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La historia de la adopción de su hijo comenzó con alegría, pero tuvo momentos de horror por culpa de usuarios de la aplicación de mensajería Telegram que comenzaron a amenazarla.
Ekaterina Frolova decidió adoptar a un menor después de que vio en una foto la “ropa ridícula” con la que estaba vestido en un orfanato. “Supe instantáneamente que este chico no debería permanecer allí, nunca lo entenderían”, relata.
Ekaterina se dedica a la peluquería en la península de Kamchatka, una zona de volcanes en el lejano oriente de Rusia. Siempre había querido adoptar y cuando finalmente conoció al bebé sintió un vínculo instantáneo.
El niño, cuenta ella, levantó sus manos y se acurrucó como si la conociera desde siempre. Eso pasó justo cuando el coronavirus comenzó a golpear. Ekaterina quería compartir su felicidad, además de aliviar el encierro obligatorio y por eso creó un perfil de Instagram dedicado a su nuevo hijo.
Pero esa cuenta llena de fotos del menor la llevó a ser rastreada y atacada brutalmente por grupos que se organizan en Telegram. Su pecado, según publicaban los atacantes, era la adopción de un niño mestizo.
Prejuicio y odio
Telegram cuenta con más de 500 millones de usuarios y es propiedad del ruso Pavel Durov. Además de su característica de envío de mensajes entre personas, se distingue por los llamados canales que permiten llegar a audiencias ilimitadas.
Por esa razón, y su negativa a compartir los datos de sus usuarios con los gobiernos, Telegram se convirtió en una aplicación predilecta para coordinar movimientos de protesta como en Bielorrusia, Irán y Hong Kong.
Pero también, la empresa es acusada de no hacer lo suficiente para depurar los canales extremistas dirigidos por personas que estuvieron relacionadas con el llamado Estado Islámico o con los disturbios del Capitolio de enero de este año, por ejemplo.
En su país de origen, Rusia, se señala que la misoginia desenfrenada de muchos usuarios de la plataforma pone en peligro la vida de las mujeres.
En enero de 2021, Telegram se llegó a convertir por unas semanas en la aplicación que no es de juegos más descargada del mundo.
Moderadores silenciosos
“Me dijeron que la gente negra no vive mucho en Rusia”, cuenta Ekaterina al narrar cómo los miembros de un canal de Telegram llamado The Male State (El estado masculino) comenzaron su campaña contra ella. Señala que recibe cientos de mensajes violentos a diario.
Además, afirma que la amenazaron con atarla a ella y a su hijo a un caballo, y dejarlos en medio de una carretera. También le dijeron que los dos debían ser “amarrados a dos autos que circulaban en la dirección opuesta para hacerlos pedazos”.
Pero lo más aterrador fue cuando publicaron los detalles de su lugar de trabajo para que todos los miembros del canal los pudieran ver.
Ekaterina explica que el fundador de The Male State hace publicaciones contra mujeres que tuvieron relaciones con hombres negros o del Cáucaso. Aunque publica contenido abiertamente racista y misógino, la madre indica que no pudo obtener ninguna respuesta al respecto de parte de los moderadores de Telegram.
El fundador del canal tampoco respondió a una solicitud de entrevista de la BBC.
Ekaterina está lejos de ser la única mujer que dice que estos grupos rusos que utilizan Telegram le enviaron mensajes violentos.
Activistas y modelos, y mujeres con perfiles mucho más bajos, también reportaron haber sido víctimas de estas denominadas “cruzadas morales”.
Durante casi cuatro años, un canal llamado Skin Market publicó de manera regular información privada, incluidas direcciones y fotos de pasaporte, de mujeres que, según afirmaba el grupo, habían trabajado como acompañantes.
El canal tenía más de 250.000 seguidores. Aunque finalmente fue prohibido a principios de este año, todavía existen muchos canales similares en la plataforma.
“Tierra de nadie”
La activista feminista Daria Serenko, de Moscú, afirma que un grupo de Telegram publicó una foto de su casa y que posteriormente la empezaron a seguir.
Su información privada fue expuesta después de que ella hizo campañas en apoyo de las llamadas presas políticas de Rusia.
Serenko comparó su situación con la de los agentes de policía cuyos detalles se publicaron en un canal diferente, después de las protestas de enero en apoyo del líder de la oposición Alexei Navalny.
Esa información fue eliminada después de tres días, señala Serenko, mientras que, por otro lado, “se tolera la violencia contra las mujeres”.
El asesor de seguridad digital Raphael Mimoun califica los canales como los que se utilizan para perseguir a las mujeres en Rusia como “tierra de nadie” y “sin moderación alguna”.
Aunque Telegram aún no tiene una base de usuarios sólida en EE.UU., la aplicación también atrae lentamente a la gente allí y abre la posibilidad de que aumenten los canales de odio.
“Grupos clandestinos”
Megan Squire, experta en computación, probó a publicar parte de su información personal en algunos canales de extrema derecha de Telegram en EE.UU.
Squire, quien es profesora de la Universidad de Elon en Carolina del Norte, se especializa en la investigación de grupos de odio y comportamiento tóxico en las redes sociales.
Explica que vio “numerosos casos” de números de teléfono personales y direcciones de casas de diferentes activistas en la plataforma. Y agrega que denunció a todos esos canales a Telegram y nunca recibió ninguna respuesta. Además, señala que está resignada al hecho de que, legalmente, no hay mucho que se pueda hacer.
“La aplicación se ejecuta en otro país. Los grupos son clandestinos. Y mucho de esto está protegido por la Primera Enmienda de Estados Unidos”, añade.
Squire indica que, aunque todas las plataformas importantes son un imán para este tipo de contenido y que “es frustrante” que Telegram no haya tomado las medidas adecuadas “que una persona cualquiera llamaría simplemente moderación de contenido”.
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