Murió ayer Leah Rabin, una ferviente defensora de la paz
La viuda del primer ministro asesinado falleció de cáncer
JERUSALEN (AP).- Leah Rabin, viuda del asesinado primer ministro israelí Yitzhak Rabin y una abierta activista por la paz, falleció ayer, víctima del cáncer, a los 72 años.
La señora Rabin padecía el mal desde hacía unos meses y la gravedad de la enfermedad se hizo evidente al no poder presentarse en una manifestación el sábado último, cuando se conmemoraba el quinto aniversario del asesinato de su marido.
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"El tren de la paz ha de seguir su recorrido, pase lo que pase, hasta llegar a la última estación", dijo Leah Rabin en una conferencia en Buenos Aires, el 9 de mayo de 1996. Hoy, ese tren parece detenido, y Leah Rabin, una de sus más firmes conductoras, dejó de existir sin haber podido siquiera vislumbrar un destino cercano.
Leah Schlossberg nació el 8 de abril de 1928 en Koenigsberg, ciudad situada en la entonces Alemania y que ahora es parte de Rusia, pero cuando tenía cinco años sus padres emigraron hacia el protectorado británico de Palestina.
Calladas las bombas de la Segunda Guerra Mundial, Leah decidió dejar sus estudios y se unió al Palmach, un comando de elite que luchaba contra el dominio de Gran Bretaña. Fue allí, trabajando para el diario del movimiento, donde conoció al joven oficial Yitzhak Rabin. Se casaron en 1948 y tuvieron dos hijos, Dalia y Yuval.
Desde la sombra de su papel de ama de casa, Leah respaldó siempre las ambiciones políticas de Rabin, que en 1974 lo llevaron a ser elegido el primer ministro más joven que tuvo Israel. Sin embargo, fue también Leah quien, sin quererlo, ayudó a la caída de su gobierno: en 1977 se descubrió que la primera dama tenía una cuenta bancaria en Estados Unidos, ilegal en el Israel de ese entonces.
Tardaría 15 años Rabin en volver a encabezar un nuevo gobierno laborista. Y tras poco más de 12 meses en el cargo, en septiembre de 1993, el flamante primer ministro laborista firmó los Acuerdos de Oslo con Arafat, que los hicieron merecedores del Premio Nobel de la Paz.
Los más enconados críticos de Leah aseguran que su carácter fuerte y arrogante -que se traslucía en sus aguda mirada- no hizo más que avivar los odios que la extrema derecha sentía por su marido.
Y el 4 de noviembre de 1995, mientras ambos participaban de una manifestación por la paz en Tel Aviv, sucedió lo que tanto se temía: Rabin fue asesinado a balazos por el religioso ultranacionalista judío Yigal Amir.
A partir de ese día, la vida de Leah cambió por completo. Asumió los ideales de su marido como propios y se convirtió en una de las militantes más activas por la paz. Llegó a decir que Yasser Arafat era como "parte de la familia", provocando la ira de la derecha israelí. Pero ella, la "dama de piedra", no bajó nunca la cabeza en su decidida lucha por la paz.
No dudó en lanzar sus dardos contra el premier derechista Benjamin Netanyahu y, el año último, apoyó la candidatura de Ehud Barak, aunque tras la fracasada cumbre de Camp David de julio pasado reconoció que se sentía defraudada por él.
Ayer, al rendirle homenaje, el presidente Bill Clinton la definió como "una amiga de la paz en Medio Oriente", una idea que por estos días goza de pocos seguidores.