Es la tercera ciudad más grande de Ucrania y tiene un gran valor histórico y cultural para Rusia
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Es la tercera ciudad de Ucrania y tiene el puerto comercial marítimo más grande del país. Ahora enfrenta la amenaza de las fuerzas rusas. Capturar esta ciudad cosmopolita sería un importante triunfo para Vladimir Putin. Y es que Odesa tiene un gran valor simbólico: ocupa un importante lugar en la historia y la cultura de Rusia.
Ubicada en el suroeste del país, en la costa noroeste del Mar Negro, esta ciudad de más de un millón de habitantes es un centro cultural multiétnico y un importante núcleo turístico y de transporte. A veces se la llama “la perla del Mar Negro”, quizás por su arquitectura histórica que tiene un estilo más mediterráneo que ruso y también una fuerte influencia francesa e italiana. Los observadores aseguran que Odesa es un lugar muy diferente de Kiev o otras ciudades ucranianas.
Ciertamente la ciudad sigue teniendo fuertes raíces rusas. Fue fundada en 1794 por un decreto de Catalina la Grande y durante el siglo XIX fue la cuarta ciudad más grande de la Rusia imperial. Y fue escenario de violentas batallas.
El “comienzo” de la revolución
En 1905, Odesa fue lugar de un levantamiento obrero, apoyado por la tripulación del acorazado ruso Potemkin, que culminó con la muerte de cientos de ciudadanos. El Potemkin, igual que en muchos otros de los barcos de la Armada rusa, estaba lleno de sentimiento revolucionario y animosidad hacia la clase de oficiales aristócratas.
En junio de 1905 la tripulación organizó un motín tras desacuerdos por la comida. En realidad los amotinados planeaban apoyar a los marinos de otros barcos y a la clase obrera general en una revuelta que empezaba a tener lugar en Rusia para quitar del trono al zar Nicolás II.
Enfurecido por el motín, el capitán del barco ordenó ejecutar a treinta soldados y esto condujo a un violento enfrentamiento que culminó con los amotinados tomando control del Potemkin y la muerte a tiros del capitán.
El barco entonces se dirigió al puerto de Odesa, que estaba también sumida en protestas masivas y huelgas de los trabajadores. Los amotinados planeaban abastecerse allí para después llevar su “revolución” a la Rusia continental. Pronto los ciudadanos de Odesa comenzaron a expresar su apoyo y a organizar protestas.
Pero la noticia llegó a Nicolás II y éste ordenó sofocar la revuelta. Los militares entraron en el puerto y después de inmovilizar a la multitud comenzaron a disparar indiscriminadamente.
Al final, unos 1.000 habitantes de Odesa yacían muertos en las calles. El evento fue después inmortalizado en la famosa película de Sergei Eisenstein de 1925 “El acorazado Potemkin”, que incluye una escena en la que cientos de ciudadanos de Odesa son asesinados en la gran escalera de piedra que conecta el casco viejo de la ciudad con la zona portuaria del Mar Negro.
Es por esto que la escalera ahora es conocida como “la escalera Potemkin”. Pero en realidad, la verdadera “masacre de Odesa” de 1905 no ocurrió allí sino en las calles cercanas.
Ciudad “heroica”
Otra sangrienta batalla tuvo lugar en 1941, cuando tropas rumanas y alemanas la asaltaron. La defensa de la ciudad duró 73 días y murieron entre 40.000 y 60.000 soviéticos. Acabó recibiendo el título de ciudad “heroica” de la URSS. Parte de la defensa durante la Segunda Guerra Mundial, de hecho, se hizo bajo tierra gracias a las numerosas galerías subterráneas construidas inicialmente para sacar piedra caliza.
Se calcula que hay más de 2.500 km de túneles en la ciudad y estos fueron utilizados por los soldados soviéticos para defenderla. Después de la batalla de Odesa, la ciudad fue ocupada por las potencias del Eje. Unos 25.000 habitantes fueron asesinados y más de 35.000 deportados, en lo que llegó a conocerse como la Masacre de Odesa.
