Las dudas y las teorías que dejaron los atentados del 11 de Septiembre
¿Cómo se derrumbaron las Torres Gemelas? ¿Por qué el Pentágono recibió daños moderados? ¿Qué pasó dentro del cuarto vuelo, que no llegó a destino? Esas son solo algunas de las preguntas que continúan resonando veinte años después de los ataques de Al-Qaeda en Estados Unidos
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Si se puede poner en duda que las vacunas evitan enfermedades y que el planeta Tierra es una esfera, o decir que la llegada del hombre a la Luna fue una farsa mediática dibujada por la NASA, entonces todo está sobre la mesa en el vasto universo de las posibilidades y las teorías conspirativas.
Para la inmensa mayoría de la gente, las teorías de los antivacunas, los terraplanistas y quienes dicen que el astronauta norteamericano Neil Armstrong jamás tocó suelo lunar, no tienen la menor base científica y se derrumban al primer esbozo de sentido común.
Pero los atentados del 11 de septiembre de 2001 dejaron una serie de enigmas que nunca fueron fáciles de responder, y que, una vez explicados, fueron duros de aceptar. Al día de hoy, veinte años después de la tragedia que cambió el mundo, las respuestas aceptadas oficialmente no parecen despejar del todo la bruma de la sospecha.
¿Cómo se vivieron esas horas de máxima tensión en el búnker de la Casa Blanca? ¿Cómo se derrumbaron verdaderamente las Torres Gemelas? ¿Por qué el Pentágono recibió daños apenas moderados, si lo impactó un enorme avión de línea?
También quedan dudas sobre el incidente del Vuelo 93 de United Airlines, que se precipitó en Pensilvania. Y se especuló en abundancia sobre si el cerebro de los atentados, Osama ben Laden, fue abatido por los marines, como aseguró el Pentágono, o si acaso tuvo un destino distinto.
“Demolición controlada” y la incógnita de la Torre 7
Las llamas no destruyen el acero, y menos con la velocidad con la que se derrumbaron las Torres Gemelas. Ese es uno de los principales cuestionamientos que se hicieron respecto del atentado del 11 de septiembre, fundado por extensas evaluaciones de ingenieros y especialistas.
Las torres cayeron con una prolijidad implacable y no quedaron pruebas físicas: ni computadoras, ni material de oficinas, ni muebles. Prácticamente todo se redujo a polvo, sin siquiera haberse sucedido incendios de gran envergadura, sino fuego localizado en algunos de los 110 pisos.
La versión oficial apunta a que ambos edificios desaparecieron en diez segundos por el fuerte impacto de los aviones Boeing 767 combinados con la carga de combustible y el fuego que provocaron que todo se redujera a escombros, polvo y humo. Pero los escépticos no se convencen ante la evidencia de que los incendios duraron menos de dos horas y los testimonios de algunos empleados del World Trade Center, quienes afirmaron haber escuchado explosiones en paralelo a la llegada de los aviones; para ellos, los edificios se derrumbaron de una forma idéntica a la que suele verse en demoliciones controladas por material explosivo.
Una investigación del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos –agencia que depende del Estado– concluyó que los aviones dañaron las columnas de soporte de los edificios y causaron el desprendimiento del material ignífugo, encargado de evitar la propagación del fuego.
Dudas similares surgieron respecto de la Torre 7, de 47 pisos, ubicada detrás de la Torre Norte, al otro lado de Vesey Street. Aun sin ser estrellada por un avión, se desplomó a toda velocidad. El Gobierno estadounidense sostuvo que el edificio fue una suerte de “víctima” del ataque mayor y de las altas temperaturas alcanzadas en el interior, que provocaron fuego.
El reducido impacto al Pentágono
Para muchos investigadores es difícil creer que el edificio más custodiado de Estados Unidos puede haber sido atacado 78 minutos después que las Torres Gemelas –es decir, cuando ya corría una advertencia hacia las fuerzas de seguridad nacionales– e impactado por el avión del vuelo 77 de American Airlines, del cual no quedaron casi rastros.
