Olaf Scholz, el socialdemócrata austero que quiere suceder a la canciller
Sin hacer ruido y aprovechando los errores de sus adversarios, este hombre está en condiciones de suceder a Angela Merkel de la que quiere ser el único heredero
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BERLÍN.- Vicecanciller y ministro de Finanzas del gobierno, el moderado socialdemócrata Olaf Scholz se ha convertido en el favorito para tomar las riendas de Alemania siguiendo una estrategia simple: presentarse como el verdadero heredero de Angela Merkel.
Objeto de burlas por su talante austero y sus discursos en tono de autómata que le valieron el sobrenombre de “Scholzomat”, el exalcalde de Hamburgo logró a pesar de todo posicionarse delante de sus rivales para las elecciones del domingo.
Sin hacer ruido y aprovechando los errores de sus adversarios, este hombre al que el semanario Der Spiegel presenta como “la encarnación del aburrimiento en política” está en condiciones de suceder a Angela Merkel de la que quiere ser el único heredero, cultivando un mimetismo hasta en los gestos.
Una estrategia que ha dejado fuera de juego a su rival conservador Armin Laschet, que es quien debería haber asumido ese papel ya que lidera el partido de la canciller, la CDU.
La recuperación del partido SPD, que parecía descartado a principios de año, es una sorpresa en un país donde los votantes de izquierda quedaron desencantados por la flexibilización del mercado de trabajo adoptada hace una veintena de años por el mentor de Scholz, Gerhard Schröder, y por la política de austeridad presupuestaria defendida por el actual candidato en su función ministro.
Socialdemócrata de tendencia centrista, Scholz, de 63 años, sustituyó en 2018 como ministro de Finanzas al democristiano ortodoxo Wolfgang Schaüble.
El ministro rompió con el tono a menudo tajante y moralizador de su antecesor, especialmente ante países del sur de Europa considerados laxistas, pero no desbarató su rigurosa gestión financiera.
El final de la austeridad
A nivel local, el exalcalde casado con una militante del SPD, pudo parecer dispendioso al hacer de la niñez y de la vivienda social las prioridades de su mandato en Hamburgo.
Pero aunque disparó el presupuesto de la ciudad que gobernó entre 2011 y 2018, como ministro se aferró a su credo: “No se da lo que no se tiene”.
Su postura centrista lo llevó a quedar marginado por un tiempo en su propio partido.
En 2019, Scholz se propuso para liderar el SPD, pero los militantes escogieron a dos casi desconocidos claramente más a la izquierda.
Sin embargo, Scholz logró recuperar terreno con la pandemia, cuando no dudó en romper con la ortodoxia presupuestaria.
Tras una década de acumular excedentes, Alemania contrajo miles de millones de euros en nuevas deudas desde 2020, en detrimento de sus estrictas reglas constitucionales.
“Todo eso es caro, pero no hacer nada sería aun más caro”, insistió Scholz, opuesto a la reducción del impuesto sobre grandes fortunas prometida por los conservadores y favorable a un aumento del salario mínimo.
Pese a su derrota de 2019, el SPD, uno de los partidos más antiguos de Europa, escogió a Scholz como su candidato para septiembre, rechazando las acusaciones de laxismo en la sonada quiebra de la sociedad financiera Wirecard.
Comienzos
Nacido en Osnabruck el 14 de junio de 1958, Olaf Scholz se unió al SPD a los 17 años. Entonces tenía cabello largo y coqueteaba con las ideas más de izquierda del partido.
Más bien calvo en la actualidad, se hizo abogado especialista en derecho laboral y en 1998 fue elegido diputado.
Como secretario general del SPD (2002-2004), Scholz tuvo que explicar todos los días ante las cámaras el detalle de las impopulares reformas liberales del entonces canciller Schröder.
Ich bin Olaf Scholz, Kanzlerkandidat der @spdde. Mit Dir will ich unser Land nach vorn bringen: Für bezahlbaren Wohnraum, stabile Renten, faire Löhne für alle und eine moderne, klimaneutrale Wirtschaft. Das ist soziale Politik für Dich. Und das packe ich an. pic.twitter.com/2L8hdeGwz6
— Olaf Scholz (@OlafScholz) August 6, 2021
Tras una serie de derrotas electorales, Scholz debió ceder en 2004 su puesto de secretario general, antes de volver en 2007 como ministro de Trabajo.
Con Merkel, que lo apoyó en 2017 cuando enfrentó llamados a renunciar tras las violentas manifestaciones durante la cumbre del G20 en Hamburgo, mantenía una relación de confianza.
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