Murió el niño enfermo cuyo padre es rehén de las FARC
Falleció de cáncer sin ver en libertad a su progenitor; tenía 12 años
BOGOTA.- Consumido por un cáncer terminal, el niño colombiano Andrés Felipe Pérez, que se había convertido en el símbolo de la protesta de la sociedad civil contra la guerrilla, falleció ayer sin ver hecho realidad su único deseo: que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) liberaran a su padre, tal como reclamaba el mundo.
El menor de 12 años murió en su casa de la ciudad de Buga (a 300 kilómetros de Bogotá) a causa de una falla respiratoria, esperando la llamada de su padre desde su cautiverio en algún lugar de las selvas de Colombia. A principios de mes, Andrés Felipe se había trasladado desde Bogotá para pasar sus últimos días con familiares.
El niño dependía de una máscara de oxígeno y lucía calvo por la quimioterapia. Andrés Felipe padecía cáncer desde los seis meses, cuando le fue diagnosticado en un riñón que los médicos le extirparon entonces. La enfermedad entró hace siete años en un proceso de metástasis al propagarse al otro riñón, a un pulmón y a una pierna.
Andrés Felipe sólo deseaba ver a su padre, el cabo Norberto Pérez, que fue secuestrado en marzo de 2000 por las FARC. "Lo último que manifestó fue que si lo llamaba su papá lo despertaran porque se iba a dormir. Eso me partió el alma, porque la muerte lo tomó durmiendo esperando la llamada que nunca llegó", contó el capitán Juan Carlos Meneses, de la policía local, que estaba con él cuando murió.
"Una vez más, vemos un acto de insensatez por parte de las FARC frente al dolor humano", enfatizó el presidente colombiano, Andrés Pastrana, que resaltó que "Andrés Felipe unió ese sentimiento nacional en contra de la violencia, de la intolerancia".
El drama de Andrés Felipe Pérez, que mostró la profunda división que existe entre la sociedad civil y la mayor guerrilla del país, se dio a conocer en abril último, cuando comenzó a complicarse su salud. Según los médicos, un trasplante del pulmón de su padre lo hubiera salvado entonces.
Su situación había desatado un movimiento nacional de solidaridad. El caso conmovió a personas de todas las edades y condiciones sociales que ofrecieron canjearse voluntariamente por el policía, propuestas que no fueron respondidas por los rebeldes. La liberación del cabo Pérez también fue solicitada por Pastrana, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA y el papa Juan Pablo II.
Las FARC desoyeron los reclamos para que tuvieran un gesto de humanidad. Como salida, hace dos semanas las FARC propusieron intercambiar al policía por un guerrillero preso, pero el gobierno los rechazó remarcando la asimetría de los casos.
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