Coronavirus: Sergio Moro amenaza con la renuncia y complica más la gestión de Jair Bolsonaro
RÍO DE JANEIRO.- Cada día más aislado, Jair Bolsonaro tiene en puerta una crisis de consecuencias imprevisibles. El ministro de Justicia brasileño, Sergio Moro, amenazó ayer con presentar su renuncia al cargo y su continuidad quedó bajo un gran signo de interrogación como consecuencia de un posible cambio en la conducción de la Policía Federal (PF).
Moro manifestó su intención de salir luego de que Bolsonaro le comunicó que en los próximos días pretende cambiar al director general de la PF, que hoy es un hombre de extrema confianza del exjuez de la operación Lava Jato.
El presidente ultraderechista conversó en forma privada con Moro en una reunión en el Palacio del Planalto. Allí Moro fue sorprendido por la comunicación de que Mauricio Valeixo, considerado su mano derecha y nombrado por él en el cargo, será reemplazado en los próximos días.
Bolsonaro, decidido a colocar a un hombre de su confianza, no le pidió ninguna recomendación para nombrar al reemplazante del organismo. La PF es clave en el apoyo al Ministerio de Justicia y es la fuerza que investiga causas de corrupción, lavado de dinero y tráfico de drogas.
La novela entre Bolsonaro y Moro promete nuevos episodios. La asesoría de comunicación del exjuez federal señaló ayer apenas que "el ministro no confirma el pedido de renuncia", ante la consulta de LA NACION. Hasta que se confirme o no el cambio en la PF continuará el tironeo. En caso de que Valeixo sea removido, el ministro de Justicia probablemente se incline por la salida.
El gobierno de Bolsonaro compró un nuevo cortocircuito que profundiza su crisis política, una constante mientras avanza el coronavirus y acrecienta el desafío sanitario. El país tuvo un jueves negro, con un récord en la cantidad de muertos (407) en las últimas 24 horas (3313 en total), y los contagios llegaron casi a 50.000. Más de la mitad de los muertos se registraron en San Pablo, el estado más poblado y más castigado por el virus, donde se concentraron 16.740 enfermos y 1345 muertos.
El ministro de Salud brasileño, Nelson Teich, reconoció un desconcierto ante el aumento de muertes, luego de se que anunciara esta semana el comienzo de la inyección y distribución de parte de los 10 millones de tests que se prevé abastecerán al sistema de salud en las próximas semanas.
"No sabemos si esto representa un mayor esfuerzo de cerrar diagnósticos o una línea de tendencias de aumento", dijo en Brasilia el ministro, reemplazante de Luiz Henrique Mandetta.
Con la salida de Mandetta todavía fresca, la eventual renuncia de Moro, el político más popular de Brasil según las encuestas, amenaza con incrementar las turbulencias.
Las rispideces entre Bolsonaro y Moro no son nuevas. La posibilidad de que el exjuez de Curitiba deje el gobierno surge por segunda vez este año.
En enero, el presidente había amenazado con desdoblar el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, vaciando la cartera de Moro. A través de aliados, el ministro había dejado claro que si ese proyecto se concretaba, su renuncia sería un hecho.
La crisis por la salida de Mandetta enfrentó a Moro con el presidente. El ministro de Justicia defendió al médico cuando estaba siendo vapuleado públicamente por Bolsonaro días antes del despido.
En 2018, el exjuez del Lava Jato dejó su carrera como magistrado para asumir el papel de "superministro" en el gobierno de Bolsonaro, según él, para dar empuje desde el Ejecutivo a la lucha contra el crimen organizado y la corrupción. Su propia figura reforzó la imagen del ultraderechista, como una garantía en sí del presunto compromiso contra el crimen. Pero rápidamente la autonomía de Moro quedó cuestionada y en poco más de un año acumuló derrotas y frenos a sus proyectos.
El año pasado la filtración de conversaciones privadas entre Moro y fiscales del Lava Jato, en un capítulo conocido como "Vaza Jato", comprometió su papel como juez anticorrupción en la gran causa que llevó a Luiz Inacio Lula da Silva a prisión. Sin embargo, en las encuestas no sintió el golpe a su popularidad. Para muchos analistas, por su imagen, Moro aparece como un candidato natural a la presidencia brasileña en 2022: una aventura que podrá alimentarse si decide salir del gobierno.
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