Operativo seducción: la sofisticada estrategia de los talibanes en las redes sociales
El grupo islamista tiene una intensa actividad en el ciberespacio con un discurso destinado sobre todo a la opinión internacional
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WASHINGTON.- Para ser un grupo que abraza vetustos códigos morales, los talibanes afganos han usado estrategias de redes sociales asombrosamente sofisticadas para acumular poder político, y ahora que ya están en el poder, para sostener públicamente que están listos para construir una nación moderna después de 20 años de guerra.
En sus miles de cuentas en Facebook, Twitter, Instagram —y en grupos de chat por WhatsApp y Telegram—, los seguidores del movimiento talibán suelen desafiar la imagen predominante que tiene de ellos Occidente, en tanto grupo intolerante, brutal y vengativo. Y esos mensajes nunca violan las cambiantes normas de gusto y contenidos con que esas plataformas suelen vigilar lo que postean los usuarios.
Esas tácticas para evitar ser amonestados evidencian tal grado de habilidad que los analistas creen que hay al menos una empresa de relaciones públicas asesorando a los talibanes sobre la mejor manera de instalar esos temas, impulsar su agenda de intereses, amplificar un mensaje que atraviese varias plataformas y generar imágenes y videos potencialmente virales, algo muy parecido a lo que hacen las campañas políticas o corporativas en todo el mundo.
En Afganistán circuló la imagen de un video que muestra a combatientes talibanes con uniforme camuflado y ametralladora en mano, mientras posan para la foto en una provincia del este, no lejos de Kabul, bajo un maravilloso cielo azul y rosado. La imagen va acompañada de un texto en pashtun y en inglés: “En una atmósfera de libertad”.
La distribución y circulación masiva de ese tipo de imágenes de propaganda habría sido básicamente imposible para un movimiento insurgente hace una generación, antes de que los teléfonos inteligentes, las conexiones a internet y los servicios gratuitos de redes sociales pusieran el ciberespacio al alcance de la mano de los afganos. Afganistán sigue rezagado en términos de internet, pero durante la última década la conectividad ha crecido exponencialmente, gracias a la avalancha de inversiones internacionales.
Público internacional
Pero el destinatario de gran parte, o incluso de la mayoría de los contenidos que suben los partidarios de los talibanes a las redes sociales es claramente el público internacional. Eso incluye a los afganos que viven en el exterior, a los potenciales seguidores extranjeros, y a los gobiernos de las desconfiadas potencias occidentales, que desde la invasión liderada por Estados Unidos para derrocar a los talibanes en 2001, invirtieron billones de dólares para fomentar una democracia duradera de estilo occidental en Afganistán.
La movida queda clara en el sitio web oficial el movimiento talibán en Afganistán, que tiene versiones en pastún, persa darí, árabe, urdu e inglés: de todos esos idiomas, solo los dos primeros son reconocibles para la inmensa mayoría de los afganos.
Desde hace unos meses hay un auge de mensajes online que muestra una versión más amable y tranquilizadora de los talibanes, cuya bestialidad fue notoria durante su anterior gobierno, con ejecuciones masivas, normas morales aplastantes y la exclusión de las mujeres de las escuelas y lugares de trabajo.
“El Emirato Islámico ya impartió la orden a sus mujahidines: nadie puede entrar en casa de nadie sin tener permiso”, tuiteó el domingo uno de los voceros talibanes, Suhail Shaheen. “Nadie debe dañar la vida, la propiedad y el honor de nadie, y los mujahidines están ahí para protegerlos”. Shaheen tiene más de 350.000 seguidores en Twitter.
“El movimiento talibán de hoy es un gran conocedor de la tecnología y las redes sociales, y no se parece en nada al grupo que era hace 20 años”, dice Rita Katz, directora ejecutiva de SITE Intelligence Group, que monitorea el extremismo en las redes.
Los analistas advierten que las afirmaciones de un talibán más evolucionado y tolerante no deben tomarse al pie de la letra en un momento en que ese movimiento que una vez acogió a Osama ben Laden y Al-Qaeda intenta reinsertarse en un mundo que desconfía. Los talibanes abrazan una noción profundamente recalcitrante del islam, que hace que muchos afganos con puntos de vista más modernos intenten huir despavoridos de su país por cualquier medio posible.
