Cientos de miles de personas marcharon en Brasil contra Dilma Rousseff
Unos 800.000 brasileños salieron a las calles de 25 estados y el distrito federal para participar de la tercera gran manifestación del año para pedir el juicio político contra la presidenta por el escándalo de corrupción en Petrobras y la crisis económica
SAN PABLO.- La indignación por la corrupción y la insatisfacción por la situación económica se volvieron a apoderar ayer de las calles de Brasil. Por tercera vez este año, cientos de miles de personas marcharon por las principales ciudades del país para exigir el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, a quien responsabilizan por el escándalo de sobornos en Petrobras y la recesión.
"Nunca tuvimos tanto robo en el gobierno como en todos estos años del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder. Nos están llevando a la ruina. Si Dilma continúa en la presidencia, Brasil no tiene futuro. Destruirá el país como lo hizo con Petrobras, que era nuestro gran orgullo", aventuró a LA NACION la ingeniera forestal Gabriela Fontes, 41, quien asistió a la protesta en San Pablo, sobre la emblemática Avenida Paulista, acompañada de varios familiares y amigos, todos vestidos con de verde-amarelo.
Para alivio del Palacio del Planalto, que siguió atentamente los actos, esta nueva oleada de manifestaciones en 25 estados y el distrito federal no parecía ser tan grande como la primera que sorprendió al gobierno con dos millones de personas el 15 de marzo, apenas dos meses y medio después de que Rousseff asumira su segundo mandato. Esta vez, el balance preliminar era de unas 800.000 personas, con las mayores concentraciones en San Pablo, Brasilia, Río de Janeiro y Belo Horizonte. El buen clima en todo el país, con temperaturas más dignas de verano que de pleno inverno, llevó a que mucha gente prefiriera disfrutar del día de ocio en vez de participar de la convocatoria realizada por los grupos cívicos Movimiento Brasil Libre, Vem Pra Rua y Revoltados Online.
A diferencia de las dos anteriores marchas –la segunda fue el 12 de abril, con unas 700.000 personas- las fuerzas de la oposición política, lideradas por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), apoyaron las protestas y exhortaron a sus seguidores a salir a las calles.
"Brasil va a encontrar su camino por la fuerza de su gente, por las manifestaciones que están ocurriendo por todos lados. No importa el tamaño de la manifestación porque la indignación hoy es enorme, mayor que en la época de las elecciones, pero Brasil es mucho más fuerte que todo. No sé cómo hará el gobierno para superar toda esta movilización", comentó desde Belo Horizonte el senador socialdemócrata Aécio Neves, quien en los comicios presidenciales de octubre último fue derrotado por Rousseff en segunda vuelta, por el margen más estrecho en la historia del país.
Carteles, canciones e indignación
El ajetreo empezó desde temprano. En Río de Janeiro, como consecuencia de la protesta en la rambla de Copacabana, un evento-test de ciclismo para las Olimpíadas del próximo año fue alterado; la Alcaldía adelantó el horario y cambió el lugar de llegada de la playa de Copacabana para la de São Conrado. Por todos lados hubo vendedores ambulantes con todo tipo de productos en los que se leían frases como "¡Fuera Dilma!" "¡Fuera PT!" y "Lula y sus 40 ladrones", en referencia al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, padrino político de Rousseff.
Tampoco faltaron los carteles en apoyo y agradecimiento al juez federal Sergio Moro, quien lleva adelante el caso del multimillonario esquema de sobornos en Petrobras, por el cual las principales constructoras del país pagaron coimas a directivos de la petrolera estatal para garantizarse contratos de licitaciones. Como consecuencia de las investigaciones ya están en prisión varios ex directores de Petrobras, una treintena de ejecutivos de grandes empresas y hasta el ex tesorero del PT, João Vaccari Neto, acusado de desviar hacia el partido y sus aliados fondos ilegales de la red de corrupción.
"Hay que marchar y seguir presionando hasta que salgan del poder y limpiemos la maquinaria del Estado", apuntó el analista contable Wilson Gomes, mientras se abría paso entre los manifestantes en la Avenida Paulista.
Muchas personas fueron con sus perros enfundados en banderas brasileñas, otras en bicicleta aunque la nueva bicisenda de la avenida estaba totalmente repleta de gente que bloqueaba el paso. Con música, entonando el himno nacional y comiendo el tradicional churrasco dominguero en los puestos instalados en las calles laterales, los manifestantes pasaron la tarde en un ambiente festivo pero sin dejar de resaltar la gravedad del momento que vive el país.
"Yo voté por Dilma tanto en 2010 como en 2014 y hoy me siento engañada. La inflación está altísima (9%) y en mi familia hay cada vez más desempleados. Dilma dijo que no había crisis, que no tocaría los derechos de los trabajadores ni los beneficios de los más pobres, pero hoy yo, que no soy rica, tengo que tener dos trabajos para salir adelante y poder pagar la comida de mis tres hijos que está cada vez más cara", se quejó la empleada de limpieza Jeny Carriel dos Santos, 41.
Dilma siguió las protestas de cerca
La mandataria siguió las noticias de las manifestaciones –transmitidas en vivo por varios canales de televisión- desde su residencia del Palacio de la Alvorada. Allí, donde anteayer había mantenido un encuentro reservado con Lula, al final de la tarde recibió a su jefe de Gabinete, Aloizio Mercadante, y sus ministros de Comunicación Social (Edinho Silva), Defensa (Jaques Wagner) y Justicia (Eduardo Cardozo) para evaluar el peso del evento y definir los próximos pasos a seguir. Lula ya le había recomendado salir de Brasilia y recorrer más el país, estar en contacto con la gente para reforzar su agenda positiva y buscar revertir la notoria impopularidad que hoy tiene; las últimas encuestas apuntan que apenas un 8% de la población la respalda, mientras el 71% considera que su administración es mala o muy mala, y el 66% se inclina por un impeachment en el Congreso.
De todos modos, para que pueda ser sometida a un juicio político, tiene que haber bases legales concretas. Y hasta el momento, pese a las declaraciones de varios delatores involucrados en el "petrolão" de que su campaña por la reelección recibió dinero sucio de Petrobras, no hay pruebas de que supiera del esquema de corrupción. Para esta próxima semana se espera que el Fiscal General de la República presente las primeras denuncias formales contra políticos de la coalición gobernante que se beneficiaron de la red de coimas de Petrobras.
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