El escaso registro fotográfico del atentado a la sede del Departamento de Defensa estadounidense; el bajo nivel de destrucción de las inmediaciones del edificio –cables, postes de luz y otros elementos de la calle quedaron intactos– y del edificio mismo, y el hecho de que el sector elegido para el ataque estuviera en obra en septiembre de 2001 profundizan las dudas.
La especulación de quienes cuestionan la versión oficial es que el atentado al Pentágono fue provocado por un misil –o, también, por un pequeño avión–, y que políticos y militares estadounidenses estuvieron involucrados en la operación: un autoatentado, útil para acrecentar la gravedad de lo sucedido.
El Gobierno dijo haber encontrado y clasificado restos del avión de American Airlines en el lugar de los hechos y, también, la caja negra, incautada por el FBI.
El vuelo United 93
Al igual que los otros tres aviones secuestrados, el vuelo 93 de United fue infiltrado por cuatro miembros de Al-Qaeda con la intención de estrellarlo contra un centro del poder, quizás la Casa Blanca o el Capitolio. Pero el avión se pulverizó sobre una zona rural de Pensilvania.
Según la versión más aceptada, los pasajeros forcejearon con los secuestradores y frustraron el atentado, aunque en la lucha no se pudo evitar la caída. Poco después surgió la teoría de que el avión no fue destruido como resultado del audaz sacrificio de los pasajeros, sino por el misil de un caza de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, despachado para evitar que los terroristas cumplieran su cometido y se estrellaran contra su blanco, como había sucedido minutos antes con las Torres Gemelas y el Pentágono.
Los audios de la cabina de mando y de las desesperadas conversaciones por teléfono de los pasajeros con sus familiares confirman la lucha a bordo. Sin embargo, todavía se discute si lograron entrar a la cabina o los terroristas derribaron el avión cuando estaban por hacerlo. Más importante aún, investigaciones bien fundadas aseguran que, en efecto, existió una orden de derribarlos. Pero la heroica lucha y la caída se adelantaron a los cazas.
Ben Laden
Estados Unidos tardó diez años en encontrar al hombre más buscado del mundo. Entre medio, desató dos guerras, primero en Afganistán y luego en Irak, tendió una red de inteligencia antiterrorista alrededor del mundo en alianza con sus socios más cercanos, y creó cárceles secretas donde los militares obtenían información a la fuerza.
Pese a innumerables capturas de otros sospechosos, Ben Laden recién cayó el 2 de mayo de 2011, durante una operación de los marines contra un complejo blindado en Pakistán, donde el líder máximo de Al-Qaeda y cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001 se refugiaba.
Pero el cuerpo nunca fue mostrado. Según Washington, fue arrojado al mar 24 horas después porque no querían que lo recuperaran sus seguidores y lo convirtieran en mártir. Muchos especularon rápidamente que sin cuerpo no hay delito, y surgieron decenas de teorías. Ben Laden, por ejemplo, habría muerto muchos años antes, o seguiría escondido en un lugar inhóspito y ultrasecreto, o estaría en poder de las autoridades de Estados Unidos.
¿Excusa de guerra? El accionar del gobierno de George Bush
Los cuestionamientos también han estado dirigidos al entonces presidente George Bush y a su gabinete. ¿Fue todo una conspiración interna para justificar ataques e intervenciones en otros países como Afganistán e Irak, que tienen sus riquezas propias, como el petróleo?
Muchos investigadores no encuentran el sentido a que los terroristas que comandaron los aviones hayan podido entrenarse con libertad en el propio territorio estadounidense, así como entrar y salir del país en más de una oportunidad, sin levantar sospecha.
También objetan que la Casa Blanca haya autorizado que seis aviones privados y casi media docena de vuelos comerciales salieran del país inmediatamente después del atentado, transportando, según el mito, a 24 familiares de Ben Laden y otros casi 120 saudíes.
Además, es mirada con recelo una de las primeras órdenes que dio Bush: atacar a Irak, cuando el grupo insurgente de Al-Qaeda se encontraba en Afganistán. Un mes después del atentado, el entonces presidente aseguró que Ben Laden se escondía en Irak.
Pero, como toda teoría conspirativa, no hay pruebas de nada de esto.
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