Misterio resuelto: científicos descubren el origen de los megalitos de Stonehenge

Gracias a una pieza que se conservó en Estados Unidos durante décadas, un grupo de científicos ha resuelto un misterio perdurable sobre Stonehenge. Los expertos lograron determinar el lugar de origen de muchos de los megalitos que componen el famoso monumento ubicado en Wiltshire, Reino Unido.
Las pruebas geoquímicas indican que 50 de los 52 megalitos de arenisca gris pálida conocidos como sarsens comparten un origen común a unos 25 kilómetros de distancia en un sitio llamado West Woods en las afueras de Marlborough Downs. Las piedras fueron erigidas alrededor de 2500 años antes de Cristo. La piedra más grande mide 9,1 metros de altura, en tanto que la más pesada tiene unas 30 toneladas.
"Las piedras sarsen forman el icónico círculo exterior y el trilito central (dos piedras verticales que sostienen una piedra horizontal) de herradura en Stonehenge. Son enormes", dijo el geomorfólogo de la Universidad de Brighton, David Nash, quien dirigió el estudio publicado en la revista Science Advances.

De acuerdo con el especialista, aún no está claro cómo fueron trasladadas al sitio donde cada año, al menos hasta antes de la pandemia de coronavirus, miles de personas asisten para ver el solsticio de verano. "Dado el tamaño de las piedras, deben haber sido arrastradas o movidas en rodillos a Stonehenge. No sabemos la ruta exacta, pero al menos ahora tenemos un punto de partida y un punto de llegada", señaló Nash.
Una muestra del núcleo del monumento, extraída durante los trabajos de conservación a finales de la década de 1950, cuando se insertaron varillas de metal para estabilizar un megalito agrietado, proporcionó información crucial. La pieza fue entregada como recuerdo a un hombre llamado Robert Phillips, que trabajaba para la empresa que participaba en los trabajos de conservación y se encontraba en el lugar durante la perforación.
Con la autorización respectiva, Phillips se llevó ese fragmento a los Estados Unidos en 1977 y decidió devolverlo al Reino Unido en 2018. Los investigadores analizaron fragmentos de esa muestra para establecer la huella geoquímica de la sarsen de la que fue tomada.
Esa huella dactilar coincidía con la arenisca que aún se encuentra en West Woods y con todas las sarsens de Stonehenge menos dos. "Espero que lo que hemos descubierto (...) permita a la gente entender más sobre el enorme esfuerzo que implicó la construcción de Stonehenge", concluye Nash.
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