Nelson Mandela tuvo su primera despedida masiva en una emotiva ceremonia
Un oficio religioso fue el primer acto oficial de los funerales del Premio Nobel; hubo fuertes discursos de Obama y Raúl Castro, que sorprendieron al darse la mano
JOHANNESBURGO.- Cantos, bailes y ovaciones pero también silbidos y discursos cargados con un contenido político y social reflejaron el legado que dejó Nelson Mandela, el líder sudafricano que supo sembrar la reconciliación de un país en un terreno árido, en el oficio religioso que tuvo lugar esta mañana en Johannesburgo.
La lluvia no fue un impedimento para las casi cien mil personas, entro ellos más de 90 jefes de Estado, que pudieron entrar al estadio Soccer City de Soweto para darle un emotivo adiós al Premio Nobel, primero de los cinco días de funerales.
La lluvia, en realidad, era una señal. En la tradición africana, "cuando llueve, significa que tus dioses te están recibiendo y que las puertas del cielo probablemente también se están abriendo", proclamó el secretario general del Congreso Nacional Africano (ANC, el partido de Mandela), Cyril Ramaphosa, una de las voces cantantes del acto.
En rigor, toda la ceremonia estuvo cargada de símbolos. En ese estadio, Mandela pronunció un discurso histórico en 1990, al salir de la cárcel tras casi tres décadas, y allí también se despidió de su gente por última vez, en la final del Mundial de 2010. También la fecha escondía un significado: hace 20 años, Mandela recibió el Premio Nobel de la Paz junto al ex presidente sudafricano Frederik de Klerk.
Hoy se realizó además un pequeño homenaje en la prisión de Robben Island, donde Mandela pasó 27 años encarcelado antes de salir en 1990, para ser elegido presidente en 1994 y guiar a Sudáfrica a una transición pacífica del régimen racista del apartheid a la democracia multirracial.
El féretro recorrerá las calles de Pretoria entre los días 11 y 13 de diciembre. Finalmente, el funeral de estado cerrará la seguidilla de despedida, el próximo domingo, en su pueblo natal, Qunu.
Oraciones y recuerdos
El oficio religioso, que tuvo una duración aproximada de cuatro horas, comenzó con una oración "interreligiosa" de diferentes credos. Tal era el deseo de Madiba (como se conoce a Mandela en su país, por el nombre del clan al que pertenecía).
El púlpito de oración fue ocupado sucesivamente por representantes de las religiones judía, hindú, musulmana y cristiana, a los que el público siguió con un sentido respeto. El estallido de cánticos y aplausos llegó poco después, cuando entonaron una oración por el alma de Mandela.
Lejos de los formalismos, los primeros en tomar la palabra para homenajear el líder anti-apartheid fue su entorno más cercano. Sus nietos y amigos subrayaron que la presencia de personas de distintas razas mezcladas en la tribuna era la mejor manera de recordar a Mandela, llamado cariñosamente Tata o Madiba. La emoción recorría cada rincón del estadio.
"Nelson Mandela, no hay ninguno como tú", entonaba la masa en zulú, convirtiendo las tribunas en una rítmica marea humana en recuerdo del padre de la Sudáfrica libre y multiétnica.
El público aclamó especialmente a la viuda de Mandela, la mozambiqueña Graça Machel, quien se fundió en un afectuoso abrazo con la ex mujer del líder, Winnie Madikizela-Mandela.
"Libertador del siglo XX"
El primer líder internacional en hacer honor a Mandela frente a las decenas de miles de asistentes fue el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien consideró que Madiba representa a "una de las grandes enseñanzas de la Historia, alguien que predicó con su ejemplo".
A continuación, llegó uno de los momentos más esperados por los asistentes: el discurso del primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama, quien subrayó que Mandela es uno de sus héroes.
"A la gente de Sudáfrica, el mundo les agradece por compartir a Nelson Mandela con nosotros. La lucha de él fue la lucha de ustedes. El triunfo de él fue el triunfo de ustedes", dijo Obama al comienzo de su ovacionado discurso.
