Múnich, en vísperas de una guerra: la verdad detrás del plan de funcionarios-espías para frenar a Hitler antes de la Segunda Guerra
La ficción de Christian Schwochow basada en el libro de Robert Harris se enfoca en la firma del tratado de paz en la ciudad alemana en 1938 y se convirtió en una de las películas más vistas de Netflix a nivel global; la trágica historia de Adam von Trott, el “embajador de la resistencia” al nazismo
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Esta nota contiene spoilers de la película Múnich: en vísperas de una guerra.
La euforia de la multitud era evidente en el Aeródromo de Heston, Londres, ese 30 de septiembre de 1938. El clima era de fiesta: se había evitado otra guerra. Ovacionado por el público presente, el primer ministro británico Neville Chamberlain bajó las escalinatas del avión que lo traía de vuelta desde Alemania victorioso. Frente a las cámaras, con su mano derecha, mostró al Reino Unido -y al mundo- una hoja de papel doblada, con el peso en su interior de la Declaración anglo- alemana, la garantía de que Adolf Hitler no iba a invadir Checoslovaquia, el fin de la pesadilla europea. “Este es el preludio de un acuerdo mayor en el que toda Europa podrá encontrar la paz”, dijo.
Aquel día, Chamberlain, su homólogo francés, Édouard Daladier, el führer, Adolf Hilter y el líder fascista, Benito Mussolini, firmaron el Acuerdo de Múnich. En palabras de Chamberlain, implicaría “la paz para nuestros tiempos”, un respiro para el Viejo Continente que temía revivir los horrores de la Primera Guerra ante una inminente invasión alemana a Checoslovaquia.
En marzo de ese mismo año, Hitler había anexado Austria al Tercer Reich, un punto necesario para cumplir con su objetivo de formar una “Gran Alemania” y ganar “espacio vital” (Lebensraum) para todos los alemanes. El temor a una nueva guerra mundial recorrió todo Europa.
Por eso, los tres líderes acordaron otorgarle la ocupación de los Sudetes -un territorio al oeste de Checoslovaquia- a Hitler, a cambio de su compromiso de no tomar el resto del país y evitar un conflicto mayor.
Apenas once meses después, Chamberlain anunció por mensaje radial que el Reino Unido declaraba la guerra a la Alemania nazi, el comienzo de seis sangrientos años que se cobraron la vida de 85 millones de personas -3% de la población mundial- en el conflicto bélico más letal, la Segunda Guerra Mundial.
El acontecimiento histórico inspiró al novelista y periodista británico Robert Harris a escribir su libro Múnich, publicado en 2017 por la editorial Penguin y convertido en la película Múnich: en vísperas de una guerra, que hoy se encuentra en el tercer puesto del top 10 global de las más vistas en Netflix.
La ficción histórica de Harris, dirigida por el alemán Christian Schwochow, tiene como protagonistas a un secretario del premier británico llamado Hugh Legat (interpretado por George MacKay) y un diplomático alemán llamado Paul von Hartman (Jannis Niewöhner). Grandes amigos en sus tiempos como estudiantes en Oxford, los personajes intentan hacerle llegar a Chamberlain un documento secreto con las verdaderas intenciones de Hitler durante la firma del acuerdo de paz en Múnich, antes de que sea demasiado tarde.
Pero el verdadero foco de la película está en la figura de Chamberlain, interpretado por el actor ganador de un Oscar Jeremy Irons. Con el devenir de los acontecimientos de la Segunda Guerra, el primer ministro británico quedó marcado en la historia como un fracaso y fue ampliamente criticado por no haber podido prever las verdaderas intenciones del nazismo.
“Te dieron a elegir entre la guerra y el deshonor. Elegiste la deshonra y tendrás guerra”, fustigó públicamente su sucesor en Downing Street, Winston Churchill.
El film “cuenta la historia de un episodio de nuestra historia que, creo, se malinterpretó”, señaló el creador de la ficción en una entrevista con Newsweek. “Creo que Chamberlain… quiero decir, obviamente, la política de apaciguamiento [en Múnich] fracasó, pero fue una especie de esfuerzo valiente. (…) Hizo la plataforma para que eventualmente ganáramos la guerra, no solo dándonos tiempo para rearmarnos, sino también para darnos el tipo de autoridad moral para saber que esto era una guerra que valía la pena seguir”.
El revisionismo histórico de Harris que se plantea en todo momento “qué hubiese pasado” si las negociaciones en la ciudad alemana hubiesen resultado diferentes, en muchos aspectos, siguen de cerca la realidad de los hechos, aunque no deja de ser una ficción.