Al mismo tiempo, la capacidad de los talibanes y sus partidarios para operar en las redes sin violar las reglas de empresas como Facebook, Twitter y YouTube deja a Silicon Valley en el ojo de la tormenta de las contracorrientes políticas: en Estados Unidos, los conservadores exigen saber por qué el expresidente Donald Trump ha sido prohibido en Twitter, mientras que varios reconocidos talibanes siguen operando libremente en las redes.
La respuesta, dicen los analistas, tal vez simplemente sea que las publicaciones de Trump desafiaron durante años las reglas de la plataforma contra los discursos de odio y la incitación a la violencia. Los talibanes de hoy, por lo general no lo hacen. “Queda claro que los talibanes se cuidan mucho de respetar las políticas de contenido de las redes sociales, y al menos por ahora no cruzan los límites que cruzó Trump”, dice Katz.
Sin embargo, “eso no significa en absoluto que los talibanes no deban ser eliminados de las redes sociales, porque las olas de propaganda y mensajes que están difundiendo, por admisibles como puedan parecer según los estándares de política de contenidos, alimentan un movimiento militante islamista global que en estos días se siente envalentonado y es extremadamente peligroso”, advierte Katz.
Versiones divergentes
El desafío para las empresas tecnológicas norteamericanas se termina de complicar por el cambio geopolítico que implica la toma del poder de los talibanes, que hasta genera versiones divergentes dentro del propio gobierno de Estados Unidos. Si bien el Departamento de Estado clasifica a los talibanes paquistaníes como una organización terrorista extranjera, a los talibanes afganos no le aplica la misma etiqueta. Por otra parte, sin embargo, el movimiento talibán afgano sí figura como una entidad sancionada por los dictámenes de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
En base a esos dictámenes, Facebook ha designado a los talibanes como “organización peligrosa”, clasificación que los habilita a eliminar eventualmente sus cuentas, sin importar el contenido de las publicaciones específicas. Esta semana, de hecho, Facebook cerró una popular línea directa que los talibanes habían establecido en WhatsApp, propiedad de la misma red social, habilitada supuestamente por los talibanes para que las personas informaran sobre incidentes de violencia, saqueos y otros ataques.
Daniel Knowles, corresponsal extranjero de la revista The Economist, dijo por Twitter que esas configuraciones de WhatsApp eran comunes ya antes de que los talibanes tomaran el poder. “Lamento no haber escrito hace tiempo sobre estas líneas de ayuda de WhatsApp”, tuiteó Knowles después de que el Financial Times informó el cierre de esa línea. “Pero cuando me enteré, no eran líneas telefónicas de ayuda, sino más bien el contacto de algún talibán de la localidad que se ofrecía a ir hasta el lugar a resolver cualquier disputa. Ellos gobiernan así”.
Una fuente interna de Facebook que habló bajo condición de anonimato dijo que la empresa sabe que las sanciones estadounidenses datan de la época del presidente George W. Bush y que han pedido asesoramiento adicional de la OFAC. Ya en el pasado, para casos especiales, la OFAC tuvo que hacer excepciones en las listas de sanciones.
En base a los mismos dictámenes y sanciones vigentes, YouTube también dijo que seguirá eliminando cuentas “consideradas propiedad de los talibanes afganos y operadas por ellos”.
Pero Twitter y algunas otras plataformas están permitiendo que los talibanes afganos tengan más libertad de acción, ya que no elimina las cuentas que aseguran hablar en nombre del movimiento. Y en sus declaraciones públicas, los funcionarios estadounidenses se han ocupado de señalar que la Casa Blanca no ha tomado ninguna decisión sobre el reconocimiento o no del nuevo gobierno talibán de Afganistán.
A juzgar por su estrategia de redes de los últimos meses, los talibanes están desplegando un “operativo seducción”, incluidas las conciliadoras promesas públicas de indultar a quienes colaboraron con los norteamericanos y alentando a las personas con formación profesional a no abandonar el país. Para la conferencia de prensa del martes, el vocero Shaheen convocó a una periodista mujer y a varios periodistas de medios internacionales.
Pero los analistas siguen desconfiando de ese nuevo envoltorio que se han fabricado los talibanes a través de un inteligente uso de las redes sociales. “Mejor desconfiar ahora que tener que arrepentirse después”, dice Emerson Brooking, del Laboratorio Digital Forense del Consejo Atlántico, un grupo de expertos con sede en Washington.
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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