Movilizar a los votantes, la nueva batalla de Bachelet de cara al ballottage
La participación de anteayer fue la más baja desde el regreso de la democracia; la ex presidenta necesita una amplia ventaja para darle legitimidad a sus reformas
SANTIAGO, Chile.- "Esto es como un partido. Cuando hay alargue, uno se va al vestuario, recibe instrucciones y sale de nuevo a la cancha." La analogía futbolera con el nuevo panorama electoral chileno la hizo ayer Jorge Saint Jean, jefe de marketing de la campaña de la candidata presidencial oficialista, Evelyn Matthei, pero bien vale también para su rival, que hoy parece inalcanzable, Michelle Bachelet, a quien deberá enfrenar el 15 de diciembre en el ballottage .
Sin tiempo que perder, ambas candidatas -separadas por una ventaja de Bachelet de 22 puntos en la primera vuelta de anteayer- ya comenzaron a delinear las nuevas estrategias con las que intentarán conquistar más votos. Los objetivos son muy distintos: una busca ser reelegida presidenta con una mayoría fulminante que le permita llevar adelante el programa más ambicioso que haya presentado la centroizquierda en toda su historia; la otra aspira a una derrota digna con sabor a triunfo que le permita mayor cintura para negociar con el próximo gobierno.
Para ello, tendrán al menos un objetivo en común: movilizar a la gente para que vaya a votar. Y es que las primeras elecciones presidenciales con voto voluntario resultaron bastante preocupantes: de un padrón de 13,5 millones de votantes, sólo 6,7 millones se acercaron a las urnas, el porcentaje más bajo desde el regreso de la democracia.
Inseguros por sus erróneas proyecciones para la primera vuelta, los encuestadores, en tanto, deslizaban ayer por lo bajo sus pronósticos para el 15 de diciembre: Bachelet 60%, Matthei 40%. "Pero movilizar a esa otra mitad de votantes que no participó de la primera vuelta podría desequilibrar la balanza de manera insospechada", se atajaban.
Pese a que muchos decían que estaba agotada, la candidata de la Nueva Mayoría, que obtuvo el 46,67%, no se tomó ni un día de descanso y regresó ayer mismo a la cancha, con un acto en la comuna obrera de San Ramón, en el sur de Santiago. "Estamos tranquilos frente a lo que viene. Vamos a enfrentar la segunda vuelta como una gran oportunidad de sumar apoyos", dijo la ex presidenta, mientras sus seguidores coreaban "Bachelet, Bachelet, presidenta otra vez".
Allegados a su equipo confiaron a LA NACION algunas posibles directrices de la campaña del ballottage: su comando sería reforzado por los ganadores de las elecciones parlamentarias, como los ex dirigentes sociales y estudiantiles, que obtuvieron amplias victorias. Mapa de los resultados de la votación en mano, el otro punto clave sería intensificar la campaña en las regiones donde Bachelet logró resultados por debajo de su promedio nacional.
No estaba del todo claro, en cambio, si la médica profundizará su discurso de reformas o irá por el voto de los más moderados. "La campaña de la segunda vuelta será por el voto de centro", dijo, la noche electoral, el jefe de la Democracia Cristiana (DC), Ignacio Walker. Pero este punto aún generaba divisiones; si se quiere atrapar el voto de los candidatos que quedaron fuera de la contienda, el discurso debería ser el mismo, ya que todos ellos, salvo el independiente Franco Parisi, proponían reformas similares a las de Bachelet.
Remar hacia el centro sí parecía ser, en cambio, la nueva estrategia de Matthei (25,01%), que tras una primera campaña desde el ala más dura de la derecha prometió salir a "conquistar no sólo el voto de los otros siete candidatos, sino también el voto de Michelle Bachelet". La tarea no es fácil: más allá de ella, el único candidato que no tenía un proyecto de izquierda era Parisi. Pero el mediático postulante tuvo varios desencuentros con Matthei durante la campaña y anteanoche, cuando reconoció su derrota, dijo lisa y llanamente que la ex ministra de Trabajo era "una mala persona", que "nunca" será presidenta. La respuesta de la Alianza no tardó en llegar: "Cualquier hombre que trata mal a una mujer, como se dice en buena jerga, es mariconcito", dijo ayer Saint Jean.
En su corrimiento hacia el centro, Matthei, que ayer mantuvo una serie de reuniones partidarias destinadas a la planificación de la campaña, buscaría también conquistar a los piñeristas, que representan una derecha más moderada.
En ese dirección pareció ir la decisión de incluir en su comando de campaña a la primera dama, Cecilia Morel. A diferencia de Bachelet, Matthei evitó ayer participar en algún acto de campaña y apenas habló unos minutos con la prensa desde atrás de la reja de su casa.
Matthei se limitó a decir que saldrán a buscar a "esa gente que no salió a votar", que Morel "participará en varias actividades", que "en los próximos días" nombrará su comando "más amplio y con nuevos rostros", que tendrá un programa que "de verdad se pueda cumplir" y que "la segunda vuelta tiene que ser muy amable".
"Creo que tenemos que reivindicar la política, pero además el hecho de que seamos por primera vez dos mujeres las que pasamos, yo espero que sean esas características de mujeres las que primen en esta segunda etapa", agregó.
En tanto, desde La Moneda descartaron que algunos de los ministros fueran a renunciar al gobierno para apoyar la campaña, tal como había trascendido.
La primera vuelta, según los diarios chilenos
El Mercurio. "El «tsunami Bachelet», como fenómeno único que arrasaría [...] no se dio [...] Lo que sí ocurrió es que la centroderecha se desempeñó defectuosamente, despejando el campo para su adversaria"
La Tercera. "La segunda vuelta abre un nuevo escenario, donde es esperable que la competencia con Evelyn Matthei permita un debate profundo y facilite un voto informado
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