Mike Pompeo, un halcón que supo seducir al presidente
WASHINGTON-. Durante los 13 meses en que dirigió la CIA, Mike Pompeo a veces desplegó el mismo partidismo agresivo que había cultivado como combatiente republicano en el Congreso, al fustigar a algunos colegas con pronunciamientos en favor de una política de línea dura y con visiones sesgadas que no se condecían con su papel de asesor de inteligencia.
Pero la agencia apreciaba su influencia sobre la Casa Blanca. Su lengua implacable y su carrera estelar como graduado de West Point y de la Escuela de Derecho de Harvard complacían a Donald Trump, que en las sesiones informativas diarias de inteligencia cultivó un vínculo cercano y fluido con Pompeo.
Ahora, si se confirma que reemplazará a Rex Tillerson como secretario de Estado, el excongresista de Kansas, de 54 años, se convertirá en la primera persona en haber ejercido el rol del más alto espía y también del más alto diplomático del país. En su nuevo trabajo, Pompeo ya no estará limitado por las estructuras de los análisis imparciales de inteligencia, un cambio que seguramente alarmará a sus críticos y entusiasmará a sus aliados políticos en las filas de los conservadores.
"Los discursos de Mike estaban más cargados de política de lo habitual para un director de la CIA", dice Michael Hayden, que ejerció ese cargo entre 2006 y 2009. "Pero la agencia estaba muy complacida de que fuera alguien tan cercano al presidente. Y no escuché a nadie decir que la agencia hubiese sesgado sus análisis para contentar a la Casa Blanca".
Hayden dice que Pompeo "demostró que suena y piensa más parecido al presidente que Tillerson, lo que debería mejorar la relación". Tillerson "actuaba como contrapeso a la reacción espontánea del presidente ante las cosas", un papel que, según Hayden, es menos probable que Pompeo esté dispuesto a jugar.
Amy Zegart, una erudita de Stanford que estudia las agencias de inteligencia, dice que Pompeo, que en gran medida cubrió los puestos claves con veteranos de la CIA y no con outsiders, protegió a la agencia en una época tumultuosa, un logro significativo, dado que Trump asumió la presidencia con críticas severas a la eficacia y la credibilidad de la agencia.
"Trump asumió sin saber nada y sin tener la más mínima confianza en la CIA. Pompeo se ganó la confianza del presidente y en gran medida mantuvo el circo de Trump fuera de Langley. Es un gran logro", dice Zegart.
Pompeo no se anduvo con reservas respecto de Irán. Comparte la visión de Trump de que el acuerdo nuclear con Teherán está repleto de fallas. Tampoco moderó su retórica en la CIA. Cinco meses atrás, calificó a Irán de "teocracia despótica" y de "imperio pernicioso que expande su influencia y su poder en Medio Oriente".
En octubre pasado, cometió un error en la discusión por la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 cuando dijo que las agencias de inteligencia norteamericanas habían concluido que la injerencia no había afectado el resultado. En realidad, las agencias no habían dado una opinión sobre el impacto del hackeo, de las filtraciones y de la propaganda de Rusia. La agencia emitió un comunicado de rectificación y Pompeo no volvió a equivocarse.
Si bien los detalles de la mayoría de las operaciones encubiertas se mantienen en secreto, Pompeo fue a la ofensiva. En Afganistán, la agencia envió pequeños equipos de funcionarios y contratistas altamente calificados junto con las tropas afganas para cazar y matar a los talibanes del país. Eso marca un cambio para la CIA en Afganistán, donde la agencia se había concentrado principalmente en Al-Qaeda y había brindado asistencia a los espías afganos.
"Si no somos agresivos, no podemos cumplir con nuestra misión", dijo Pompeo en Texas hace pocos meses. "Es algo despiadado, incesante. Hay que concentrarse en todo momento en la destrucción de nuestros enemigos".
Es probable que Pompeo se convierta en uno de los secretarios de Estado más conservadores de la historia. Fue un crítico abierto del manejo de Hillary Clinton del ataque terrorista contra el consulado norteamericano en Benghazi (Libia).
Pompeo también atacó reiteradamente las acciones de la administración de Barack Obama sobre el cambio climático y se mostró escéptico sobre el papel del ser humano en el calentamiento global.
Traducción de Jaime Arrambide
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