Millennial, hinduista y veterana de Irak: quién es la demócrata que resiste
WASHINGTON.- La carrera demócrata arrancó con una multitud de 28 candidatos. En unas semanas la realidad de los votos hizo desistir a casi todos. Solo quedan en pie Joe Biden, Bernie Sanders y una legisladora de Hawaii, casi desconocida para el gran público, sin verdaderas chances de triunfo, pero entusiasta como si fuera primera.
Se llama Tulsi Gabbard, de 38 años, una millennial nacida en Samoa Americana y residente en Hawaii, que sirvió en el Ejército norteamericano en Irak y se convirtió en la primera congresista de religión hindú en entrar al Capitolio en Washington.
"Cuando era adolescente, creó una ONG para proteger el medioambiente; a los 21 años se erigió como la política más joven de la historia en acceder al cuerpo legislativo de su estado, y a los 23 se presentó voluntaria para servir como soldado en Medio Oriente", destacó la revista Vanity Fair sobre sus primeros pasos en la vida pública.
En 2012 entró a la Cámara baja en Washington como representante de Hawaii y este año decidió que era hora de competir por el premio mayor, la Casa Blanca, un objetivo distante por el que sin embargo no renuncia a trabajar hasta último momento.
Su sueño es que Estados Unidos abandone las guerras extranjeras y se centre en la construcción de la paz. "Voy a terminar con esta locura, porque no tiene que ser de esta manera. Voy a terminar con estas guerras derrochadoras de cambio de régimen", dijo Gabbard, que conoce de cerca esos distantes conflictos por haber servido en Irak.
"Deberíamos acercarnos a otros líderes de otros países con respecto, construyendo una relación basada en la cooperación más que con una cachiporra de la policía", declaró la dirigente al The New York Times.
Ese pacifismo no está exento de polémicas. Gabbard propone trabajar con el presidente sirio Bashar al-Assad y el ruso Vladimir Putin para combatir a los grupos terroristas vinculados a Al-Qaeda en la zona, la misma postura de Siria y de Rusia para justificar la guerra civil en curso desde principios de 2011. También se le reprocha haberse reunido con Al-Assad y abogar por ampliar las restricciones de entrada a refugiados provenientes de Siria e Irak.
En temas sociales tiene un perfil ambiguo, porque defiende los derechos reproductivos de la mujer pero está en contra del matrimonio homosexual. Al igual que su pacifismo selectivo, Gabbard tiene una a favor y otra en contra en materia de derechos de género.
El diario El País destaca en un perfil sobre ella otra curiosidad: en las elecciones de 2016 apoyó al socialista Sanders en la carrera contra Hillary Clinton por la nominación demócrata, pero a la vez medios conservadores, como la cadena Fox, la defienden.
Esa ambivalencia o desapego a la ortodoxia partidaria la hizo romper filas con sus colegas demócratas en el juicio político a Donald Trump . Allí votó "presente" en los dos artículos que acusaban al presidente de abuso de poder y obstrucción a la investigación del Congreso. Fue el único miembro de la Cámara de Representantes que votó así.
Como sea, con una agenda muy particular tanto en política interior como exterior, Gabbard sigue labrando su propio camino en la política estadounidense, y por ahora solo piensa en la próxima cita electoral de las primarias demócratas.
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