Nuevas intrigas en el Vaticano: Benedicto XVI ordenó sacar su firma del libro sobre el celibato que nunca autorizó
ROMA.- En medio de un clima de sospechas e intriga que no se veía desde hace tiempo, Benedicto XVI, papa emérito, salió hoy a pedir que sacaran su nombre y firma de un polémico libro en defensa del celibato del que negó ser coautor junto al cardenal ultraconservador Robert Sarah. Este libro, titulado Desde lo profundo de nuestros corazones, que saldrá mañana en Francia y más adelante en Estados Unidos e Italia, desató en los últimos días una nueva tormenta en el Vaticano.
La obra, en efecto, apareció como una indebida presión del retirado Joseph Ratzinger sobre su sucesor, Jorge Bergoglio, que en las próximas semanas publicará un documento post-sinodal en el que deberá decidir si implementa, o no, la ordenación excepcional de hombres casados diáconos para suplir la escasez de sacerdotes en áreas remotas de la Amazonia, tal como propuso la mayoría de obispos en el último sínodo.
"Puedo confirmar que esta mañana, bajo indicación del papa emérito, le pedí al cardenal Sarah que contactara a los editores del libro, rogándoles que sacaran el nombre de Benedicto XVI como coautor del mismo y que sacaran su firma también de la introducción y de las conclusiones", anunció el arzobispo Georg Ganswein, histórico secretario privado de Benedicto XVI y prefecto de la Casa Pontificia, en declaraciones a la agencia italiana ANSA y a KNA, agencia católica alemana.
Ganswein confirmó que, tal como informó ayerLA NACION, Benedicto XVI, de 92 años nunca escribió ni autorizó la publicación de un libro a cuatro manos. Y aseguró que hubo un "malentendido" entre el papa emérito y el cardenal de Guinea. Este purpurado, prefecto de la Congregación del Culto Divino y famoso por sus posiciones contrarias a Francisco, de hecho, en un virtual e inédito cruce de versiones, en una declaración y mostrando incluso tres cartas que intercambió con Ratzinger, aseguró que este sabía de la aparición de la obra. "Afirmo solemnemente que Benedicto XVI sabía que nuestro proyecto tomaría la forma de un libro", tuiteó el cardenal Sarah.
Horas más tarde y en medio del desconcierto general, Ganswein dio otra versión. "El papa emérito sabía que el cardenal estaba preparando un libro y había enviado un breve texto suyo sobre el sacerdocio, autorizándolo a hacer el uso que quería. Pero no aprobó ningún proyecto para un libro de doble firma, ni autorizó su tapa", indicó el secretario privado. "Se trató de un malentendido", agregó Ganswein, que, consciente de no haber quedado muy bien parado, destacó que no ponía en duda "la buena fe" del cardenal Sarah.
En la conclusión del libro, que fue anticipado el domingo pasado por el diario francés Le Figaro y causó mucho clamor, se le suplica a Francisco no aprobar la ordenación sacerdotal de hombres casados (diáconos), un cambio pastoral que propuso a fin de octubre pasado el sínodo de obispos sobre la Amazonia para solucionar la escasez de curas en áreas remotas, que espanta al sector ultraconservador de la Iglesia.
Más allá del tema del celibato, un tema sobre el que Francisco y Benedicto coinciden, ya que ambos consideran esta ley un don que no debe abolirse ni cambiarse –tal como destacó ayer el Vaticano en un editorial-, la salida de un libro supuestamente firmado por Ratzinger con su nombre pontificio causó revuelo porque cuando renunció al trono de Pedro, el 11 de febrero de 2013, hace casi siete años, había prometido retirarse y observar silencio.
"Operación editorial y mediática"
Una fuente cercana al papa emérito aseguró que "es evidente que hay una operación editorial y mediática de la que Benedicto es totalmente ajeno", que muchos creen que fue pergeñada por la utraderecha católica que se opone a Francisco, que usó para ello a a su predecesor, de edad avanzada y salud muy frágil.
"Desde hace seis meses Benedicto XVI no está en condiciones de escribir y apenas de hablar, como han constatado personas que le visitan. Posiblemente mantenga su extraordinaria lucidez, pero las conversaciones, imprecisas, no suelen pasar de los diez minutos, por no mencionar sus dificultades de vista, audición y la debilidad general", aseguró Juan Vicente Boo, prestigioso vaticanista del diario español ABC.
Boo, autor de varios libros y un experto en cuestiones vaticanas, había considerado muy extraño que en el libro-bomba aprecido el domingo apareciera la firma de "Benedicto XVI" cuando, siendo todavía papa, había firmado "Joseph Ratzinger – Benedicto XVI" su gran obra Jesús de Nazaret, "precisamente para dejar claro que no era un libro de magisterio sino una reflexión personal".
Lo cierto es que tanto la editorial Fayard, en Francia, como Ignatius Press en Estados Unidos y Cantagalli de Italia, deberán en breve cambiar sus tapas y sacar la firma de Benedicto XVI, después del pedido del papa emérito. Alguien que, según pudo saber LA NACION, se encuentra "muy afligido" por todo lo ocurrido.
En un último tuit de una mañana esquizofrénica, que reflejó una cruenta guerra interna entre ultraconservadores y progresistas en el Vaticano, el cardenal Sarah anunció que "en consideración de las polémicas, se ha decidido que el autor del libro para las publicaciones venideras será el cardenal Sarah, con la contribución de Benedicto XVI". "En revancha, el texto completo quedará sin cambios", concluyó, cerrando así un virtual culebrón que dejó a todo el mundo boquiabierto.
Considérant les polémiques qu’a provoqué la parution de l’ouvrage Des profondeurs de nos cœurs, il est décidé que l’auteur du livre sera pour les publications à venir : Card Sarah, avec la contribution de Benoît XVI. En revanche, le texte complet demeure absolument inchangé. +RS&— Cardinal R. Sarah (@Card_R_Sarah) January 14, 2020
Otras noticias de Papa Francisco
- 1
El chavismo afirma que el opositor que dejó la embajada argentina colabora activamente con la Justicia
- 2
Un ómnibus chocó con un camión y se prendió fuego: 32 muertos
- 3
Cómo el caso Pelicot relanzó debates jurídicos y sociales y qué podría cambiar tras la sentencia en Francia
- 4
Día clave en Venezuela: Maduro extrema la represión y piensa en su nuevo mandato como punto de partida hacia un “sistema cubano”