Ómicron ya se habría propagado por Nueva York y EE.UU. antes de recibir ese nombre
Los primeros contagios se detectaron luego de una convención de animé japonés realizada en la ciudad el fin de semana anterior a la identificación de la variante sudafricana
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NUEVA YORK.- Llevaban pelucas fluorescentes, capas con borlas doradas, botas con plataforma que les llegaban a la altura de las rodillas, y alas con plumas pegadas a la espalda. Vestidos como sus personajes favoritos o simplemente con ropa informal, los 53.000 asistentes llenaron la principal sala de exposiciones de Manhattan durante tres días de noviembre para celebrar su amor por el animé japonés.
Entre la multitud estaba Peter McGinn, un analista de atención médica de Minéapolis. McGinn participó en paneles, charló con desconocidos sobre su podcast dedicado al animé y a la noche cantó en un karaoke con amigos. Después de tomarse el avión de regreso a Minéapolis, McGinn se enteró de que un amigo de Carolina del Norte que había asistido de la convención acababa de dar positivo de coronavirus. En los días siguientes, muchos otros de sus amigos de la convención también dieron positivo. McGinn, que tenía tos y se sentía cansado, se hizo el hisopado: también tenía el virus.
Eso sucedió el 23 de noviembre, un día antes de que muchos científicos se enteraran de que en el sur de África estaba circulando una nueva variante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ni siquiera le había puesto el nombre de ómicron. Pero aunque no había sido detectada, ya estaba presente en Estados Unidos.
Eso quedó demostrado la semana pasada, cuando las autoridades de salud de Minesota examinaron las muestras de virus de un lote de testeos recientes. Uno de ellos -el de McGinn- mostraba las mutaciones distintivas de la variante ómicron.
Su contagio, que fue anunciado el jueves por las autoridades sanitarias de Minesota, es el primer caso conocido de propagación comunitaria de ómicron dentro de Estados Unidos. “Básicamente, soy el paciente cero”, dijo McGinn el viernes en una entrevista desde Minéapolis, y se sigue preguntando cómo se contagió. “Es un misterio.”
Tal vez nunca lo sepa. El anuncio se realizó más de 10 días después de la finalización de la convención: a las autoridades sanitarias se les escapó la tortuga, y nunca se dieron cuenta de que la carrera contra ómicron ya había comenzado.
Los funcionarios de salud de la Ciudad de Nueva York enviaron decenas de miles de correos electrónicos y mensajes de texto a los asistentes de la convención instándolos a hisoparse. Pero hasta ahora las autoridades no han confirmado ningún caso de transmisión de ómicron en la convención de animé de Nueva York, celebrada del 19 al 21 de noviembre.
Es posible que la convención haya contribuido poco a la propagación de ómicron. Pero lo más probable, una vez más, es que el virus esté adelantándose a la respuesta de las entidades de salud pública, que simplemente no pueden seguirle el paso. (El sábado, funcionarios de Connecticut dijeron que un hombre de unos 60 años contrajo la variante ómicron a fines de noviembre, días después del regreso de un familiar suyo que había asistido a la convención de animé.)
Dos años de testeos
En los casi dos años desde que empezó a circular el nuevo coronavirus, Estados Unidos desarrolló más capacidad de testeos que cualquier otro país, y actualmente analiza la secuencia genómica de cerca del 14% de los PCR positivos, para buscar mutaciones y detectar variantes.
Algunos municipios como la Ciudad de Nueva York y estados como Massachusetts crearon mecanismos de rastreo de contactos a gran escala. La mayor parte de la población de Estados Unidos –el 60%– está vacunada. Hace apenas unas semanas, antes de que se detectara la variante ómicron, la esperanza generalizada era que la pandemia estaba cediendo, al menos en el país. Para ingresar a la convención de animé en el Centro Javits, la gente mostraba el documento de vacunación requerido y circulaba con tranquilidad.
Pero el desembarco y la propagación de ómicron quedaron tapadas por las decenas de miles de nuevos contagios de la variante delta que se detectan a diario en Estados Unidos. Muchos contagios de coronavirus son asintomáticos o solo tienen síntomas menores, de modo que escapan del radar.
De hecho, todavía no queda claro si la convención de animé fue un evento un evento de supercontagio o no lo fue. “No hemos encontrado evidencias de transmisión generalizada en la convención”, escribió Adam Shrier, vocero del Cuerpo de Testeo y Rastreo, el programa de rastreo de contactos de la Ciudad de Nueva York.
Tampoco queda claro si McGinn se contagió en la convención o de otra persona, pero lo cierto es que pasó los días y las noches siguientes con personas que habían asistido al evento.
