Noruega tiene el sistema carcelario más lujoso del mundo
El autor de la masacre podría pasar los 21 años de pena máxima en una cómoda prisión donde la convivencia con los guardias es cordial y amigable
Anders Behring Breivik, el autor del doble atentado en Oslo, podría cumplir su condena en la exclusiva cárcel de Halden Fengsel, catalogada como una de las mejores del país, que a su vez está considerado el estado con las prisiones más cómodas o lujosas del mundo.
La prisión inaugurada el año pasado tiene más de 30 hectáreas de extensión y está calificada como la cárcel más lujosa y progresista del mundo. El sistema carcelario está construido sobre una filosofía de recuperación de los criminales más que de castigo de sus culpas ante la sociedad.
Allí dentro la convivencia entre los guardias de seguridad, que en su mayoría no portan armas, y los 252 reclusos que viven dentro es armónica y distendida. Se les permite dibujar graffitis en los paredones a modo de distracción y para aminorar el encierro.
Además, las familias de los delincuentes cuentan con una pequeña zona urbanizada para hospedarse mientras realizan las visitas.
Pena máxima. El fiscal de la capital noruega encargado del clamoroso caso, Christian Hatlo, es consciente que en el sistema penal de su país la máxima pena de cárcel contemplada por las leyes es de 21 años.
Esto significa que, aún condenado a la máxima de las penas posibles, Breivik podría terminar siendo liberado a los 53 años, algo que gran parte de la opinión pública local no está dispuesta a aceptar, ante el impacto que creó la doble matanza del viernes pasado.
La única posibilidad jurídica a la que puede aún aferrarse la fiscalía es la de una incriminación por crimenes contra la humanidad, una figura delictiva introducida en el 2008 y para la cual el código penal noruego prevé una pena máxima de hasta 30 años de cárcel.
Sin embargo, muchos observadores señalan que dadas las características de las matanzas del viernes en Oslo y la isla de Utoya es difícil que el tribunal penal le reconozca esta acusación a Breivik.
Sea como fuere, ahora la fiscalía debe demostrar no sólo que los delitos de Breivik fueron más que simples actos de terrorismo -motivo por el cual al joven se le aplicaron ocho semanas de detención preventiva, de las cuales cuatro en total aislamiento- sino que actuó de forma lúcida y fría, preparando minuciosamente su matanza durante años.
Paradójicamente, el fiscal Hatlo podría terminar siendo ayudado por el mismo joven incriminado, que aparentemente no tiene ninguna intención de permitirle a su abogado que alegue la incapacidad mental ante la corte de Oslo, ya que está convencido que actuó de modo racional y que "en unos 60 años todos me agradecerán por lo que hice".
Lippestad aclaró en una conferencia de prensa que actuará "de manera profesional, y por supuesto si a mi cliente no le gustará mi línea de defensa podrá de todas formas elegirse otro abogado".
Por su parte, la policía sigue intentando recoger información sobre las presuntas células extremistas con las que Breivik dijo estar en contacto, ya que la existencia de una conspiración terrorista excluye la posibilidad de un acto irracional individual, pero hasta ahora no ha encontrado pruebas decisivas.
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