Ninguna lectura es positiva para un Israel que habló de "error histórico"
JERUSALÉN.- El rechazo israelí al acuerdo nuclear con Irán es categórico, y su singularidad es que no es exclusivo del gobierno, sino que la posición es compartida por los grupos opositores. De todos se oyen críticas al "mal acuerdo" con Irán, que en Israel se presenta como "peligroso".
También en Israel saben que el programa nuclear iraní se verá en gran medida postergado durante por lo menos diez años, que pasará de tener de 19.000 centrifugadoras a sólo 6000 y que Irán podrá tener no más de 300 kilos de uranio enriquecido a un nivel bajo (3,65%), en lugar de los casi 8000 que tiene hoy. Una pequeña parte la tiene, incluso, al 20%, que requiere de poco tiempo para convertirse en nivel militar de más de 90%.
Sin embargo, la preocupación por los problemas supera lo que las potencias presentan como un gran logro que incrementa la seguridad mundial.
Ephraim Asculai, experto en el tema nuclear del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, se pregunta retóricamente qué puede hacer Irán con este acuerdo. "Creo que puede hacer mucho -dijo a LA NACION-. Este acuerdo no ata sus manos de modo que no logre desarrollar un programa nuclear paralelo y secreto, y ello es posible porque la supervisión no será suficientemente buena."
La investigadora en el mismo instituto Emily Landau, que encabeza el Programa de Control Armamentista y Seguridad Regional, ve con preocupación la forma en que se negoció el acuerdo, que determinó -a su criterio- un mal resultado.
"Pasaron de querer terminar con el programa a vanagloriarse de que ahora Irán necesitará 12 meses para llegar a la bomba, en lugar de los dos o tres que necesitaría hoy", advirtió. "Pero cuando termine el lapso pactado para las limitaciones, Irán dirá que cumplió el acuerdo; ya habrá avanzado en el desarrollo, porque se le permite continuar investigando centrifugadoras avanzadas, y tendrá legitimidad como potencia nuclear. Realmente no entiendo cómo es que no ven los peligros", agregó.
De fondo hay un argumento menos técnico en el análisis de por qué Israel rechaza el acuerdo. Ante todo, simplemente no le cree a Irán. "No nos vemos comprometidos por el acuerdo con Irán, porque Irán continúa buscando nuestra destrucción", dijo el premier Benjamin Netanyahu, al recordar que hace sólo dos días iraníes marcharon por las calles de Teherán al grito de "¡Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel!".
Quien intentó combinar una crítica contundente al acuerdo con algo de perspectiva fue el ex primer ministro Ehud Barak, cuya sola aparición en el estudio del Canal 2 agregó dramatismo a la de por sí tensa jornada. Tras dejar la política, no suele aparecer en los medios.
"Este acuerdo abre una nueva página en el mapa geopolítico de Medio Oriente -señaló Barak-. Estados Unidos, Europa, Rusia y China están reconociendo a Irán como una potencia regional legítima y la convierten, más allá del tema nuclear, de parte del problema en parte de la solución."
Pero al mismo tiempo matizó: "No estamos en una situación apocalíptica. Esto no es Europa en 1938 ni Palestina en 1947. Hoy somos el país más fuerte de Medio Oriente y seguiremos aquí".
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