Obama reconoció en la cumbre que está latente la amenaza del "terrorismo nuclear"
Pidió hacer todo lo posible para evitar que Estado Islámico obtenga armas atómicas
WASHINGTON.- Reunidos en una gran mesa redonda, líderes mundiales celebraron los avances hacia una mayor seguridad nuclear, pero dejaron al descubierto las dificultades para cumplir con la promesa de alcanzar "un mundo sin armas nucleares", además de reconocer el peligro latente -pese a los progresos- de un ataque terrorista que deje miles de muertos con una bomba.
El presidente Barack Obama, anfitrión y creador de la Cumbre de Seguridad Nuclear, que ayer cerró su cuarto y último encuentro en esta ciudad, elogió el trabajo conjunto de los países que permitió un "progreso significativo" para reducir el riesgo de que grupos como Estado Islámico (EI) o Al-Qaeda logren hacerse una bomba nuclear o una "bomba sucia".
Pero Obama también reconoció que "la amenaza de terrorismo nuclear persiste", y que aún queda bastante trabajo por delante para garantizar la seguridad del material nuclear de programas civiles, en hospitales o universidades, y programas militares en decenas de países para impedir que los terroristas obtengan una bomba.
"No hay duda de que si estos locos llegan a poner sus manos sobre una bomba nuclear o sobre material nuclear, lo usarían para matar a tantas personas inocentes como sea posible", advirtió Obama, al abrir el plenario de la cumbre. "No podemos ser complacientes. Tenemos que seguir construyendo sobre nuestro progreso", agregó.
Lo escuchaban jefes de Estado, cancilleres y funcionarios de 52 países, incluido Estados Unidos, reunidos en el Centro de Convenciones de Washington, fuertemente vallado y custodiado por la policía y el Servicio Secreto.
Entre ellos estaba Mauricio Macri, que llegó por primera vez a Washington como presidente argentino para participar de la alta arena internacional (ver página 16). Macri ratificó el compromiso de la Argentina con "la arquitectura de seguridad global" y el uso pacífico de la energía nuclear, y pidió "profundizar la cooperación" para combatirlo.
La cumbre fue una iniciativa de Obama para concretar su visión de "un mundo sin armas nucleares" que ofreció en su histórico discurso de Praga, en 2009. Esa agenda, que propuso al inicio de su presidencia, le valió el Premio Nobel de la Paz al año siguiente. Es, desde ya, un objetivo ambicioso, del cual el mundo, en las palabras del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, aún está "muy lejos".
Además del arsenal en manos de un puñado de potencias nucleares -sobre todo, Estados Unidos y Rusia-, aún existen unas 2000 toneladas de material nuclear en programas civiles y militares que no está adecuadamente asegurados. Justamente, la ausencia del presidente ruso, Vladimir Putin, opacó el encuentro, junto con un abierto desafío del régimen norcoreano de Kim Jong-un, que lanzó otro misil de corto alcance al mar, ayer, en la víspera de la reunión plenaria.
"Como dije en Praga, concretar nuestra visión no ocurrirá rápido, y puede no ocurrir en mi vida. Pero hemos comenzado", dijo.
Obama omitió a ambos en su discurso y se concentró en los logros. Dijo que la cumbre generó 260 compromisos específicos para mejorar la seguridad nuclear, tres cuartos de los cuales ya se implementaron. Más de una docena de países, entre ellos la Argentina, han eliminado todo su uranio altamente enriquecido, con el que puede fabricarse un arma nuclear. Japón se comprometió a eliminar más de media tonelada de uranio y plutonio altamente enriquecido, el mayor esfuerzo en la historia de la cumbre. Además, se diseñaron regulaciones más estrictas, más seguridad en centrales nucleares y existe, ahora, una mayor cooperación internacional para prevenir el contrabando nuclear.
En su discurso, el presidente norteamericano anunció que por primera vez en una década Estados Unidos publicará un inventario de sus reservas de uranio altamente enriquecido.
Pese al progreso, Obama reconoció que el trabajo por delante aún es "crítico" y "difícil", y pidió a los líderes que mantengan el impulso para continuar desarrollando una "arquitectura" global de seguridad.
La cumbre se desarrolló bajo un fuerte hermetismo: la cena de trabajo en la Casa Blanca, antenoche, fue a puertas cerradas. Lo mismo ocurrió con el plenario. Sólo se transmitieron los discursos de Obama y el premier holandés, Mark Rutte.
Pese a su convocatoria, el encuentro generó poca repercusión en los principales diarios locales, que ayer se concentraron en un nuevo y auspicioso dato del empleo, y en Donald Trump, cuya campaña tuvo una de las peores semanas desde que comenzaron las primarias presidenciales.
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