Obama busca sumar otro hito a su legado: cerrar la prisión militar de Guantánamo
Quiere trasladar a los 91 detenidos que quedan en la base a otros países y a cárceles norteamericanas, pero deberá superar a la oposición republicana
NUEVA YORK.- Fue una promesa de campaña, y una de sus primeras medidas como presidente. Ahora, en su último año en la Casa Blanca, y antes de su histórico viaje a Cuba, Obama hará un último intento de cerrar "de una vez por todas" la prisión de Guantánamo , símbolo de las torturas perpetradas en la lucha contra el terrorismo.
Obama anunció ayer el último plan del Pentágono para terminar de trasladar a los 91 detenidos que permanecen en la base de Cuba a prisiones de máxima seguridad en Estados Unidos y otros países. La propuesta tiene muy pocas posibilidades de prosperar en el Congreso, controlado por los republicanos.
"Tengo muy claros los obstáculos para cerrar finalmente Guantánamo ", reconoció Obama, en un mensaje desde la Casa Blanca. "La política sobre esto es difícil. Creo que gran parte de los norteamericanos están preocupados por el terrorismo, y la idea de tener a terroristas detenidos en Estados Unidos y no en algún lugar distante puede ser aterrador", agregó.
Obama recordó todos los argumentos escuchados ya hasta el hartazgo en contra de la prisión: dijo que es una herramienta de "propaganda" para terroristas, que es cara -el año último insumió 450 millones de dólares-, que lastima vínculos con aliados, que es una "mancha" para Estados Unidos y que no ha habido "un solo veredicto" sobre los detenidos por los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Guantánamo llegó a albergar a casi 800 prisioneros, la mayoría de ellos capturados en Afganistán. Con el tiempo, la prisión se convirtió en un sinónimo de violaciones de derechos humanos y tortura por el uso del "submarino" para obtener información de los prisioneros, a quienes se les ha negado un juicio en Estados Unidos. Para sus defensores, es un pilar de la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo. Para sus detractores, es una vergüenza nacional dañina.
En 2009, cuando Obama ordenó por primera vez el cierre de la prisión, había 242 detenidos. La gran mayoría ya había sido trasladada durante la presidencia de George W. Bush. Nueve prisioneros murieron allí. Otros han sido sometidos a juicios en comisiones militares. El gobierno federal decide el destino de cada prisionero en una "revisión periódica" caso por caso.
El principal destino de los prisioneros ha sido Medio Oriente, en particular Omán, pero entre los países que recibieron detenidos también aparecen Gran Bretaña, Ghana, Bosnia, Eslovaquia, Estonia, Uruguay -que recibió a seis- España y Portugal.
El Pentágono ha propuesto trasladar a otros 35 prisioneros. Obama dijo que el gobierno federal "continuará con todas las herramientas legales para lidiar con el resto de los detenidos aún en custodia por la ley de detención de guerra". Eso incluye las comisiones militares, un mecanismo criticado por organismos de derechos humanos y que, para Obama, "no deberían sentar un precedente para el futuro". La opción más efectiva, dijo, son los tribunales federales.
Hoy existen tres casos activos que involucran a siete acusados en la fase previa al juicio en comisiones militares, y otros dos casos en los cuales los detenidos se declararon culpables y aguardan sentencia.
Opciones
"Vamos a trabajar con el Congreso a fin de encontrar una ubicación segura en Estados Unidos para retener a los detenidos restantes", afirmó Obama. Es, en los papeles, una misión imposible, y no porque falten opciones dentro del país. Florence ADX, la prisión de máxima seguridad más famosa del territorio, ubicada en Colorado, ya alberga a varios terroristas y líderes narcos que cumplen sus condenas en confinamiento solitario. Dos prisiones militares, en Charleston, Carolina del Sur, y Fort Leavenworth, Kansas, aparecen como alternativas.
Pero el Congreso ha prohibido traer detenidos de Guantánamo al país, y es muy difícil que los republicanos cambien esa política en un año electoral.
Obama podría hacerlo por decreto, pero sus opositores irían a la justicia. Tiene menos de un año para cumplir con su promesa. Nada indica que lo logrará.
Trump buscaba en Nevada un nuevo triunfo
Los cinco aspirantes presidenciales por el Partido Republicano disputaban anoche el caucus en Nevada, con el millonario Donald Trump en busca de consolidar un liderazgo por el momento incontenible para disputar las elecciones de noviembre próximo.
El magnate, cuyo nombre bautiza un fastuoso hotel en Las Vegas, pretendía conseguir una tercera victoria consecutiva en la interna republicana, después de imponerse con claridad en las disputas en New Hamp-shire y Carolina del Sur.
El duelo en Nevada constituía el primer capítulo de la contienda partidaria en el oeste de Estados Unidos, en un estado donde casi el 28% de la población de unos tres millones de personas es de origen hispano.
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