"Nosotros odiamos a la policía y ellos nos odian"
Un viaje a Hackney, uno de los barrios más afectados por los saqueos
LONDRES (De una enviada especial).- "Nosotros odiamos a los policías y ellos nos odian." Para entender a los jóvenes protagonistas de esta revuelta social que sacude a la capital de uno de los países más ricos del mundo, hay que ir al barrio de Hackney, al norte de Londres -45 minutos en subte desde Piccadilly Circus-, escenario de impactantes saqueos el lunes por la tarde.
Un helicóptero sobrevuela la zona, hay varios policías, poca gente en la calle, negocios cerrados, vidrieras que han sido reemplazadas por planchas de madera, pero el barrio no parece tan pobre como uno podría imaginarse. Es atractivo, con típicas casitas británicas de ladrillos colorados, limpio, con parques cuidados y los famosos double deckers (colectivos de dos pisos).
El chico de la frase que abre esta nota se llama Mark y tiene apenas 15 años. Es negro y lleva un buzo bordó con capucha. Admite que participó de los riots , pero asegura que no robó nada, sólo quiso tirarle piedras a la policía. "Porque nos odian", dice. Cuando esta cronista se identifica como argentina ("¿Argentina? ¡Tevez!"), ya no quiere saber nada de charlar y se esfuma.
Si algo tienen en común los jóvenes que caminan por Hackney, hayan participado de los riots o no, es su aversión hacia la policía. Hablan un inglés difícilmente comprensible y, aunque son víctimas de falta de trabajo y dinero, tienen BlackBerry en sus manos.
"¡Los que saquearon y arrasaron todo son unos idiotas, unos irresponsables! Pero no me siento para nada protegida por la policía, todo lo contrario. Ellos son racistas y se lo pasan acosándonos. Mark Duggan, el chico baleado de Tottenham, nunca les disparó, tal como confirmó una investigación, según el noticiero", dice Whitney, una chica negra originaria de Barbados, de 21 años, que estudia cosmética y que nunca estuvo tan asustada como en estos días.
"Casi no salgo de mi casa porque tengo miedo que vengan a saquearla y temo que me agarren. Los policías están haciendo una caza de brujas y redadas sin sentido", denuncia, mostrando en su BlackBerry el SMS que recibió una amiga de ella, de 19 años y embarazada, de parte de la policía. Este dice: "Querido usuario de BlackBerry: a raíz de filmaciones y declaraciones de testigos, usted ha sido identificado por saquear bienes Nike. Por favor, entréguese en su comisaría local. Gracias".
Whitney dice que es imposible que su amiga haya salido a saquear. Y deja en claro que no confía en Scotland Yard, que ahora quiere intentar "meter adentro" a cualquiera.
¿Quiénes son los protagonistas de esta violencia y del vandalismo, entonces? Chicos que aseguran no haber participado de los riots coinciden en culpar a las pandillas que dominan esta zona de la capital. Una investigación de 2007 de Scotland Yard indica que en Londres hay 257 bandas callejeras. Ayer, el propio primer ministro, David Cameron, reconoció serios problema con ellas.
"Londres es un buen lugar, pero Hackney no es un buen lugar", dice Dina, una chica de 15 años. Cuenta que aún está en el colegio y que piensa estudiar como maestra jardinera, y afirma que la inseguridad es moneda corriente en este barrio. James, otro blanco muy pecoso, que demuestra menos años de los 18 que acusa, asiente. Muestra en su BlackBerry un mensaje que le llegó en contra de los protagonistas de los disturbios, con un interesante acrónimo de riots : " Ridiculous Idiots Out Thieving Shit " (Ridículos Idiotas Robando Mierda). Cuenta que dejó la escuela a los 16, y que, por estar desempleado, recibe del gobierno beneficios sociales de 106 libras (unos 150 dólares) cada dos semanas. Una suma ínfima para sobrevivir en una de las ciudades más caras del mundo.
¿Es la falta de trabajo y dinero lo que empuja a las pandillas a estallar en violencia y saqueos? "No. Ellos no quieren trabajar, su único hobby es destruir, robar, drogarse y nada más", contesta Bradley, de 18 años, primo de James.
"Me parece que fue oportunismo", dice Rebecca, de 17 años, que vive detrás de los departamentos de Pembury. "Puedo entender por qué hubo gente que provocó disturbios en Tottenham, pero no acá. Fue una excusa", dice. Su amiga Laura, de 21 años, la interrumpe. "Hay un montón de chicos que son constantemente acosados, parados para chequeos y detenidos. A la gente, no sólo a los jóvenes, no le gusta la policía y dice que no es buena. Sienten que no los ayuda. Les quisieron dar una lección. Eso es lo que pasó."