"Mandela es el último libertador del siglo XX", sentenció el mandatario. "Mandela nos enseñó que nada es imposible hasta que está hecho –subrayó- . Sudáfrica nos enseñó que podemos que podemos elegir un mundo donde no haya conflicto, sino justicia y paz".
Después de saludar cordialmente al mandatario de Cuba, Raúl Castro, en un gesto histórico, Obama incluyó en sus palabras una fuerte crítica a los líderes autoritarios. "Hay muchos dirigentes que se dicen solidarios con el combate de Nelson Mandela por la libertad pero no toleran la oposición de su propio pueblo", cuestionó, frente a un palco con dictadores que no supieron aprehender la lección de Mandela.
Obama compartió el viaje de 16 horas desde Washington hasta Johannesburgo con la primera dama Michelle Obama, el ex presidente George W. Bush y su esposa Laura, y la ex secretaria de Estado Hillary Clinton. Los ex presidentes Jimmy Carter y Bill Clinton también asistieron a la ceremonia.
"Una referencia"
Después de Obama, llegó el turno de Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, el segundo país con mayor cantidad de población negra (después de Nigeria). En su discurso, la mandataria afirmó que Mandela "inspiró la lucha civil en Brasil y América del Sur".
"La lucha de Mandela -remarcó- fue un modelo no sólo para este continente, sino para otros. Madiba es un ejemplo y una referencia para todos nosotros".
Rousseff, que manifestó que su país lleva "con orgullo sangre africana" en sus venas, concluyó su alocución con un "¡Viva Mandela para siempre!".
Después de Rousseff, tomaron la palabra de Li Yuanchao (vicepresidente chino), Hifikpunye Pohamba (presidente de Namibia) y Pranab Mukherjee (mandatario indio).
"Un ejemplo para América latina"
El último mandatario del extranjero en rendir homenaje a Mandela fue Raúl Castro, quien afirmó que "Nelson Mandela es un ejemplo insuperable para América latina y el Caribe".
"Recuerdo su entrañable amistad con Fidel", dijo Castro, en referencia a su hermano. La relación entre ellos dos comenzó en los años 70, cuando la isla comunista apoyó al Congreso Nacional Africano (ANC), el partido de Mandela, cuando éste estaba en prisión.
"Rendimos emocionado tributo a Nelson Mandela, a quien se reconoce como símbolo supremo de dignidad y de consagración inclaudicable a la lucha revolucionaria por la libertad y la justicia; como un profeta de la unidad, la reconciliación y la paz", dijo Raúl Castro.
"Mandela es un ejemplo insuperable para América latina y el Caribe que avanza hacia la unidad e integración en beneficio de sus pueblo, respetuosos en su diversidad, con la convicción de que el dialogo y la cooperación son el camino para la solución de diferencias y la convivencia civilizada de quienes piensan distinto", agregó.
Entre silbidos
Finalmente, el presidente sudafricano, Jacob Zuma, apareció en el escenario en medio de fuertes abucheos, producto de las denuncias por corrupción que ocupan las primeras planas en las últimas semanas.
En su discurso, Zuma calificó a Mandela como "un luchador por la libertad que rechazó permitir que la brutalidad del apartheid se opusiera a su lucha". "Con mucho cuidado, consiguió gestionar la indignación y la frustración de opresores y oprimidos, al recordarnos la humanidad que compartíamos", dijo.
Mientras el estadio ya iba quedando vacío, el obispo Ivan Abrahams ofició un extenso sermón, seguido por un cierre a cargo del Premio Nobel y amigo de Mandela, el arzobispo emérito de Ciudad del Cabo, Desmond Tutu.
Entre los líderes internacionales presentes estuvieron François Hollande (Francia), acompañado por su antecesor, Nicolas Sarkozy; David Cameron (Gran Bretaña), Mariano Rajoy (España) y Robert Mugabe (Zimbabwe). En representación de la Argentina asistió el vicepresidente, Amado Boudou, dado que hasta anoche, la presidenta Cristina Kirchner no podía viajar en avión.
Agencias EFE, Reuters, AP y AFP
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