Oprah Winfrey: "Cuando aprendas, enseña; cuando recibas, da"
La reina del talk show norteamericano repitió hasta el hartazgo esta enseñanza de la poeta Maya Angelou, su mentora
Cuando recomendó leer Anna Karenina, de Leon Tolstoi, la editorial Penguin salió a imprimir 800.000 ejemplares más que los que tenía previstos.
Cuando en plena crisis de la "vaca loca" anunció que nunca más comería una hamburguesa, los ganaderos de Texas la demandaron porque sus ventas se desplomaron (perdieron 12 millones de dólares).
Cuando decidió regalarle a cada una de las 276 personas que habían ido a la grabación de su programa un Pontiac G-6, General Motors registró 100.000 ventas adicionales del auto.
Durante casi 25 años, millones de norteamericanos siguieron a Oprah Winfrey con devoción absoluta. Gracias a ese poder similar al del rey Midas y su envidiable empatía, fue en su talk show que George W. Bush habló por primera vez de su alcoholismo, que Michael Jackson respondió a las acusaciones de pedofilia y que Tom Cruise le anunció al mundo que amaba a Katie Holmes.
En esa suerte de confesionario en vivo, también la propia Oprah, que vivió una infancia desdichada y una adolescencia truculenta, reveló sus dramas y sus miserias, sus pecados y sus adicciones. Pero a la hora de buscar consuelo y consejo, la reina de la televisión que le sumó más de un millón y medio de votos a Barack Obama en las elecciones de 2008 se refugiaba en una mujer tan excepcional como ella: Maya Angelou.
"Fue mi mentora, mi madre, mi hermana y mi amiga. Siempre estuvo ahí para mí, guiándome en algunos de los años más importantes de mi vida. El mundo la conoció como una poeta, pero en su corazón ella fue una maestra." Con estas palabras, Oprah despidió, en mayo pasado, a la incomparable escritora y activista negra, que murió a los 86 años.
Ambas se habían conocido en 1979, cuando Oprah, en ese entonces una desconocida presentadora de Baltimore, la entrevistó en su casa por cinco minutos. Ése fue el tiempo que Angelou le concedió de antemano. Y Winfrey no le robó ni un segundo más, a pesar de que era una gran admiradora suya.
Había crecido leyendo, amando, sus libros. "Leer a Maya en Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado -la primera autobiografía de Angelou- fue como encontrarme a mí misma. Sentí por primera vez, como joven negra que era, que mi experiencia era validada", contó alguna vez la presentadora.
La relación entre ambas recién floreció en 1984, cuando Angelou reconoció a Oprah en una calle de Chicago y se acercó a saludarla. Desde entonces, fueron inseparables. "Ella es la persona que puede compartir mis triunfos, reprenderme con duras verdades y tranquilizarme con palabras de consuelo cuando la llamo en mi más profundo dolor", contó en su programa, que se mantuvo en el puesto número uno de audiencia de Estados Unidos durante más de 20 años.
Tras sobrevivir a una infancia sin inocencia, durante la cual permaneció cinco años muda tras ser violada a los siete por el novio de su madre, Angelou tuvo una vida extraordinaria. Fue escritora y directora de cine, bailarina y cantante. Trabajó junto a Martin Luther King y Malcolm X. Vivió en El Cairo y en Accra. Recibió tres Grammy y la Medalla Presidencial de la Libertad, la máxima condecoración de Estados Unidos. Y hasta se dio el lujo de recitar uno de sus poemas en la inauguración presidencial de 1993 de Bill Clinton .
Lo que Oprah admiraba de ella, sin embargo, no eran sus laureles, sino su capacidad para la supervivencia; su habilidad para hacerse un lugar en mundos que hasta hace muy poco eran exclusividad de los hombres blancos educados.
Una supervivencia muy similar a la suya, que nació de una madre soltera nada menos que en Mississippi, donde tanta era la pobreza que hacía sus vestidos con bolsas de papas. De allí partió hacia Milwaukee, donde la miseria y los abusos se apoderaron de su cuerpo sin piedad. Ésa fue la infancia de Oprah. Ésa fue la infancia de Angelou.
"Ganó tres Grammy, hablaba seis idiomas y fue la segunda poeta de la historia estadounidense en recitar un poema en una inauguración presidencial. Pero lo que más destaco de Maya Angelou no es lo que hizo, lo que escribió o lo que dijo; es cómo vivió su vida", explicó Oprah luego de la muerte de su mentora.
"Se movía por el mundo con una calma inquebrantable, una confianza y una gracia feroz. Siempre será el arcoiris en mis nubes", agregó.
Uno de los mejores consejos que recibió de la poeta le llegó cuando le contó algunos de los errores que había cometido en sus 20. "Me dijo: «Eso fue cuando tenías 20. Ahora estás en tus 30. Cuando sabes mejor, haces mejor»", recordó Oprah.
Esa lección la liberó de su pesado pasado y le permitió juzgarse a sí misma ya no por quien había sido, sino por quien era y por quien quería ser.
La celebridad más poderosa del mundo según la revista Forbes, que ahora dirige su propia cadena de televisión, compartió con su legión de fans los consejos de Angelou durante años. Uno que repitió hasta el hartazgo, precisamente, era: "Cuando aprendas, enseña. Cuando recibas, da".
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