McGinn dijo que de las casi 30 personas con las que recuerda haber socializado en la Ciudad de Nueva York, casi la mitad dio positivo de coronavirus. Sin embargo, ninguno de los estados donde viven esas personas informó que alguna de esas personas también haya tenido la variante ómicron.
Es mucho lo que todavía se desconoce de la ómicron, como por ejemplo, cuál es su grado de letalidad, o hasta qué punto es efectiva la protección de las vacunas de Covid contra la nueva variante. Pero los epidemiólogos ya están hablando nuevamente de tener que “achatar la curva” con medidas de prevención social y el uso de barbijo. Piden que se tomen medidas ahora para evitar que se repitan los errores cometidos en marzo de 2020, cuando los funcionarios de Nueva York se demoraron en comprender la velocidad con la que el virus se estaba propagando por toda la ciudad.
Más casos de ómicron
En los últimos cuatro días, el programa de secuenciación del genoma de Nueva York detectó siete casos de ómicron en vecinos de la ciudad, aunque las autoridades sanitarias suministraron poca información al respecto. “Creemos que ninguno de esos casos está relacionado con la reciente convención de animé en el Centro Javits”, señaló la oficina del gobernador en un comunicado del sábado a la mañana.
El programa de vigilancia para el monitoreo de variantes de Nueva York es bastante confiable, pero refleja los resultados con cierto retraso, al igual que cualquier otro programa similar. Por lo general, se tarda entre cuatro y ocho días desde que se toma la muestra en el hisopado hasta que se identifica la variante que causó la infección. Eso significa que un aumento alarmante de nuevos casos hoy, en realidad refleja los contagios de la semana pasada.
El caso de McGinn es un buen ejemplo de las dificultades del rastreo de contactos. McGinn tomó un vuelo al aeropuerto de La Guardia el 18 de noviembre, entusiasmado de encontrarse con otros fans del animé y empaparse de Nueva York. Fue a cenar y a tomar algo, se alojó con dos amigos en un Airbnb en el barrio de Hell’s Kitchen, y el sábado a la noche cantó en un karaoke en Koreatown. Durante el día, asistió a la conferencia de animé en el Centro Javits.
Había un ambiente alegre, con la sensación de un reencuentro gigantesco. El “Callejón de los artistas”, donde se presentaban artistas de animé, estaba tan congestionado que una asistente, Lucy Camacho, de 23 años, dijo que “era como la Estación Pensilvania en hora pico”.
Tian Chang, de 29 años, una de las artistas, dijo que al principio se sentía segura del Covid-19, ya que muchos asistentes llevaban tapabocas, como exigía la convención. Sin embargo, su preocupación fue creciendo a medida que el gentío aumentaba. Chang recuerda haber visto “una explosión de asistentes”, con “aglomeraciones en algunos lugares”. Desde su mesa, veía que la gente se sacaba el barbijo para comer, charlar con amigos o tirarse a dormir una siesta en un rincón vacío.
Los organizadores del evento dijeron que McGinn podría haber contraído ómicron en otro lugar. “Es simplemente una persona que estuvo en nuestro evento”, dice Kelly Comboni, presidenta de Left Field Media, empresa organizadora de Animé NYC. “En nuestro evento no se han reportado contagios masivos.”
McGinn dijo que no tiene idea de cómo ni dónde se contagió.
En la noche del 1º de diciembre, las autoridades de salud de Minesota estaban convencidas de que un conjunto de muestras que recientemente habían mandado a analizar por mutaciones incluían el primer caso de ómicron. Una investigadora del caso, Kathy Como-Sabetti, llamó a McGinn para saber quiénes habrían estado expuestos a la nueva variante. McGinn le habló de la convención de animé y de la multitud de asistentes. “Ahí me di cuenta de que el panorama era diferente”, dice Como-Sabetti.
Los funcionarios de Minesota llamaron inmediatamente al Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York para comunicar las malas noticias. “Se lo tomaron con mucha calma”, dice Como-Sabetti.
El médico Ted Long, que supervisa el Cuerpo de Testeo y Rastreo de la Ciudad de Nueva York, dice que tenía noticias de que cinco vecinos neoyorquinos que asistieron a la convención también habían dado positivo. Esas cinco personas fueron a hisoparse, dieron resultado positivo, y cuando recibieron el llamado de los rastreadores de contactos, mencionaron la convención de animé. Pero Long no sabe si habían contraído la nueva variante ómicron o la delta, que en Nueva York es responsable del actual auge de casos, que superan los 1500 nuevos contagios diarios tan solo en esa ciudad.
Por Joseph Goldstein, Julie Bosman, Kimiko de Freytas-Tamura y Roni Caryn Rabin
(Traducción de Jaime Arrambide)
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