Nataliya Gumenyuk: “Rusia acaba de pasar del sistema autoritario al totalitario”
En una entrevista con LA NACION, la periodista y activista de derechos humanos ucraniana analiza el impacto de las recientes elecciones y cómo puede seguir la guerra
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La periodista ucraniana Nataliya Gumenyuk recorre su país recabando testimonios sobre la violencia física y psicológica de los rusos contra la población civil, como cofundadora del The Reckoning Project, que busca mostrar al mundo lo que significa estar bajo el ataque de Moscú.
Autora de tres libros, incluido uno sobre la región de Crimea, ocupada por los rusos desde 2014, Gumenyuk asegura que el Kremlin nunca abandonó su sueño de tomar el control de Ucrania, y que nada salvo la fuerza lo hará desistir. Sostiene además que Vladimir Putin solo entiende el idioma de las armas, y que las últimas elecciones, más ficticias que nunca, reforzaron la evolución del régimen hacia un sistema totalitario y una máquina de guerra.
“Si realmente escuchas los discursos de Putin, se trata de una guerra contra el mundo”, dijo a LA NACION Gumenyuk, de visita en Buenos Aires para exponer los hallazgos documentados del Reckoning Project.
-¿Por qué decidió venir a presentar el proyecto a la Argentina?
-Esto que estamos viviendo no se trata realmente de Oriente y Occidente ni de la Guerra Fría. Se trata de cosas universales que todos compartimos. Al principio hicimos la mayor parte de nuestras publicaciones, películas y artículos para los medios de comunicación occidentales de habla inglesa. Para la revista Time, The Atlantic, The New York Times, y nos dimos cuenta de que quizás a esta altura valía la pena contar la historia en otros países, así que se me dio la oportunidad de estar aquí.
-Usted ha recorrido mucho su país y hablado con todo tipo de gente que sufre de lleno el conflicto. ¿Se nota cansancio en la sociedad luego de dos años de guerra?
-Algo que entender sobre la guerra y el sentimiento de la gente es que, por supuesto, después de dos años es muy natural estar cansado. Es difícil. Es difícil trabajar, está el riesgo constante de un ataque de misiles, un tercio de la población del país está desplazada, y realmente no se puede vivir totalmente a salvo en las ciudades de primera línea. Por supuesto que la gente está cansada. Además, al contrario que en muchos otros lugares, Ucrania nunca ha tenido una tradición de ejército fuerte. Por eso el ejército ucraniano está hecho de civiles, la mayoría de la gente que se unió al ejército después de 2022 tenía profesiones civiles. Dejaron su trabajo en investigación, en periodismo, en marketing, en el campo, la docencia, la construcción… cualquier trabajo. Pero no hay que confundir el cansancio con rendirse. Es como cuando estás enfermo. Cuando estás enfermo es muy duro, pero tienes que superarlo. Porque la alternativa, si dejas de tratarte, de recuperarte, de esforzarte, es que vas a morir. Así que los ucranianos, por desgracia, no tenemos elección. No depende de los ucranianos parar esta guerra. Si las tropas rusas abandonan Ucrania, la guerra se acaba ahí.
-¿Qué pasaría si se firmara un armisticio ahora mismo, con la frontera como está según la línea de ocupación?
-Quizás es importante responder en primer lugar que es una pregunta realmente hipotética. No existe tal oferta. Simplemente no existe. Si nos fijamos en la posición de Putin, dice que están reforzando la movilización, que están poniendo más dinero en armamento. No hay oferta de parar. Su retórica es que van a la etapa de la guerra perpetua. Es importante que escuchemos lo que realmente dice Moscú. Si enciendes la televisión rusa la narrativa es sobre destruir más ciudades, sobre tomar Kiev.
-¿Siguen hablando de tomar Kiev?
-Siguen hablando de eso. Así que, en primer lugar, es muy importante entender que no existe ninguna línea limítrofe para Rusia. Desde Occidente es quizá el pensamiento teórico de la gente que no participa, una discusión que no tiene nada que ver con la realidad. Dicen: “Tenemos que encontrar la manera de salir de esta guerra, discutámoslo”. La realidad es que la retórica rusa habla de la militarización del país. Están movilizando a mucha gente y la economía rusa se está volviendo cada vez más bélica. Si realmente escuchas los discursos de Putin, se trata de este tipo de guerra contra el mundo. Y sobre nosotros hablan de tomar Kiev, golpear, presionar y tomarnos. Así que la discusión este año es si tratarán de tomar Kiev o tratarán de retomar Kharkiv. También se discute sobre el cambio de régimen. Entonces, ¿cuál puede ser la oferta rusa? La oferta es que los dejemos ocupar incondicionalmente nuestros territorios.
-¿Cómo es la vida en los territorios ocupados? ¿Qué riesgos están corriendo los civiles ucranianos?
