“Nos pusieron un taco de dinamita en la solapa... aún es traumático”: revelan nuevos detalles del asalto al canal de TV en Ecuador
Los sicarios que coparon las instalaciones de TC Televisión entraron buscando a un periodista de policiales que en sus crónicas los insultaba sin piedad
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GGUAYAQUIL.– “Pronto estaremos de regreso”. TC Televisión, líder de audiencia en Ecuador, exhibía este miércoles en sus pantallas el anuncio de tregua informativa tras el asalto armado del día anterior, unas imágenes de terror que dieron la vuelta al mundo. El despliegue policial en torno a sus instalaciones se mantuvo firme, mientras la Fiscalía se tomaba 48 horas para levantar pruebas.
Sus periodistas, presentadores, fotógrafos y demás trabajadores repasaban mientras tanto el tremendo susto vivido el martes, cuando “una turba con armas entró y sometieron a todo el mundo, golpearon a los camarógrafos que se quedaron en el estudio y quisieron salir al aire”, como relató el presentador Jorge Rendón, a quien le apuntaron con un arma larga.
Por las mentes de las víctimas pasaron rápidamente las matanzas en la revista francesa Charlie Hebdó o el coche bomba que Pablo Escobar envió al diario El Espectador.
La escalada de violencia en Ecuador se compara con la sufrida por Colombia el siglo pasado.
Pero en este caso no eran ni el Cartel de Medellín ni fundamentalistas islámicos. Se trataba de una escuadra kamikaze de Los Tiguerones, uno de los grupos considerados narcoterroristas en el decreto presidencial del martes. Esta banda es aliada de Los Lobos, a la que se involucra en el magnicidio contra el periodista Fernando Villavicencio.
“Estamos consternados todavía, nunca imaginamos qué iba a pasar. La policía intervino muy rápido, los superaban en número. Hubo cruce de balas y explosiones. Repetimos nuestra gratitud a los policías, ¡estamos vivos!”, exclamó otro de los trabajadores del canal.
Por motivos de seguridad se acordó que no se identificaran, incluso que sean parcos en las explicaciones. Pero en los chats que comparten los trabajadores se constató de nuevo la conmoción vivida.
“Afortunadamente hoy estamos para contarlo, pero la experiencia es inimaginable. Muchos corrieron y se escondieron, estuvieron dos horas inmensas rogándole al cielo, a Dios, que no les encontraran. Pensábamos que nos iban a matar. Nos pusieron un taco de dinamita en la solapa, nos refregaban el arma, nos pegaban… Todavía es traumático”, confesó a la nacion una de sus periodistas bajo anonimato.
“Estamos muy preocupados por las garantías que vamos a tener para ejercer la profesión”, añadió para dejar claro que la pesadilla todavía no ha acabado.
Sicarios
En paralelo, otros canales exhibían este miércoles a los 13 atacantes de sus compañeros, mostrados sin ambages por las autoridades en las gradas de un patio del Cuartel Modelo. Niños hasta hace muy poco, flacos, desgarbados frente a las cámaras de televisión y los fotógrafos. Entre ellos había dos menores y un extranjero. Con tatuajes estrafalarios, como un conejo en el rostro, y como si la vida no les importara. Por algo son los sicarios favoritos del crimen organizado: conocen tan poco la vida que la desprecian.
“Buscaban a un compañero y como no lo encontraron comenzaron a pegarnos en la cabeza. Era el trofeo de ellos conseguir a ese compañero”, relató otro de los rehenes.
El compañero es Mauricio Ayora, apodado Caterva, periodista de crónica roja favorito en los hogares de los guayaquileños por su lenguaje popular. En medio de la crisis de violencia, Caterva ha cosechado el éxito porque confronta con las bandas y con sus soldados. “Pillos, rateros, ratas de alcantarilla, bacterias, plaga, zarrapastrosos… Buenos para nada”, repetía Caterva con su habitual tono, entre humorístico, desatado y nada académico.
Durante el ataque corrieron rumores en torno al presentador, incluso se temió que estuviera herido. Pero horas después les transmitió a colegas de otros medios que se encontraba sano y salvo. Hace un año había recibido el aviso contundente de las mafias, que le enviaron un “pendrive bomba”. El explosivo deambuló durante días por la redacción sin que se llegara a activar.
La bestia negra de los delincuentes que azotan Ecuador era el principal objetivo de los asaltantes, que querían hacer público un comunicado de oposición al gobierno, como ya hicieron otros antisociales sirviéndose de policías secuestrados. Y también a punta de fusil.
El asalto al canal provocó la reacción mayoritaria del gremio, que en un comunicado firmado por 300 periodistas conminó al gobierno a tomar acciones. “Es tiempo de que el Estado en su conjunto entienda que el papel de la prensa es fundamental para el funcionamiento de cualquier democracia”, señalaron.
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