Murió el escritor Peter Kaldheim mientras recitaba un monólogo en Barcelona
El estadounidense se encontraba dando su primera presentación en español en la sala Cronopios cuando falleció súbitamente
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El escritor neoyorquino Peter Kaldheim, autor del libro “El viento idiota”, murió a los 72 años mientras recitaba un monólogo en la sala Cronopios de la ciudad de Barcelona en la que era su primera actuación en público y en español. Según informó el diario La Vanguardia, fue asistido por tres unidades de emergencia que intentaron reanimarlo.
Kaldheim había iniciado su carrera en la década de 1970 en su país natal, se había licenciado en Literatura Inglesa por la universidad de Dartmouth, y su carrera como escritor y editor se había visto truncada por su adicción a las drogas y al alcohol, que lo había llevado a la cárcel de Rikers Island, en Nueva York. Tras salir de la prisión en la década de 1980, viajó por todo Estados Unidos, viviendo en la calle y trasladándose en los trenes de mercancías.
En 1987 se vio forzado a escapar de su Nueva York natal durante una intensa tormenta de nieve debido a que las deudas que contrajo con un mafioso local pusieron en peligro su vida. Inició de ese modo un viaje de casi tres años que le llevó a recorrer Estados Unidos de punta a punta. En ese tiempo, Kaldheim, solo, sin familia y sin dinero, se vio enfrentado a situaciones entre lo trágico y lo desesperado: su ex mujer murió en sus brazos de manera fortuita, muchas noches tuvo que dormir al raso exponiéndose a todo tipo de peligros, acudió a comedores de beneficencia, viajó ilegalmente montado en trenes de carga como en los tiempos de la Gran Depresión… Gracias a todas esas penurias, sin embargo, logró dejar atrás para siempre su adicción a las drogas.
A principios de los años noventa, recaló, tras un inspirador proceso de superación personal, en el parque de Yellowstone para trabajar en un restaurante; a partir de ese momento, y hasta su jubilación, de vuelta ya en Nueva York, su actividad laboral iba a centrarse en la hostelería. Esta historia es la que cuenta en su único libro, “El viento idiota”, publicado por Planeta en España, y que luego lo llevaría a Barcelona en 2020, ciudad con la que estableció una intensa relación que le llevó incluso a interesarse por la literatura catalana, además de la española. Era admirador de los escritores Jack Kerouac y Roberto Bolaño, se consideraba un lector empedernido y estupendo prescriptor, y estaba escribiendo su segunda novela.
Sus restos serán repatriados en breve a Estados Unidos. Deja profundamente consternados al numeroso grupo de amigos que logró establecer en Barcelona y que, cariñosamente, lo habían bautizado como “el último beatnik”.
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