaldado en el Parlamento.
¿Por qué puede decirse que Silvio Berlusconi fue el último primer ministro designado por los italianos? Porque hasta las elecciones que lo llevaron a su cuarto y último gobierno, en el siempre híper fragmentado escenario político reinaba un bipolarismo entre derecha y centroizquierda. En las elecciones de 2008, por ejemplo, se sabía que, de ganar la coalición llamada Pueblo de las Libertades, formada por su partido, Forza Italia y otros de derecha, el Cavaliere resultaría el premier, al contar de antemano con mayoría parlamentaria para ello. Acosado por el "spread", escándalos sexuales y judiciales, Berlusconi se vio obligado a dimitir unos años después, en noviembre de 2011. El presidente de entonces, Giorgio Napolitano, en otro momento gravísimo, con Italia al borde del colapso financiero, decidió entonces optar por un gobierno técnico de Mario Monti.
En las elecciones nacionales que hubo después, en 2013, el bipolarismo desapareció con la irrupción del antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5E) en el Parlamento. A partir de entonces, con los "grillini" (por el cómico Beppe Grillo, creador del M5E) que por primera vez ingresaron a los palacios del poder, en una legislatura de cinco años de duración, como nadie había tenido una victoria neta, después de arduos acuerdos, peleas y puñaladas, se sucedieron tres gobiernos de coalición, todos encabezados por figuras del Partido Democrático, que era el que más asientos había ganado (pero no suficientes): primero nació el gobierno de Enrico Letta –del 28 de abril de 2013 al 21 de febrero-; luego el de Matteo Renzi -del 22 de febrero de 2014 al 12 de diciembre de 2016- y finalmente el de Paolo Gentiloni – del 12 de diciembre de 2016 al 1 de junio de 2018-.
En las últimas elecciones, en 2018, pasó algo parecido. Pero con la diferencia de que el gran ganador fue el M5E, que de todos modos, solo, no tenía los votos suficientes para gobernar. Su líder, Luigi Di Maio, nunca pudo concretar su sueño de ser primer ministro, pero sí viceprimer ministro del gobierno que finalmente logró formar, contra todos los pronósticos, al aliarse con la derechista Liga de Matteo Salvini. Ese experimento dio vida al primer gobierno populista de Europa. Como Di Maio y Salvini no se ponían de acuerdo en quién debía ser su primer ministro, este fue finalmente encabezado por el entonces desconocido abogado, Giuseppe Conte. Ese gobierno colapsó en agosto de 2019 por voluntad de Salvini que, por esos juegos de poder maquiavélicos de la política italiana, pasó a estar en la oposición cuando el M5E se alió con el PD para dar vida al denominado "Conte bis", el segundo gobierno de Conte. El inventor de esa alianza formada por dos partidos que se detestaban fue Matteo Renzi, que consideró que era mejor eso antes de que Salvini llegara al poder. Renzi semanas después creó Italia Viva, escindiéndose del PD. Con ese pequeño partido con 18 senadores y 30 diputados determinó la última "pazza" (loca) crisis política.
Fracaso de la democracia
Si bien los italianos, en otros momentos difíciles, tuvieron gobiernos técnicos o institucionales –en la década del 1990 con Azeglio Ciampi y Lamberto Dini, por ejemplo-, para los analistas esta vez la solución de un nuevo gobierno de emergencia, técnico-institucional, con Draghi, certifica el más extraordinario fracaso de la democracia parlamentaria de la historia reciente. Pese a los más de 89.000 muertos por coronavirus, la caída del PBI mayor desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (-8,8 en 2020), la pérdida de más 440.000 puestos de trabajo y la existencia de un fondo millonario que la Unión Europea decidió darle para volver a ponerse de pie, los partidos no se pusieron de acuerdo entre ellos. No pensaron en el país, en la necesidad de unidad, sino en sus rencillas personales, en sus cuotas de poder.
"Draghi en este momento es la solución perfecta, pero certifica la catástrofe de la clase política", resumió el filósofo Massimo Cacciari, en una entrevista con el diario La Stampa. Coincidió Claudio Tito, analista de La Repubblica, que destacó que "este sistema político puso en muestra sus defectos y dejó en claro que cayó en una oscuridad profunda" y concluyó: "antes que una crisis de gobierno, esta es una crisis del sistema de partidos".
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