Mundial 2022: el triunfo de Marruecos revalida en Qatar el apoyo de los árabes por la causa palestina
El seleccionado africano se mostró con la bandera palestina y marcó así una diferencia con su gobierno, que se sumó a los Acuerdos Abraham con Israel
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BARCELONA.- El Mundial de Qatar pasará a la historia no tan solo por ser el primero celebrado en un país árabe, sino también por ser el primero en el que un país africano y mayoritariamente árabe se mete en semifinales. Las victorias de Marruecos frente a Portugal y España desataron la euforia no solo en las calles de Marruecos, sino en todo Medio Oriente. Tras el partido contra España, como es habitual en tales ocasiones, los jugadores posaron sobre el césped del estadio frente a decenas de fotógrafos con una sola bandera. Ahora bien, esta no era la de Marruecos, sino la de Palestina.
La selección palestina no se clasificó para el Mundial, pero su causa se ha colado por la puerta de atrás en el primer mundial celebrado en un país árabe. El gesto pro-palestino del combinado marroquí ha sido el más visible, pero ni mucho menos el único. De hecho, la bandera palestina es omnipresente estos días en Qatar: en los brazaletes y pulseras que lucen miles de aficionados, a menudo acompañada de la kuffieh -el tradicional pañuelo palestino-, desplegada en las gradas de los estadios, o en las celebraciones post-partido en el zoco. Incluso en el partido que enfrentó a Túnez y Francia, un aficionado interrumpió el partido saltando al campo con la enseña blanca, verde, negra y roja.
Mientras la organización del Mundial ha prohibido estrictamente entrar en los estadios con cualquier prenda con los colores del arcos iris, símbolo de los derechos de la comunidad LGTBI, o bien las banderas del Irán pre-revolucionario, ha permitido la exhibición de banderas palestinas. Curiosamente, en los partidos de las competiciones europeas, hacer ondear esa misma enseña se ha castigado con multas al considerarla “un símbolo político”. Esta diferencia muestra hasta qué punto la causa palestina resuena en los corazones de los aficionados árabes.
Durante la última década, una narrativa a menudo repetida en la prensa internacional es que la causa palestina quedó relegada a un segundo plano en Medio Oriente. Y, hasta cierto punto, es cierto. El conflicto en los territorios palestinos ha perdido la centralidad que tuvo en la región sobre todo entre los años cincuenta y noventa, un periodo dominado por el panarabismo. Entonces, las manifestaciones en solidaridad con el pueblo palestino arrastraban a decenas o centenares de miles de manifestantes desde Casablanca a El Cairo. Eso ya raramente sucede, pero no significa que el apoyo a los palestinos entre las poblaciones árabes no sea mayoritario y relevante.
Si acaso, la causa palestina ha sido ignorada por buena parte de los líderes árabes. Algunos incluso han llegado a reconocer y establecer relaciones diplomáticas con Israel, los llamados “Acuerdos Abraham” patrocinados por el presidente Donald Trump. Curiosamente, entre ellos, junto a Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Sudán, se halla Marruecos, por lo que la acción de los jugadores marroquíes cobra un valor todavía mayor.
En el caso de Emiratos y Bahrein, la lógica de los acuerdos es hacer un frente común contra Irán, la gran amenaza para los Estados árabes del Golfo Pérsico. En cambio lo que indujo a Marruecos fue el reconocimiento por parte de Estados Unidos del Sáhara Occidental, y para Sudán, el ser retirado de la lista estadounidense de países que apoyan el terrorismo, y poder así recibir ayudas para su maltrecha economía.
Para Israel, el principal objetivo de los Acuerdos Abraham es, además de ampliar sus relaciones políticas y económicas, demostrar que no es necesario llegar a un acuerdo de paz con los palestinos para poder integrarse en una región que le ha dado la espalda desde su creación en 1948. Es decir, se trata de convencer a los líderes palestinos y al mundo entero de que Israel ha vencido, y que no necesita hacer ninguna concesión para poner fin al conflicto.
El Mundial de Qatar ha evidenciado los límites de la estrategia israelí, y lo ha hecho llevando el mensaje directamente a los hogares israelíes. Los periodistas de ese país desplazados a Doha han contado cómo los aficionados árabes se han negado a aparecer en sus cadenas y responder a sus preguntas, o se han enzarzado con ellos en discusiones en favor de Palestina. En cambio, un aficionado egipcio sí dijo querer colaborar. Tras esperar pacientemente su turno, se inclinó hacia la cámara y se limitó a decir en vivo y en directo: “¡Viva Palestina!”.
“Decenas de miles de fans han ondeado la bandera palestina y le dedicaron cantos. Eso demuestra que la lucha de los territorios palestinos todavía goza un apoyo grande a pesar de las políticas de los gobernantes”, explica el activista palestino Amer Abumattar a través de un mensaje electrónico, orgulloso por el apoyo recibido por su país en Qatar. En esos territorios, las fotos y mensajes de respaldo han circulado ampliamente en las redes sociales.
Así las cosas, la expresión tenaz y mayoritaria del apoyo a la causa palestina puede servir para enfriar las aspiraciones israelíes de ampliar la nómina de firmantes de los Acuerdos Abraham. Los rumores apuntaban que los próximos podrían ser Omán, o la pieza más anhelada por Tel Aviv: Arabia Saudita, guardián de las ciudades santas islámicas de La Meca y Medina. Y es que un Mundial nunca va solo de fútbol, por mucho que lo haga ver la FIFA.
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