Nueva tormenta en el Vaticano: echaron al "ángel de la guarda", el guardaespaldas de Francisco
ROMA.- Las intrigas no tienen fin. En una decisión relacionada con el reciente escándalo financiero que sacudió al Vaticano, el Papa Francisco aceptó hoy la renuncia de una de las personas con más de poder del pequeño Estado: el comandante Domenico Giani, jefe de la Gendarmería Vaticana y responsable de la seguridad del Pontífice desde 2006, en tiempos de Benedicto XVI. La salida de Giani -más bien una invitación a retirarse, según pudo saber LA NACION-, cayó como una nueva bomba en el Vaticano, que vive un momento de gran efervescencia con más de 160 obispos de todo el mundo presentes para una reunión especial sobre la Amazonia.
También conocido como "el ángel de la guarda" del Papa, ya que estaba siempre a su lado, protegiéndolo en todos sus viajes internacionales y nacionales, audiencias generales y desplazamientos, el adiós de Giani -alto, pelado, con anteojos- tuvo que ver con su cuestionada actuación en el último escándalo estallado bajo la sombra de la cúpula de San Pedro.
Qué pasó
Tal como confirmó Matteo Bruni, director de la Sala de Prensa, Francisco se enojó muchísimo cuando, el 2 de octubre pasado, desde la Gendarmería se filtró al semanario L’Espresso,un documento interno con fotos al estilo "far-west" de cinco funcionarios de la Secretaría de Estado que fueron suspendidos en forma preventiva por estar supuestamente involucrados en operaciones financieras inmobiliarias bajo la lupa de la justicia penal del Vaticano. Firmado por Giani, el documento interno advertía a que estas personas iban solamente a poder ingresar al Vaticano "para ir a la Dirección de Salud e Higiene para los servicios relativos o con autorización de la magistratura vaticana".
Se trata de una "ilícita difusión de un documento de uso interno de las fuerzas de seguridad de la Santa Sede, cuya gravedad, en palabras del Papa, es comparable a un pecado mortal, porque daña la dignidad de las personas y del principio de la presunción de inocencia", dijo a la agencia ANSA Bruni, que reveló que, por voluntad de Francisco, comenzó una investigación sobre esta filtración.
El facsímil de ese documento, divulgado por L’Espresso y que enseguida tuvo gran repercusión en medios locales e internacionales, dejó en el banquillo de los acusados y expuestas a un linchaje mediático a personas en verdad aún ni siquiera procesadas.
La filtración
Según medios italianos y tal como pudo confirmar LA NACION de fuentes vaticanas, Francisco -que en ocasiones anteriores insistió sobre la importancia de la presunción de inocencia-, mandó a llamar a Giani para pedirle explicaciones de la filtración de ese documento interno, sin ocultar su enojo por lo ocurrido. Y le pidió que encontrara el responsable de esa gravísima filtración, o que se hiciera responsable él mismo, como jefe de la Gendarmería. Al no haber hallado al culpable, a Giani no le quedó otra alternativa que presenter su renuncia. "No tengo nada que ver con todo esto", dijo a este medio Giani, figura muy respetada por los periodistas que cubren el Vaticano, que no ocultó gran amargura por una salida totalmente imprevista.
"Para asegurar la debida serenidad a la investigación en curso, coordinada por el Promotor de Justicia y realizada por el Cuerpo de Gendarmería, ya que el autor de la divulgación externa de la orden confidencial -reservada a los pertenecientes al Cuerpo de la Gendarmería y de la Guardia Pontificia Suiza- sigue siendo desconocido, y aunque el comandante no tenga ninguna responsabilidad personal en el desarrollo de los acontecimientos, Domenico Giani ha presentado su dimisión al Santo Padre por amor a la Iglesia y fidelidad al Sucesor de Pedro", indicó hoy un comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano. "El Santo Padre, al recibir la dimisión, ha conversado largamente con Domenico Giani y expresado su aprecio al comandante por su gesto, expresión de libertad y sensibilidad institucional, que honra al comandante Giani y el trabajo que ha realizado con humildad y discreción al servicio del Ministerio Petrino y de la Santa Sede", agregó, en un texto que intentó edulcorar una salida de escena relacionada con internas y venenos indisimulables.
Giani, el "ángel de la guarda" del Papa
Nacido en Arezzo hace 57 años, casado y padre de dos hijos, Giani, exoficial de la Policía Financiera y de los servicios secretos italianos con años de trayectoria, estaba a cargo de 150 miembros del cuerpo militarizado de la Gendarmería vaticana. En los últimos años había profesionalizado este cuerpo, creando incluso un Grupo de Intervención Rápida.
La noticia de su alejamiento dejó abiertos varios interrogantes: nadie cree que, por más grave que haya sido la filtración de ese documento confidencial, ése haya sido el verdadero motivo de su intempestiva salida. Sino que se cree que hay algo más, quizás una mala jugada de personas que no lo querían y que las cosas se remontan a meses, sino años atrás.
Giani estuvo a cargo de investigaciones pesadas como las del escándalo "Vatileaks" por filtraciones de papeles reservados durante el pontificado de Benedicto XVI, que llevaron al arresto de su mayordomo, Paolo Gabriele. También tuvo un rol crucial en el "Vatileaks II" que hubo con Francisco, que llevó al arresto del monseñor español Lucio Ángel Vallejo Balda, tras ser condenado por divulgación ilícita de noticias. Es un secreto a voces que Giani, hombre que parecía intocable y de mucho poder, había cosechado varios enemigos en el Vaticano. Según el Corriere della Sera en los últimos meses había tenido fricciones con su Segundo, Gianlua Gauzzi Broccoletti, nombrado por el Papa en diciembre pasado.
¿Una guerra interna?
Se cree que su salida tiene que ver con una guerra interna en los sacros palacios y con el enfrentamiento que evidentemente se dio entre la Secretaría de Estado y el IOR, que en vez de aceptar sin chistar un pedido de dinero que le llegó desde este dicasterio, lo rechazó y le avisó al Papa de sus sospechas de irregularidades por la compra millonaria de un inmueble en Londres.
Licenciado en Pedagogía, entró en el entonces llamado Cuerpo de Vigilancia del Estado de la Ciudad del Vaticano en 1990. Siete años más tarde, reemplazó a Camillo Cibin como Inspector General del Cuerpo, así como responsable de la Dirección de los Servicios de Seguridad y Protección Civil. Dos veces salvó a Benedicto XVI cuando, en la Navidad de 2008 y 2009, una mujer desequilibrada sorteó las vallas para alcanzarlo, al final de una ceremonia en la Basílica de San Pedro.
La última vez que se lo vio al lado del Papa fue ayer, durante la misa de canonización de cinco nuevos santos en la Plaza de San Pedro. Después, se reunió con "sus" gendarmes para un saludo de despedida y, tal como le dijo a LA NACION, reiteró que no tenía nada que ver con la maldita filtración que le costó el puesto.
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