“No reduzcamos la cruz a un símbolo político”, reclamó el Papa desde el corazón de Europa soberanista
El Sumo Pontífice lanzó hoy otro fuerte mensaje a aquellos líderes populistas que utilizan el cristianismo con fines de propaganda
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PREŠOV.- “No reduzcamos la cruz a un objeto de devoción, mucho menos a un símbolo político, a un signo de importancia religiosa y social (…) La cruz exige un testimonio límpido. Porque la cruz no quiere ser una bandera que enarbolar, sino la fuente pura de un nuevo modo de vivir. ¿Cuál? El del Evangelio”.
A los pies de los fascinantes montes Tatra, en el este de Eslovaquia, a pocos quilómetros de la frontera con Hungría, corazón del centro de Europa, el Papa lanzó hoy otro fuerte mensaje a aquellos líderes populistas que utilizan el cristianismo con fines de propaganda, en este rincón del planeta, pero no sólo. Con sus palabras, en efecto, le habló al mundo entero e hizo pensar en políticos soberanistas como el premier húngaro, Viktor Orban con quien se reunió el domingo fugazmente en Budapest; el exviceprimer ministro italiano, Matteo Salvini, líder de la derechista Liga; o el expresidente Donald Trump. Todos de fachada muy devotos, que en su momento enarbolaron Biblias o rosarios, pero poco cristianos a la hora de la solidaridad con refugiados y migrantes.
Muy lindos coros en la Divina Liturgia presidida por @Pontifex_es, una misa greco-catolica en rito bizantino #Prešov #PopeInSlovakia 🇻🇦🇸🇰 pic.twitter.com/QaEfWuFNAH
— Elisabetta Piqué (@bettapique) September 14, 2021
El Papa volvió a dejar en claro su visión de Iglesia preocupada más por las acciones concretas, que, por lo exterior, en una Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, que presidió ante miles de fieles greco-católicos congregados desde el alba en la plaza adyacente al campo deportivo de Prešov, la tercera ciudad más importante de Eslovaquia, de 90.000 habitantes.
“El testigo que tiene la cruz en el corazón y no solamente en el cuello no ve a nadie como enemigo, sino que ve a todos como hermanos y hermanas por los que Jesús ha dado la vida”, dijo. “El testigo de la cruz no recuerda los agravios del pasado y no se lamenta del presente. El testigo de la cruz no usa los caminos del engaño y del poder mundano, no quiere imponerse a sí mismo y a los suyos, sino dar la propia vida por los demás. No busca los propios beneficios para después mostrarse devoto, esta sería una religión del doblez, no el testimonio del Dios crucificado”, agregó Francisco, que llegó en avión desde Bratislava hasta la cercana ciudad de Kosice, después de 50 minutos de vuelo.
En la jornada en que los católicos recuerdan la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, en su homilía el exarzobispo de Buenos Aires -ataviado con paramentos rojos- recordó que algunos santos enseñaron que la cruz es como un libro que, para conocerlo, es necesario abrir y leer. “No basta adquirir un libro, darle un vistazo y colocarlo en un lugar visible de la casa. Lo mismo vale para la cruz: está pintada o esculpida en cada rincón de nuestras iglesias. Son incontables los crucifijos: en el cuello, en casa, en el auto, en el bolsillo. Pero no sirve de nada si no nos detenemos a mirar al Crucificado y no le abrimos el corazón, si no nos dejamos sorprender por sus llagas abiertas por nosotros, si el corazón no se llena de conmoción y no lloramos delante del Dios herido de amor por nosotros”, explicó ante unas 30.000 personas que, cuando llegó a la explanada del campo deportivo de Presov -ya visitado por san Juan Pablo II en 1995 y que funcionó como un centro de vacunación anti-Covid-, le dieron otro baño de multitud. Cuando Francisco, de 84 años y que se operó de colon el 4 de julio pasado, dio una vuelta en papamóvil por el lugar, los fieles, entre los cuales eslovacos de todas las latitudes, polacos, rumanos, húngaros, ucranios -países vecinos-, demostraron su júbilo agitando banderitas del Vaticano amarillas y blancas, con una alegría contenida, típicamente eslava.
Clima de recogimiento a la espera de @Pontifex_es que tiene un altar con lindisimas flores a los pies de los montes Tatra #Presov #PopeInSlovakia 🇸🇰🇻🇦 pic.twitter.com/Ue0a9A9RLW
— Elisabetta Piqué (@bettapique) September 14, 2021
En este pequeño país que se separó consensualmente de la República Checa en 1993, de gran mayoría católica (el 73%), también hay un 4% de grecocatólicos, que fueron especialmente perseguidos durante el régimen comunista y a quien el papa Francisco quiso alentar con una Divina Liturgia, que no es más ni menos que una misa en el rito bizantino, que se destacó por sus bellísimos, aunque tristes coros.
“Queridos hermanos y hermanas, ustedes han visto testigos. Conserven el amado recuerdo de las personas que los han amamantado y criado en la fe. Personas humildes, sencillas, que han dado la vida amando hasta el extremo”, les dijo a todos ellos el Papa. “Ellos son nuestros héroes, los héroes de la cotidianidad, y sus vidas son las que cambian la historia. Los testigos engendran otros testigos, porque son dadores de vida. Y así se difunde la fe. No con el poder del mundo, sino con la sabiduría de la cruz; no con las estructuras, sino con el testimonio”, insistió.
Al final de una celebración eucarística en la que era impresionante el clima de recogimiento y en la que los fieles, muchos con barbijo, se protegían del sol con paraguas, monseñor Jan Babjak, arzobispo metropolita de esta ciudad para los católicos de rito bizantino y jesuita, agradeció la visita del huésped ilustre. “En la Iglesia greco-católica de Eslovaquia, el ‘Pedro de Roma’ es muy amado, desde hace siglos. Rezamos por usted y por su obra apostólica en todo el mundo, reforzando los hermanos y hermanas en la fe”, le dijo. “¡Gracias, Santo Padre! Rezamos por usted para que el Señor la conserve por muchos años al timón de la barca de su Iglesia”, exclamó, finalmente, generando aplausos de la multitud.
Según el programa de otra jornada intensa, se espera que el Papa, que se aprestaba a ir almorzar en el seminario de Kosice, ciudad que queda a 33 kilómetros, visite por la tarde Lunik IX, un emblemático barrio de la ciudad que se ha convertido en un virtual gueto de comunidad gitana de Eslovaquia y luego se reúna con jóvenes en el estadio Lokomotiva.
Acto seguido, regresará a Bratislava, donde pasará su última noche en la nunciatura. Mañana, después de una misa en el santuario mariano de Sastin, el más importante del país, en el día de la fiesta de la Virgen de los Siete Dolores, patrona de Eslovaquia, regresará a Roma.
Mucha seguridad también en Presov# #PopeInSlovakia pic.twitter.com/BXK87q72LC
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