Hasta esa década de 1940, Odesa tenía una enorme población judía. Pero muchos fueron deportados a los campos de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente el grupo étnico más numeroso fueron los rusos. Hoy la ciudad también alberga otras nacionalidades y grupos étnicos minoritarios, incluidos albaneses, armenios, azeríes, tártaros de Crimea, búlgaros, georgianos, griegos, judíos, polacos, rumanos y turcos, entre otros.
Actualmente, como reveló un sondeo municipal en 2021, publicado por el International Republican Institute, un centro de estudios en EE.UU., el 68% de la población de Odesa es de origen ucraniano y el 25% de origen ruso. Pero a pesar de esa mayoría ucraniana, la mayor parte de la población habla ruso en casa.
Valor especial
Para Vladimir Putin esta ciudad multiétnica tiene un valor especial. Aunque militarmente no es tan importante como la península de Crimea, que Rusia se anexó en 2014, Putin habló con nostalgia sobre la reconstitución de “la Nueva Rusia” de la era imperial, una región a lo largo del Mar Negro centrada en Odesa.
En uno de sus discursos antes de la invasión, Putin mencionó específicamente lo que ocurrió en Odesa en mayo de 2014, cuando casi 50 manifestantes, en su mayoría prorrusos, murieron en la ciudad tras enfrentamientos con nacionalistas ucranianos. En su airado discurso de febrero transmitido por televisión, Putin dijo que Rusia conocía los nombres de los responsables de la tragedia de mayo de 2014 y que “haría todo lo posible para castigarlos”.
Los eventos de 2014 estallaron después de que grupos prorrusos coordinados en varias ciudades tomaron edificios del gobierno. En Odesa, los nacionalistas ucranianos respondieron atacando una marcha prorrusa, lo que culminó en un incendio en el edificio de un sindicato donde murieron 48 personas, la mayoría activistas prorrusos.
Los eventos fueron rápidamente aprovechados por el Kremlin para construir su narrativa de una “Ucrania fascista”. Los hechos también dividieron profundamente a los habitantes de Odesa.
Boris Khersonsky, poeta, psicólogo y filósofo de 72 años, le dijo a The Guardian que “perdió más de la mitad” de sus amigos cuando decidió tomar una posición incondicionalmente pro-Ucrania. En las dos últimas semanas, tras el inicio de la invasión rusa a Ucrania, Odesa se vio radicalmente transformada.
Y ya no se ven multitudes en sus museos ni subiendo las Escaleras Potemkin. Tampoco hay visitantes en su más famosa atracción turística, el Teatro de la Ópera. El Museo de Bellas Artes de Odesa, que alberga 10.000 obras de arte del siglo XVI en adelante, incluidas las de uno de sus ciudadanos más ilustres, el pionero del arte abstracto, Wassily Kandinsky, también cerró sus puertas.
Su directora, Oleksandra Kovalchuk, huyó a Bulgaria por el bien de su hijo de un año, una decisión que la dejó “terriblemente contrariada”.
“Me siento como una traidora”, le dijo a la BBC. “Decepcioné a mi personal. Por supuesto que me siento culpable por ello. El Museo de Bellas Artes de Odesa fue como un hijo para mí durante muchos años, así que básicamente fue una decisión sobre qué hijo quieres abandonar y decidí que estoy obligada a cuidar de mi hijo pequeño”.
Kovalchuk asegura que, igual que ocurrió en casi todos los otros museos en Ucrania, “los trabajadores se quedan a dormir, permanecen durante días para estar cerca del arte, para poder tomar algunas decisiones de última hora” y mantener las colecciones a salvo. Por ahora los videos desde la ciudad muestran un centro histórico sellado con sacos de arena, alambre de púas y soldados armados.
Muchos habitantes de Odesa no pueden creer que Vladimir Putin lance un ataque a esta ciudad unida a Rusia con profundos lazos familiares y culturales. Pero en los últimos días se vieron a los buques de guerra rusos cerca de las playas de la ciudad y ahora los residentes se están preparando para lo peor.
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