ATHIMOOR-KALIYAM, India- Los rumores falsos acerca de secuestradores de chicos se han vuelto virales recientemente en India por medio de WhatsApp . Eso dio inicio en abril a una ola de asesinatos de decenas de personas inocentes a manos de multitudes temerosas.
Este fenómeno ya es parte de la tendencia de información falsa que invadió las redes sociales en años recientes e incitó a la violencia desde Brasil hasta Sri Lanka.
Los mensajes en India se alimentaron de un miedo universal: el daño a los más pequeños. Algunos de los mensajes falsos en WhatsApp denunciaban pandillas de secuestradores al acecho. Otros incluían videos en los que se mostraba a gente que secuestraba a chicos con los autos.
El diseño de WhatsApp hace que sea fácil divulgar información falsa. Muchos de los mensajes se comparten en grupos y, cuando se reenvían, no hay señal de su origen. Las advertencias sobre secuestros a menudo parecen venir de amigos y familiares.
WhatsApp, que es propiedad de Facebook, tiene cerca de 250 millones de usuarios tan solo en India. Además, los millones de indios con escasa educación que se enfrentan al mundo en línea por primera vez suelen creer con facilidad lo que aparece en sus celulares.
Una de las primeras personas asesinadas violentamente fue una mujer de 65 años llamada Rukmani.
Ella y cuatro de sus familiares se dirigían en auto a un templo en el estado sureño de Tamil Nadu en mayo. Una multitud en la carretera los confundió con "secuestradores de chicos" y los atacó.
Venkatesan, el cuñado de Rukmani, estaba en el auto con ella, resultó herido pero sobrevivió y relató el ataque. Cuando ya estaban cerca de su destino, la familia se había detenido para preguntar cómo llegar al templo. A una abuela que estaba cerca del lugar le parecieron personas sospechosas y llamó a su hijo, quien advirtió a los demás.
La familia se puso nerviosa y decidió regresar, pero para cuando llegaron a la siguiente aldea, una multitud los estaba esperando.
Los desnudaron y los golpearon con varillas de hierro, palos, a puño limpio y con los pies. Los videos del ataque circularon ampliamente en Internet.
Cuando todo terminó, Rukmani no se movía: había fallecido. A los otros los dieron por muertos. Su sedán rojo estaba destrozado y se habían robado sus pertenencias.
El principal funcionario de gobierno de la región dijo que la policía había realizado rondas en el lugar durante semanas antes del ataque, advirtiéndole a la gente que no creyera en los rumores falsos sobre secuestros. Sin embargo, no pudieron contrarrestar la influencia de WhatsApp. "No pudimos competir con la aplicación", dijo el oficial.
WhatsApp manifestó que los asesinatos le causaron horror y comenzó a marcar todos los mensajes reenviados. También publicó anuncios en periódicos para educar a la gente sobre la desinformación y se comprometió a trabajar más de cerca con la policía y los verificadores de hechos independientes. El jueves pasado, WhatsApp comenzó una prueba para limitar el reenvío de mensajes.
Las autoridades en toda India han intentado frenar los ataques. Además de advertirle a la gente sobre los rumores falsos, arrestaron a algunos divulgadores. En algunos sitios, incluso cancelaron brevemente el servicio de Internet. A mediados de julio, la Corte Suprema instó al gobierno a aplicar "mano de hierro" contra la violencia en masa.
La policía arrestó a 46 personas por el ataque contra Rukmani y su familia, y persigue a 74 más.
Venkatesan, de 52 años, que había vivido en la casa de Rukmani desde que tenía 15 años, aún no entiende por qué los atacaron. "Simplemente querían asesinarnos", comentó.
Gajendran, el yerno de Rukmani, fue herido de gravedad durante el hecho. Estuvo en coma durante semanas y sigue en el hospital.
El ataque más grave cometido anteriormente por una multitud ocurrió el 13 de julio. Un ingeniero de software fue asesinado y tres de sus compañeros resultaron heridos después de darles chocolates a unos chicos afuera de una escuela.
The New York Times
Priyadarshini Ravichandran, Suhasini Raj y Vindu Goel
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