-Para los civiles es un riesgo absoluto. Cuando hablamos con supervivientes sobre estos dos años de experiencia de guerra, vemos que no es condición necesaria tener una opinión diferente, tu propia opinión, para estar en riesgo de que te lleven al centro de detención. Hay casos endémicos de violencia, torturas y detenciones en la ocupación. La gran diferencia de la ocupación de Crimea y el Donbass, que fue antes de la gran invasión, es que en ese entonces los objetivos de la represión tal vez eran personas con posiciones políticas, tal vez periodistas, intelectuales, minorías religiosas. Aunque por supuesto eso era muy malo, ahora el hecho de no apoyar abiertamente a Rusia ya es una razón para arriesgar la libertad, para ser detenido, para ser sospechoso. Estoy hablando de todo el territorio ocupado. Imagínese a un ucraniano común, digamos de un pueblo rural. Vivieron en Ucrania toda su vida y realmente no entienden por qué de repente este país debe ser dirigido de una manera diferente. Así que, por supuesto, no son leales al Estado ruso. De repente alguien ocupa tu pueblo, ¿por qué deberías ser leal a esa gente? Pero esa es razón suficiente para ser detenido y perseguido. Lo que significa que toda la población ucraniana, sin importar las creencias religiosas o el origen étnico está en riesgo.
-¿Es un estado policial, como los nazis cuando ocuparon Francia, por ejemplo?
-Es un estado policial. En cualquier lugar, en cualquier pueblo, se llevan gente a los centros de detención. Y los torturan. Hay gente que se la llevaron dos veces, tres veces, otra gente que estuvo desaparecida dos años. Cuanto más tiempo pasamos en guerra más gente pasa por este sistema. Es un sistema que se está volviendo más organizado en términos de supresión y represión.
-Son cada vez más totalitarios…
-Sí, y tenemos que entender que hay una diferencia con Crimea, donde al menos pretenden tener algo así como un tribunal de justicia ruso, aunque los casos son fabricados. Los otros territorios siguen siendo dirigidos por militares, no por civiles. Con juicios sumarios. Realmente no hay verdaderos tribunales, simplemente la gente es llevada de la calle al centro de detención, y luego nadie sabe dónde están. En una de las regiones ocupadas de Kherson, durante el primer año, los jefes de 47 de las 49 comunidades locales fueron detenidos o secuestrados en distintos momentos. Es muy importante entender que estas personas viven en su propio territorio, con su estilo de vida, con determinado nivel de democracia, y luego vienen soldados armados y les dicen que deben pensar de manera diferente, actuar de manera diferente, hablar un idioma diferente. Que no estudien su propia historia. Es deber del Estado proteger a estas personas, no abandonarlas. Eso es una cosa cuando hablo de ocupación, cómo está la gente. La segunda cosa es sobre política y el acuerdo de paz.
-¿No se puede acordar con los rusos?
-Ucrania firmó un acuerdo de paz en 2014 con Rusia sobre el Donbass. Pero bajo el pretexto de las negociaciones sucedía otra cosa: la acumulación militar y la preparación de ese territorio para la invasión. Creo que mucha gente malinterpretó lo que el Kremlin estaba pensando sobre la guerra. Y ahora mismo el Kremlin sólo está comprando tiempo para recrear la producción de armas, recrear la cadena de suministros desde las sanciones, cómo organizarlas mejor desde Irán, desde Corea del Norte…
-¿Cómo vio la reelección de Putin?
-Es muy interesante que ellos ni siquiera pretendieran llevar a cabo las elecciones como es debido. En las elecciones anteriores estuve en Moscú. Bien, fueron elecciones falsas, sí, pero al menos había un candidato opositor, había algunos observadores en los centros de votación. Esta vez lo que había era gente armada. Y no había oposición política; Navalny fue asesinado antes de las elecciones. También se votó en los territorios ocupados, se permitió votar varias veces a personas sin pasaporte ruso… fue una estafa total. Me pregunto por qué sigue siendo importante para ellos tener elecciones. Será para tener algún tipo de sistema de semilegalidad. Creo que acaban de pasar del sistema autoritario al totalitario. Se puede ver que el régimen se muestra como simplemente decidido a dirigir el país en un “modo de guerra”. No por la de Ucrania, sino un modo de guerra interno.
-¿Y qué se puede decir del resto del mundo, de los apoyos de Ucrania? Ellos también parecen algo cansados.
-La experiencia demostró que Rusia no se detiene sola. Se la debe detener. Darle Crimea en 2014 no la detuvo. La idea occidental era persuadir a Ucrania para que no se resistiera y decirle que con eso ya estaba, pero entonces ocurrió la intervención en Donbass y la guerra mayor. Creo que esta lección está aprendida. Es muy desafortunado que en lugar de ocuparse de muchos de los problemas que enfrenta el mundo, al menos los países europeos tengan que invertir más en defensa. Pero el argumento ucraniano es que es mejor detener a los rusos ahora. Necesitamos armas para detenerlos. Porque si no nos dan armas ahora, el teatro de batalla puede moverse, y ahí sí necesitarán más. Así que mejor detengámoslos ahora en territorio ucraniano. Es interesante que Rusia diga que está luchando contra Occidente y que al final sean sólo los ucranianos los que luchan, los ucranianos los que pierden la vida, las ciudades ucranianas las que son atacadas. La idea principal es decir que nos ayuden a estar lo suficientemente armados, a no dejar que esta línea del frente se mueva. Ya demostramos que incluso un país más pequeño con un ejército más ágil puede detener a este agresor más grande.
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