¿Qué ocurrió realmente durante los Acuerdos de Múnich de 1938?
En efecto, existió un documento en el que estaban expuestas las verdaderas intenciones expansionistas de Adolf Hitler en materia de política exterior. Conocido como el Memorando Hossbach, el texto resumía los postulados discutidos en una reunión entre el führer, los miembros de la cúpula militar nazi y líderes políticos, en el que se plantea cuándo y cómo conquistar territorio para incluir a sus 85 millones de habitantes de la “comunidad racial alemana” bajo el poder del Reich.
Lo cierto es que, a diferencia de lo que ocurre en Múnich: en vísperas de una guerra, la información permaneció en secreto. Nunca llegó en manos de Chamberlain. Las declaraciones se dieron a conocer recién en 1945, cuando fueron utilizadas en los juicios por crímenes de guerra de Nuremberg para probar que las atrocidades cometidas durante el Holocausto fueron detenidamente planeadas.
En cuanto a los personajes principales, el dúo de funcionarios-espías está inspirado en Adam von Trott zu Solz, abogado y diplomático alemán de alto rango que participó activamente en la resistencia al nazismo.
“Von Trott no era una espía, era un miembro de los servicios exteriores alemanes. De su época de estudiante en Oxford, tenía muchos amigos en la élite política británica. Hizo grandes esfuerzos, como muchos otros miembros del establishment alemán, por advertir a los británicos, incluido a Chamberlain y al canciller británico sobre las verdaderas intenciones [de Hitler]”, explicó a LA NACION el historiador británico y experto en nazismo y Segunda Guerra Mundial, Richard J. Evans.
“Antes de la guerra, hubo una especie de larga procesión de gente de Alemania intentando advertir a los británicos, pero no confiaban en ellos porque eran miembros del establishment alemán, muchos de ellos en posiciones del gobierno. Por lo que hicieron oídos sordos”, profundizó.
Adam von Trott, llamado después el “embajador de la resistencia”, fue ahorcado en una prisión en Berlín el 26 de agosto de 1944, tras haber estado involucrado en un complot para ejecutar a Hitler. En el film, Von Hartman también tuvo conversaciones con otros funcionarios rebeldes del nazismo sobre la posibilidad de matar al führer para detener su plan expansionista e incluso estuvo a punto de hacerlo durante una reunión a solas con el líder.
“Creyó que Hitler era una persona de fiar”
Previo a la firma de paz en Múnich, Europa contenía la respiración. En Inglaterra, las familias corrían contrarreloj para conseguir máscaras de gas para los más chicos, mientras otros cavaban trincheras para estar preparados. Por lo que Chamberlain estaba fervientemente determinado a evitar otra guerra.
“Chamberlain no era un hombre débil ni vacilante. Era un primer ministro fuerte. Tenía bajo su poder al Imperio Británico, el mayor imperio del mundo en aquel entonces. Tenía mucha confianza en sí mismo, incluso arrogancia, y no quería otra guerra en Europa por perdió muchos amigos y familiares en la Primera Guerra Mundial”, señaló Evans.
“El problema fue que creyó que Hitler era una persona de fiar. Chamberlain escribía regularmente a su hermana y en sus cartas aseguraba que confiaba en él y que creía que Hitler también lo consideraba alguien confiable. También confiaba en Mussolini”, dijo. “Nunca tuvo la imaginación ni la experiencia para darse cuenta de que eran dictadores”.
La geopolítica de aquel entonces era diferente. El mundo se veía con ojos del Imperio Británico, por lo que entregarle los Sudetes a Hitler no era algo relevante para Europa. De hecho, el 57% de los británicos se sintió satisfecho con la firma del acuerdo, según una encuesta realizada inmediatamente después.
“Qué horrible, fantástico, increíble es que estemos aquí cavando trincheras y probándonos máscaras de gas a causa de una pelea en un país lejano entre gente de la que no sabemos nada”, declaró incluso el premier británico días antes de viajar a Múnich.
“La película se olvida de algo importante. Se basa en esta idea de que Chamberlain quiere ganar tiempo con el Acuerdo de Múnich para rearmar a Reino Unido para la próxima guerra. Pero no tiene en cuenta que Alemania también se estaba rearmando. De hecho, cuando ellos [los nazis] invaden Praga y el resto de Checoslovaquia, ya tienen una gran industria armamentista muy moderna que le fue de gran ayuda para, por ejemplo, su invasión a Polonia y Rusia”, opinó Evans.
“Basado en hechos reales” es una serie de notas que describe el contexto histórico detrás de ficciones internacionales. En este link podrás acceder a todos los artículos.
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