“Nunca va a haber paz con los rusos”: Kiev teme una segunda invasión desde Bielorrusia
El soldado voluntario Gennadii Popenko trabaja activamente para el Ejército en Ivankiv y advierte sobre la posible vuelta del ejército ruso a la región; “Esta es una zona estratégica, tenemos varias líneas defensivas aquí porque no descartamos que los rusos puedan volver”
IVANKIV.- “¿La paz? Nunca va a haber paz con los rusos… Ni siquiera si Rusia llegara a retirarse de la península de Crimea y de la región del Donbass… Los ucranianos y los rusos peleamos desde el siglo XII, es difícil de entender para quienes llegan a este tierra, pero la mentalidad rusa es absolutamente distinta, están totalmente locos los rusos y tenemos que estar listos para la lucha cada segundo, no podemos creer en la paz”.
Gennadii Popenko tiene 43 años, es actor y conductor de televisión del canal ucraniano “2+2″. Pero desde el 24 de febrero del año pasado, cuando Vladimir Putin invadió su país, su vida dio un vuelco.
Shockeado por una guerra ahora concentrada en el sureste de Ucrania, que nunca pensó que podría volverse realidad -que cumplió un año, devastó su país y causó miles de muertos-, Gennadi, a quien le dicen Gena, se convirtió en un soldado más. Un voluntario de las Fuerzas Territoriales de Defensa que, como muchos otros civiles, trabaja activamente para el ejército en Ivankiv. Se trata de una localidad que queda 80 kilómetros al norte de Kiev y es la ciudad ucraniana más cercana a la frontera con Bielorrusia, ubicada a tan solo 50 kilómetros.
Hace un año, esa temible columna de 40 kilómetros de tanques rusos que desde Bielorrusia entró a Ucrania y avanzó hacia la capital, pasó justamente por Ivankiv, que ocupó durante un mes. Las señales de ese mes de ocupación son evidentes un año después: hay diversos edificios dañados, bombardeados, restaurantes incendiados por el fuego de los combates, aunque no es una destrucción como la de localidades como Bucha e Irpin -al norte de Kiev-, que terminaron siendo para los rusos un embudo por el que jamás pudieron pasar para llegar a la capital, debido a la resistencia ucraniana, que los atenazó allí desde el oeste y el este, impidiendo que llegaran las provisiones. Lo más impresionante de la destrucción dejada aquí por los rusos -entre los cuales nos dicen que había soldados chechenos y buryatis (de la república de Buriatia en el este, en el sur de Siberia), es uno de los puentes sobre el río Teteriv. Los rusos lo volaron antes de retirarse, el 31 de marzo pasado. Pero, en otra señal de resiliencia, los ucranianos ya están construyendo otro y se ven trabajando obreros incluso un domingo.
“Esta es una zona estratégica, tenemos varias líneas defensivas aquí, más al norte, porque no descartamos que los rusos puedan volver”, dice Gena, que nos acompaña hasta una postación que queda a 15 kilómetros de la frontera con Bielorrusia y a 5 de la planta de Chernobyl, que hace un año también fue tomada por los rusos. En la ruta se ven los carteles que publicitan los tours a esta localidad famosa por el desastre de 1986, que por supuesto quedaron suspendidos con la guerra en curso.
“El gran temor es que haya una segunda invasión y que puedan entrar esta vez soldados mercenarios como los de la compañía Wagner de Lukashenko (el presidente bielorruso, aliado de Putin), que se llama Gardservis”, agrega este actor devenido en soldado de 43 años, que llama la atención por su sonrisa y optimismo permanentes.
Desde que comenzó la guerra Gena, que en realidad vive en Kiev y sigue trabajando en un canal de televisión, se desvive para ayudar en lo que sea a la resistencia. Lidera un grupo de voluntarios que convirtió el edificio que solía ser el centro cultural de Ivankiv en un centro de ayuda logística y humanitaria. Al margen de intentar volver a organizar actividades culturales para ese 60% de habitantes de la ciudad que regresó porque ahora la situación es más calma, en el centro hay voluntarios que realizan redes de camuflaje, reparten ayuda para quienes tienen sus hogares dañados o para los desplazados internos que también han llegado hasta aquí desde las zonas donde se combate, es decir, desde el Donbass y Kherson.
Aunque Gena no integra el ejército regular por un problema de salud, viste uniforme, organiza los turnos en los diversos check-points de la zona, hace operaciones de reconocimiento y seguridad a través de drones -como nos muestra- y está a la orden de lo que le pidan desde las diversas unidades del ejército de la zona.
Padre de dos niñas -Slata (3) y Bogdana (11)-, como la mayoría de los ucranianos Gena nunca se imaginó que esa invasión tan anunciada en los medios hace un año, se volvería realidad. “Teníamos las entradas para llevar a las chicas a Disneyland París, recuerdo que se hablaba de guerra, pero en los noticieros también minimizaban y decían que no iba a pasar nada y recuerdo que yo aposté por Disneyland, no por la guerra y me equivoqué”, cuenta, moviendo la cabeza. Fue entonces que su vida dio un vuelco porque desde Kiev, donde vive, viajó a Ivankiv a los de sus suegros para buscarlos, sacarlos de allí y llevarlos al oeste de Ucrania. “Pero ellos no querían irse, no querían dejar a los perros, a los gatos, a la casa, intentamos convencerlos, comenzamos a prepararles un refugio, así que perdimos tiempo y cuando ya nos queríamos volver, estaban los rusos rodeando Ivankiv, bombardeando y aplastando con sus tanques a los autos así que quedamos bloqueados junto a mi mujer, Irina, que también se volvió voluntaria, mis hijas y un sobrino”, evoca.
Fue entonces que su corazón le dijo que tenía que unirse al esfuerzo colectivo de salir a defender la independencia de su país, el futuro de sus hijas. Aunque sigue trabajando para su canal de TV, logró juntar sus dos actividades y ahora todos sus proyectos televisivos y actorales convergen y están centrados en la resistencia, en la defensa. “Estoy armando un jingle para que la gente se enrole en el ejército y estoy trabajando en un documental llamado ‘La guerra oculta’ y desde el canal de TV me dan los días necesarios para hacerlo y desde el ejército, también”, precisa.
¿Cuándo terminará la guerra? “No sé, esta guerra se remonta al siglo XII, nunca hubo amistad entre los ucranianos y los rusos… Sólo en el período soviético la propaganda rusa intentó hacer creer que los rusos y los ucranianos éramos amigos, pero la verdad es que siempre combatimos, pero nunca en territorio ruso, sino tan sólo en territorio ucraniano”, contesta.
Si bien la palabra “victoria” para el presidente Zelensky significa que los rusos se retiren a las fronteras que Ucrania tenía en 1991, cuando se independizó de la colapsada Unión Soviética, para Gena sólo podrá haber una real victoria si se derrumba la mentalidad imperial rusa. “Los ucranianos tenemos que estar listos para la lucha cada segundo, no podemos creer en la paz porque los rusos, que están locos, obsesionados con Ucrania, siempre querrán atacarnos, destruirnos, nunca habrá paz”, opina.
¿Cuándo llevará a sus chicas a Disneyland entonces? “El ejército me dará el permiso correspondiente y las llevaré pronto”, responde con determinación Gena. Un actor devenido en soldado que no oculta que está convencido de que, salvando distancias y diferencias, Ucrania se acerca un escenario parecido al que vive Israel, un país militarizado y en guerra permanente con sus vecinos, pero de todos modos pujante y con futuro.