Netanyahu no formó gobierno y los israelíes volverán a las urnas

TEL AVIV.– Luego de agotarse los plazos que tenía el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu , para formar una coalición de gobierno con sus socios conservadores, el Parlamento votó ayer su disolución y la convocatoria a nuevas elecciones.
Con el voto favorable de 74 de los 120 legisladores, la Knesset (Parlamento) llamó a nuevos comicios para el 17 de septiembre, apenas cinco meses después de las últimas elecciones, un hecho sin precedente en la política israelí.
Netanyahu, en el poder desde hace diez años sin interrupción y 13 en total, intentó en vano reunir una mayoría de 65 escaños de derecha. Entre ellos, un apoyo clave era de los cinco legisladores del partido laico y nacionalista Yisrale Beitenu y 16 de dos partidos ultraortodoxos, que representan el 10% de los israelíes.
Pero las negociaciones se bloquearon por el antagonismo entre Yisrale Beitenu y los ultraortodoxos sobre un tema fundamental en un país en guerra: el privilegio de exención del servicio militar otorgado a miles de estudiantes de las escuelas talmúdicas.
En Israel, donde los hombres cumplen casi tres años de servicio militar y las mujeres dos, este trato de favor está considerado por muchos una injusticia.
Pero aunque esa fue la causa inmediata del estancamiento, un tema más profundo está relacionado con los problemas legales de Netanyahu. Al enfrentar una posible imputación de cargos por corrupción en los próximos meses, quería que sus socios en la coalición aprobaran una iniciativa de ley que le daría inmunidad y restringiría los poderes de la Corte Suprema del país. Pero los partidos de oposición rechazan enérgicamente otorgarle inmunidad.
"El hecho de que él no sea un candidato legítimo para el cargo de primer ministro entre los partidos centristas contribuyó mucho a esta situación de crisis", afirmó Yohanan Plesner, presidente del Instituto para la Democracia en Israel y exlegislador.
Falta de apoyo
Avigdor Lieberman, líder de Yisrale Beitenu, pasó de ser un aliado cercano a una piedra en el zapato de su antiguo jefe durante las últimas dos décadas, tras haber ocupado una serie de cargos, incluidos los de ministro de Defensa y canciller.
La base de apoyo de Lieberman son sus compatriotas inmigrantes de la antigua Unión Soviética y acostumbra tener una postura severa frente a los palestinos, pero al mismo tiempo es incondicionalmente laico.
Por eso, para participar en el gobierno Lieberman pedía que se vote una ley que propuso cuando era ministro de Defensa para anular la exención de los ultraortodoxos del servicio militar.
El lunes volvió a decir en Facebook que no tenía "intención de renunciar" a los principios de su partido.
El Likud, el partido de Netanyahu, lo designó enemigo político. "Pensaba haberlo visto todo en política, pero me quedé sorprendido por la intensidad de las presiones, por la paranoia y por las especulaciones a las que me vi expuesto", dijo Lieberman.
Frente a su intransigencia, el Likud avanzó en la disolución del Parlamento y además aprobó anteanoche una lista común con el partido centrista Kulanu de cara a las nuevas elecciones.
Pero muchos ya critican el gasto de dinero y energía que suponen estos comicios.
Un representante del Ministerio de Finanzas citado por la prensa habló de un costo de por lo menos 131 millones de dólares por disolver la asamblea y convocar a elecciones.
Agencias AFP y Reuters
Otras noticias de Benjamin Netanyahu
- 1
La historia no contada de la asociación militar secreta de EE.UU. con Ucrania
- 2
Una baja de natalidad récord agrava la crisis demográfica de Italia y publican un sorpresivo dato sobre los argentinos nacionalizados
- 3
El salto al vacío al que se expone el delfín de Marine Le Pen tras la inhabilitación de su “madrina política”
- 4
19 jóvenes beisbolistas venezolanos pidieron asilo en España