Murió a los 98 años Giorgio Napolitano, el primer presidente comunista de Italia y símbolo político del país
El exjefe de Estado (2006-2015) falleció a los 98 años, fue un líder muy respetado a nivel nacional e internacional, un “servidor de la Patria”, según el papa Francisco
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ROMA.- A los 98 años cumplidos el 25 de junio pasado y después de días de agonía en una clínica romana, murió este viernes el expresidente de Italia Giorgio Napolitano, el primer comunista en acceder a la máxima jefatura de Estado y el primer mandatario italiano que tuvo un segundo mandato.
Napolitano, que perteneció al influyente y hoy desaparecido Partido Comunista Italiano (PCI), era senador vitalicio, cargo que le corresponde a todos los presidentes eméritos de Italia. En los últimos años había tenido que someterse a varias intervenciones quirúrgicas debido a diversos problemas de salud, de las que siempre se había recuperado en forma sorprendente, como en mayo de 2018 de una operación al corazón, según recordó el Corriere della Sera. Pero esta vez, ya muy débil, no logró superar condiciones muy críticas. Murió acompañado por su mujer, Clio, y sus dos hijos, Giulio y Giovanni.
Figura de alto perfil institucional y cultural muy respetada tanto nacional como internacionalmente, Napolitano fue el onceavo presidente de Italia: en mayo de 2006 sucedió al presidente Carlo Azeglio Ciampi. Entonces su candidatura era auspiciada por la centroizquierda y hostigada por la derecha, liderada por el expremier y magnate Silvio Berlusconi, que falleció en junio pasado, a los 86 años.
Su elección le allanó al expremier y comisario europeo Romano Prodi el tortuoso camino hacia la jefatura de gobierno. Luego de jurar solemnemente, le encargó la formación de un nuevo gobierno al “Professore”, jefe de la centroizquierda y ganador al filo de la navaja de las elecciones, superando a su rival de siempre, Berlusconi.
Conocido por su moderación, prudencia y sentido del Estado, Napolitano asumió entonces el cargo institucional máximo del país prometiendo ser “súper partes” en un clima de gran división política. Napolitano ya había ocupado puestos de relevancia.
En 1996, durante el primer gobierno de Prodi, se había convertido en el primer ex rojo en lograr la titularidad del Ministerio del Interior; también había sido presidente de la Cámara baja (1992-1994).
Resistencia comunista
Nacido en Nápoles el 25 de junio de 1925, se unió a la resistencia comunista durante la II Guerra Mundial, antes de entrar en el partido, en 1945. Tras estudiar jurisprudencia, fue elegido diputado por primera vez en 1953. En sus cuatro décadas como legislador –también ante el Parlamento europeo- se lo recuerda como uno de los primeros y más fervientes partidarios del viraje reformista de los años 90 en el Partido Comunista de Europa, aún antes de la caída del muro de Berlín, que precipitó la desaparición del PCI, en su momento el más importante partido comunista de Occidente.
Durante su primer mandato, cuando en abril de 2009 visitó la zona de L’Aquila azotada por un terremoto que mató a 300 personas y causó enorme destrucción, Napolitano denunció las “irresponsabilidades difusas” en la construcción de miles de edificios que, de haber sido realizados con todas las de la ley, quizás no se hubieran desplomado con el sismo. “Nadie está libre de culpa”, acusó.
Al convertirse, el 20 de abril de 2013, en el primer presidente de la historia italiana electo para un segundo mandato y, con 87 años, en el más anciano de la historia del país, tampoco tuvo pelos en la lengua. En un discurso memorable, le pegó un reto durísimo a la clase política italiana, a la que fustigó por la “irresponsabilidad” demostrada al no lograr ponerse de acuerdo para elegir a otro presidente al expirar su mandato. Entonces “Re Giorgio”, como fue rebautizado por la prensa, aceptó volver al cargo más importante del país después de que los principales partidos se lo suplicaron: era la única solución para destrabar un bochornoso impasse político.
Por su avanzada edad, Napolitano dimitió dos años más tarde, en 2015, y fue sucedido por Sergio Mattarella, el actual presidente, que en enero de este año, después de 7 años de mandato y pese a que tampoco quería ser reelecto, debió seguir sus pasos. Tras otra lamentable situación de estancamiento total del Parlamento, debió aceptar ser votado para un segundo mandato.
Fue justamente al ver ese espíritu de sacrificio mostrado por Napolitano, el primer presidente italiano que conoció tras llegar en marzo de 2013 al trono de Pedro, que el papa Francisco siempre admiró su figura. Fiel reflejo de esto, al final de su tradicional audiencia general de este miércoles, enterado de sus graves condiciones de salud, pidió por “este servidor de la Patria”.
Al enterarse de su muerte en Marsella, donde se encuentra de viaje para llamar la atención por el drama migratorio en el Mediterráneo, Francisco recordó al expresidente de Italia en un telegrama enviado a la esposa de Napolitano, Clio Bottoni: “Me despertó sentimientos de emoción y, al mismo tiempo, de agradecimiento por este estadista que, en el desempeño de sus altos cargos institucionales, demostró grandes cualidades intelectuales y una sincera pasión por la vida política italiana, así como un gran interés por el destino de las naciones”.
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