Osama ben Laden, el terrorista que cambió el curso de la historia
Oculto, perseguido y en la clandestinidad. Así murió Osam ben Laden, el terrorista más buscado que fue abatido el pasado 2 de mayo por las fuerzas de Estados Unidos. Cómo jefe de la red Al-qaeda, se convirtió en uno de los hombres más famoso del planeta tras planear el ataque más mortífero de la historia, cómo fueron los atentados del 11-S, hoy hace una década.
Fue la bestia negra de Estados Unidos y creó una red global terrorista diseñada para seguir golpeando a Occidente más allá de la supervivencia de su propio líder. Aunque hostigado y refugiado en un lugar recóndito de Asia, Osama ben Laden siguió siendo la fuerza impulsora detrás de cada uno de los complots terroristas recientes de Al-Qaeda, según dicen los funcionarios norteamericanos, que citan como fuente su diario privado y otros documentos recuperados en la incursión de la semana pasada.
Se daba ya por descontado que Ben Laden vivía escondido en Paquistán -ya fuera en una cueva en la montaña o en una populosa ciudad- y que su control operativo de la organización Al-Qaeda había quedado limitado por el asedio de las fuerzas estadounidenses.
Con la creciente presión sobre su seguridad, que comenzó a sufrir entre 2009 y 2010, el terrorista de origen saudita buscó poner en práctica una estrategia de ataques de baja escala, más fáciles de orquestar y perpetrados por pequeñas células de simpatizantes y grupos afiliados a su red. Si bien seguía siendo la figura emblemática de Al-Qaeda, Ben Laden pasó de ser el líder de un grupo que organizaba y ejecutaba complejos ataques terroristas al responsable de una especie de centro de propaganda que cultivaba aliados para que pudieran realizar atentados de forma independiente.
Hasta que los Navy Seals lo mataron hace poco más de cuatro meses, Ben Laden ofreció escalofriantes consejos a los grupos de Al-Qaeda, desde Londres hasta Yemen: ataquen Los Angeles, no sólo Nueva York, escribió. Que los blancos sean trenes, así como aviones. Si es posible, que los ataques se concreten en fechas significativas, como el Día de la Independencia, el 4 de julio, y el en ese momento inminente décimo aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Con su larga barba gris, su cuerpo delgado y una expresión melancólica grabada en el rostro, Ben Laden se convirtió en uno de los personajes más conocidos del planeta. Su cara demacrada estaba tanto en sus videos de propaganda como en el sitio web del gobierno norteamericano, en el que se ofrecía un botín de 25 millones de dólares por su captura.
Ya sea señalado como un terrorista y asesino o como un reivindicador de la lucha de los musulmanes, Ben Laden cambió el curso de la historia. Estados Unidos y sus aliados se vieron obligados a reescribir sus doctrinas de seguridad. De un estilo de confrontación entre países durante la Guerra Fría se pasó a una batalla asimétrica global contra pequeñas células de militantes islámicos.
En mensajes remitidos a través de videos y audio durante los siguientes siete años, el líder de Al-Qaeda desafió a Washington y a sus aliados. Sus diatribas contra Occidente se referían tanto a Irak como a la política norteamericana, la crisis financiera y hasta el cambio climático.
Familia millonaria
Nacido en Arabia Saudita en 1957, el terrorista más buscado del mundo fue uno de los más de 50 hijos que tuvo Mohammed ben Laden, un acaudalado hombre de negocios que murió durante la infancia de Osama en un accidente aéreo.
Integrante de una familia que hizo su fortuna durante el boom de la construcción financiada con ingresos petroleros, Ben Laden fue un chico tímido y un estudiante promedio que obtuvo el título de ingeniero civil. Su ingreso en el islamismo militante comenzó cuando era un adolescente, en la década de 1970.
Lector voraz de literatura islámica, solía escuchar los sermones en La Meca. Según algunas versiones, se casó por lo menos cuatro veces y llegó a tener 25 hijos.
Poco después de que las tropas soviéticas invadieron Afganistán en 1979, Ben Laden recolectó fondos y se dirigió a la frontera afgana, donde comenzó a crear campos de entrenamiento de militantes islamistas para combatir a Moscú. En aquella época, los intereses de Ben Laden coincidieron con los de Estados Unidos. Pero no pasó mucho tiempo antes de que sus objetivos se alejaran de los de sus ocasionales aliados occidentales.
Ben Laden condenó la presencia en Arabia Saudita de tropas estadounidenses enviadas para rechazar a las fuerzas iraquíes de Kuwait en 1990. Poco después llamó a una jihad contra Estados Unidos.
En un mensaje en 2006 dejó en claro su determinación de no ser capturado: "Juro que no moriré de ninguna forma más que como un hombre libre".
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