Nervios y dudas en la frontera entre Inglaterra y Escocia
Los habitantes de la zona fronteriza temen que la incertidumbre frene la recuperación económica
BERWICK-UPON-TWEED, Inglaterra.- Ésta es la localidad más al norte de Inglaterra, y ha cambiado de mano entre escoceses e ingleses más de una decena de veces en los últimos 1400 años. Desde la unificación de ambos países, hace más de 300 años, dejó de ser un puesto fronterizo, pero muy pronto podría volver a serlo.
Y la gente de Berwick, muchos de ellos de origen escocés, no están muy contentos con eso: temen que la incertidumbre y la inestabilidad obstaculicen la todavía débil recuperación económica. Los sondeos de opinión son muy reñidos, el debate es agotador y hay nerviosismo en el aire.
"La gente siente y teme que, sin importar el resultado, las relaciones entre Escocia e Inglaterra nunca vuelvan a ser iguales", dijo Tom Forrester, un concejal local.
"Mi corazón me dice que la mayoría de la gente de derecha considerará que para nosotros es más seguro mantener las relaciones como están", dijo Liz Murray, propietaria de un bazar en Berwick, pero que vive cruzando la frontera. "Pero conozco de cerca la pasión de los escoceses y sé que eso puede ser definitorio."
Los interrogantes en este pueblo de 15.000 habitantes van desde los efectos sobre el comercio y la inmigración hasta la incógnita de saber si las pequeñas empresas deberán llenar dos formularios impositivos y lidiar con dos monedas de curso legal. "Si se declara la independencia, ¿voy a tener que pagar impuestos a las ganancias en un país e impuestos comerciales en el otro?", se pregunta Murray. "No puedo pagar un contador, y el papeleo actual ya es enorme, así que me dejaría fuera del negocio."
¿Y qué pasaría con las jubilaciones y las universidades, siendo que en Escocia la matrícula es gratis y en Inglaterra no? ¿Qué pasaría si Escocia establece un régimen impositivo personal o corporativo diferente?
Berwick está a 4 kilómetros de la frontera y es el único poblado inglés con un equipo de fútbol, los Rangers, que juega en la liga escocesa, una herencia de los días en que la red ferroviaria era incompleta y el resto de Inglaterra resultaba más inaccesible. Ese sentimiento de lejanía y aislamiento permanece. Muchos habitantes del condado de Northumberland dicen sentirse igualmente ajenos a Westminster que los escoceses.
"Cuando los escoceses dicen que esos «chetos» del sur de Inglaterra están lejos y no les importa nada de ellos, yo entiendo porque siento lo mismo acá en el extremo norte de Northumberland", dijo Simon Heald, que maneja una librería de usados.
La campaña por el no ha hecho lo posible por atemorizar a los escoceses apuntando al bolsillo, algo que los enfurece, cuando, en realidad, David Cameron y sus colegas "deberían estar enviando hacia el Norte señales de amor y no de miedo", dijo Heald.
"A un pueblo como el escocés, siempre listo para dar pelea, es imposible instilarle el miedo: por algo siempre mandamos a los batallones escoceses a la primera línea de fuego", dijo Heald.
Cameron y el líder laborista Ed Miliband fueron ferozmente criticados por no haberse ocupado hasta último momento de la campaña para preservar la unión, asumiendo que el voto negativo ganaría fácilmente.
"Queremos controlar nuestra economía", dijo Roddy Low, de 47 años. "Hay mucha gente harta de que nos digan lo que tenemos que hacer. Ese sentimiento se viene gestando desde hace 30 o 40 años."
Low habla desde el otro lado del río Tweed, en Coldstream, Escocia, lugar de origen de la Guardia de Coldstream, uno de los pocos regimientos británicos que todavía colaboran con la custodia de la reina Isabel II.
John Dickson dice no tener dudas mientras compra cordero en una carnicería de Coldstream: "Es la única chance que tenemos en los últimos 300 años, y si la perdemos, no habrá otra. Y a los que quieran dormir con los ingleses, yo mismo los ayudo a cargar el colchón al Sur".
Pero también allí en Coldstream hay nerviosismo y un considerable número de personas, como Malcolm Bolam, el propietario de la carnicería, que dicen que votarán por el no, aunque no lo dicen en voz demasiado alta, debido a las profundas pasiones que se agitaron con la campaña.
"Hay demasiadas preguntas sin responder como para que vote por el sí", dijo Bolam. El comerciante es padre de dos pequeñas chicas, y lo preocupa que los bancos y las grandes empresas se muden a Inglaterra, que se pierdan empleos y que los impuestos empiecen a subir a medida que lentamente se vayan agotando las reservas de petróleo y gas que tiene Escocia en el Mar del Norte. Por la excelencia de la carne escocesa, "tengo muchos clientes que vienen del otro lado, y no quiero perderlos", dice Bolam.
Consejos de la reina
"Espero que la gente piense bien su futuro", habría afirmado Isabel II a una persona que se acercó a hablar con ella tras asistir a una misa cerca de Balmoral, su residencia oficial en Escocia, según medios británicos. Acusado de romper la imparcialidad, el Palacio de Buckingham declinó ayer comentar el episodio, ya que se trató de una "conversación privada".
Traducción de Jaime Arrambide
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