Muro de Berlín: las diferencias que persisten entre el este y el oeste de Alemania a 30 años de la caída
El muro de Berlín cayó hace treinta años, cuando los alemanes lo destrozaron de a partes como pudieron, con martillos, cinceles, pancartas, llantos, gritos, protestas. Con rabia en noviembre de 1989 el pueblo dividido se reunió en la plaza de a cientos de miles para manifestarse y pedir cambios y siguió en las calles y se quedó por días hasta que ese jueves 9 la presión fue tal que puso fin al régimen que gobernaba en uno de los lados y dejó sin sentido la separación. Así, con las manos y la historia de testigo, los alemanes destriparon los bloques de cemento de esa pared que partió en dos ciudades la capital. Y sin embargo, tres décadas después, algo queda. Las diferencias quedan. Las costumbres quedan. La división no se va. Es cicatriz. En el piso. En el aire.
Fue la propia canciller Angela Merkel quien advirtió hace unas semanas, cuando habló una vez más sobre la barrera levantada el 13 de agosto de 1961 por la madrugada, que la reunificación de aquellas dos Alemanias (una comandada por el socialismo y la otra, por el capitalismo) aún está en proceso. "Se ha logrado mucho en las últimas décadas pero aún queda mucho por hacer", dijo la mandataria sobre los restos de ese muro, construido en etapas, que en Berlín medía 43 kilómetros y en total más de 150, cuya altura era de tres metros y medio y su anchura, de entre 30 y 500 metros. Fue una barrera que bloqueó doce líneas de transporte público y 193 calles, que separó familias, que fue vigilada por 302 torres, casi doce mil soldados, vallas metálicas, alambres de púa, perros, que costó más de ocho millones de euros, por el que murieron 600 personas al intentar huir y que evitó que más de cien mil lo hicieran. Fue una separación que duró 28 años, dos meses y 26 días.
La división continúa
Así Merkel, criada en la parte oriental, pronunció al micrófono lo que desde hace tiempo evidencian los informes del gobierno alemán. El este no es el oeste. Brandeburgo, Sajonia, Turingia, Mecklemburgo-Pomeria y esa parte de Berlín no son como los otros diez estados occidentales y aquella parte de la capital. No. Tienen grandes diferencias, varias sociales. Entre 1990 y 2015, los estados de la Alemania que habían quedado a la derecha en el mapa -la República Democrática Alemana, bajo el ala de la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial- perdieron 15 por ciento de población, que prefirió mudarse a la parte que había quedado del otro lado. Muchos de ellos fueron jóvenes, lo que provocó un envejecimiento de sus habitantes. Hoy en el este además son poco religiosos, hay más mujeres en puestos de trabajo y votan con mayor convicción (un 25 por ciento) a la ultraderecha porque sienten peor seguridad laboral y peor protección contra el crimen. Mientras que en el oeste -en la ex República Federal de Alemania, la del mercado libre- reciben más extranjeros, van más a las iglesias y tienen mejores jubilaciones y mejor tecnología.
La economía aún, también, es distinta. Al caer el muro en el este había escasez de bienes de consumo básicos, una productividad muy baja en comparación con la del oeste y el 70 por ciento de la maquinaria industrial necesitaba ser reemplazada. Según datos de los últimos años que se desprenden del informe anual sobre la unidad, en promedio el desempleo del este es entre 3 y 4 puntos más alto que el del oeste y los sueldos, 15 por ciento más bajos. En el este y por año los habitantes ganan siete mil euros menos, consumen dos mil euros menos y trabajan más horas. El área que conforman los cinco estados que vivieron bajo el socialismo registró en 2005, en plena unidad, su peor momento: 18 por ciento de la gente no tenía empleo.
El este vivió un proceso de desindustrialización muy fuerte que con los años se fue revirtiendo pero que todavía se percibe. Como con los edificios tan característicos de esa época y tan distintos de aquellos de la Berlín más moderna. Las grandes firmas no hacen apuestas. Ninguna empresa que cotiza en el DAX, el índice de capitalización bursátil compuesto por las 30 principales empresas cotizadas de la Bolsa de Fráncfort, tiene su sede allí. En el este la mayoría de las firmas son PyME. Tampoco es igual la recaudación tributaria: el oeste suele percibir el doble.
"Muchas personas en el este están descontentas con el proceso de ‘igualación’ de las condiciones de vida. En 1990, los políticos les prometieron ‘paisajes florecientes’ en un tiempo razonable, con ingresos iguales. Pero los salarios todavía están en un 80% respecto de los niveles del oeste. Además muchas personas comparten la opinión de que están en desventaja respecto de las oportunidades y la participación democrática", dijo a LA NACION Joachim Ragnitz, economista alemán especializado en asesoramiento político. Y agrega: "La diferencia más importante está en el PBI y se debe principalmente a las características estructurales que no se pueden superar a corto plazo".
Alemania se reunificó de manera oficial el 3 de octubre de 1990, menos de un año después de la caída del muro de Berlín. Sin embargo quienes viven en el este dicen sentirse al día de hoy ciudadanos de segunda.
A principios del mes pasado el ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, dijo al periódico Bild que a su entender las diferencias desaparecerán recién dentro de unos años. "Creemos que pasará una década antes de que tengamos las mismas condiciones de vida en toda Alemania".
Dos estados
La comparación entre un estado de cada lado es otra muestra de esta reunificación aun no cerrada. Los datos oficiales son prueba de ese muro que ya no está pero que queda de manera invisible. Pese a que reconoce que es difícil seleccionar a los distritos más representativos de cada zona, Frank Thalheimer, de la Oficina Estatal de Estadística de Baden-Württemberg, señaló que comparar Baviera (oeste) y Sajonia (este) podría ser útil, "sin dejar de lado sus estructuras, que definen el desarrollo económico y las diferencias".
Baviera tiene una superficie de 70.550 km², una población de 13 millones de personas y recibe más de 39 millones de turistas cada año. Alrededor de un cuarto de las empresas que cotizan en el DAX tienen su sede en este estado. Por año, en promedio sus trabajadores ganan 41 mil euros y consumen por más de 20 mil. Trabajan seis horas. En 2014, desde aquí se exportaron productos por 168.891.510 euros y se importaron por 150.153.802.
Sajonia tiene una superficie de 18.416 km², una población de más de 4 millones y en 2017 consiguió su récord turístico al recibir 7,9 millones de visitas. En sus cuadras no hay sedes de firmas que coticen en el DAX. Por año, en promedio sus trabajadores ganan 32 mil euros y consumen por más de 18 mil. Trabajan seis horas. En 2014, desde aquí se exportaron productos por 20.533.630 euros y se importaron por 35.974.820.
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