Ola de repudio a Trump por abrirle la Casa Blanca a la extrema derecha
Nombró como uno de sus principales asesores a Steve Bannon, su jefe de campaña; está acusado de inflamar el discurso xenófobo en un polémico sitio; el presidente electo empieza a buscar un equilibrio con los republicanos
NUEVA YORK.- Una semana después de prometer que será presidente para "todos los norteamericanos", Donald Trump desató una ola de repudio al nombrar a Stephen Bannon, su jefe de campaña, acusado de ser racista y antisemita, como su principal asesor en la Casa Blanca.
El equipo de transición de Trump anunció anteayer que Bannon, antiguo CEO de Breitbart News, un inflamatorio portal de noticias ultraderechista, será el consejero principal y jefe estratega de Trump. Reince Priebus, presidente del Partido Republicano, asumirá como jefe de Gabinete.
El doble nombramiento es el primer ensayo de un equilibrio "trumpiano": Trump ofreció un guiño al establishment republicano en Washington, al que pertenece Priebus, y arropó a la revuelta populista contra ese mismo establishment que lo llevó a la Casa Blanca, a la que Bannon supo interpretar como pocos.
El equipo de Trump prometió que ambos "trabajarán como socios igualitarios para transformar el gobierno federal".
Espantados, demócratas, organizaciones civiles y medios progresistas rechazaron con dureza el nombramiento de Bannon, mano derecha de Trump en la campaña, al acusarlo de ser misógino, racista y antisemita, y remarcar su vínculo con el movimiento llamado la "derecha alternativa", heredero del supremacismo blanco. Muchos republicanos optaron por el silencio, otros relativizaron las acusaciones, y el círculo de Trump lo defendió a capa y espada. Líderes supremacistas celebraron la noticia. "Ha sido el general de la campaña", lo definió Kellyanne Conway ante periodistas, en la entrada de la Torre Trump, nueva sede del poder político de Estados Unidos. Conway negó todas las acusaciones contra Bannon y lo calificó como un "estratega brillante".
Antiguo oficial de la marina, graduado con honores en la Escuela de Negocios de Harvard y ex Goldman Sachs, Bannon, de 62 años, se convirtió en agosto en el líder de la campaña de Trump. En ese entonces era el CEO de Breitbart, un sitio de noticias señalado como la "plataforma de la derecha alternativa". Ahora tendrá un rol en la Casa Blanca similar al de John Podesta con Bill Clinton, Karl Rove con George W. Bush o David Axelrod con Barack Obama.
"Es un día triste cuando un hombre que presidió el sitio predilecto de la derecha alternativa, un tejido suelto de nacionalistas blancos, antisemitas descarados y racistas, va a ser un alto funcionario", dijo Jonathan Greenblatt, CEO de la Liga de Antidifamación, una organización internacional dedicada a luchar contra el antisemitismo. "Es increíblemente descorazonador", agregó Richard Cohen, presidente del Southern Poverty Law Center, la principal organización que lucha contra el odio y la discriminación en Estados Unidos. "Trump dijo que iba a ser presidente para todos los norteamericanos, y ahora vemos que hace lo opuesto, nombrando a alguien que le ha dado una plataforma a la derecha alternativa", agregó.
El Consejo de Relaciones Islámico-Americanas, una organización que promueve el entendimiento del islam, acusó a Bannon de instigar miedo y difundir historias "racistas, antiinmigrantes y antiislámicas". Entre otras historias, Breitbart acusó a Obama de "importar musulmanes que odian".
El nombramiento de Bannon llegó en medio de la alarma por un azote de crímenes de odio en el país desde la elección presidencial. Ayer, el FBI informó que los crímenes de odio aumentaron el año último un 7% respecto del año anterior debido a un aumento de los ataques contra musulmanes. Trump prometió en la campaña prohibir el ingreso de musulmanes al país, los vinculó con el terrorismo y prometió cerrarle las fronteras a los refugiados. Además llamó a los mexicanos "violadores" y "criminales".
En el Congreso, la cúpula demócrata denostó a Bannon, mientras que legisladores republicanos optaron por focalizarse en el nombramiento de Priebus, de 44 años, un insider oriundo de Wisconsin, que les garantiza acceso a la Casa Blanca y a la agenda diaria del futuro mandatario.
"La elección del presidente electo Trump de Steve Bannon como su asesor principal indica que los blancos supremacistas estarán representados al máximo nivel en la Casa Blanca de Trump", advirtió Adam Jentleson, vocero del líder demócrata del Senado, Harry Reid.
Lindsey Graham, uno de los senadores republicanos de mayor trayectoria, que compitió en las primarias presidenciales, dijo que "no existe una mejor persona" que Priebus para representar a Trump. El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, de tensa relación con Trump, dijo en Twitter sentirse "orgulloso y entusiasmado" por su "amigo". Cuando le preguntaron por Bannon, durante una entrevista con un programa de radio de Janesville, su ciudad natal en Wisconsin, Ryan intentó poner paños fríos al repudio. "Hay mucha histeria e hipérbole", matizó Ryan. "Le diría a la gente que nada más se relaje. Las cosas van a estar bien", dijo.
Pero también hubo republicanos espantados. "La extrema derecha fascista y racista está representada a pasos de la Casa Blanca", advirtió John Weaver, estratega de la fallida campaña presidencial del senador republicano por Ohio, John Kasich.
El supremacismo blanco celebró la noticia. David Duke, antiguo líder del Ku Klux Klan, dijo que el nombramiento de Bannon era "excelente". Richard Spencer, presidente del Instituto de Política Nacional, autodenominado "el Karl Marx de la derecha alternativa", escribió en Twitter que Bannon estará liberado para "trazar la trayectoria macro de Trump".
Priebus, que llevará las riendas del día a día del gobierno de Trump y tendrá el difícil rol de ser el puente entre Trump y el Congreso, optó por ir un poco más allá y elogió a Bannon durante una entrevista con la cadena Fox, canal predilecto de los republicanos. "El Steve Bannon que yo conozco es un tipo que realmente está en la misma página en casi todo en lo que yo estoy de acuerdo al asesorar a Trump. Fue una fuerza positiva en la campaña", lo ponderó. Guardó dos elogios más para el final de su frase: "Es sabio e inteligente".
Del editor: ¿cómo sigue? Si para Obama ya era duro entregar el mando a Trump, dejar la Casa Blanca a supremacistas blancos debe ser intolerable.
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