Migración inversa: desencantados de Europa, vuelven miles de iraquíes
La falta de oportunidades y el clima más hostil con los musulmanes llevaron a muchos migrantes a emprender el regreso a casa
BAGDAD.- Desvelado y dando vueltas en su cama de un centro de refugiados en Finlandia, Mohammed al-Jabiry se pasaba las noches comparando su vida en Europa con su anterior vida en Bagdad. Tras muchas noches de insomnio, se decidió a emprender el regreso.
"En Irak puedo encontrar una chica para casarme- razona Jabiry, de 23 años-. Además, acá está mi mamá." Y también había otras pequeñas cosas que lo empujaron a volver, como el alto precio de los cigarrillos y el clima frío. "En Europa estaba aislado -dice-. La vida en Europa no es como la esperábamos."
El año pasado, seducidos por las noticias que prometían que ingresar a Europa vía Turquía era sencillo, decenas de miles de iraquíes se sumaron a la inmensa oleada migratoria de sirios, africanos y afganos que fluían hacia ese continente. Pero ahora miles de iraquíes están volviendo a su patria.
Muchos dicen haber llegado a Europa con expectativas poco realistas de progreso inmediato. Algunos también señalan que la cálida recepción que recibieron de parte de los europeos a mediados del año pasado mutó en desconfianza y recelo tras los ataques terroristas de Estado Islámico en París en noviembre pasado.
Muchos iraquíes siguen en Europa, especialmente los que fueron desplazados de territorios ocupados por Estado Islámico. Y muchos otros siguen arriesgándolo todo para cruzar el mar y poner pie en Europa. La semana pasada, los cuerpos de cinco iraquíes ahogados en el mar Egeo fueron devueltos a la ciudad de Kirkuk, en el norte de Irak.
Pero los que regresan son más bien reflejo de otro segmento de migrantes: los que abandonaron Bagdad por razones económicas o meramente por curiosidad, tras ver las imágenes de migrantes desembarcando alegremente en las costas europeas.
Hace seis meses, Facebook rebosaba de posts con detalles sobre la travesía. Ahora, muchos iraquíes que ya están en Europa se vuelcan a las redes sociales para advertirles a sus compatriotas que ni lo intenten. En un video posteado recientemente puede verse a un hombre iraquí que se queja de la comida en Europa y dice: "No veo la hora de volver a Bagdad. Falta poco para mi vuelo. Les aconsejo a todos no correr el riesgo de venir a Europa".
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informa haber ayudado a casi 3500 iraquíes a regresar a su país durante el año pasado, una ínfima proporción de todos los que vuelven, ya que muchos lo hacen con ayuda de los gobiernos locales o de las embajadas de Irak en los distintos países europeos.
"Las solicitudes de ayuda para volver se incrementaron desde que arrancó este año", dice Thomas Weiss, jefe de la misión de la OIM en Irak. El gobierno de Bagdad envió recientemente una delegación a Europa para organizar la repatriación de iraquíes y es probable que alquile aviones para tales fines.
"Hay gran cantidad de migrantes iraquíes queriendo volver desde Europa", dice Satar Nawrooz, vocero del Ministerio de Migraciones y Desplazamientos Forzados de Irak.
"Algunos quieren volver por razones personales, otros porque sus solicitudes de residencia fueron rechazadas o por la carestía de la vida en Europa. El número es difícil de cuantificar porque muchos vuelven por su cuenta, sin ayuda del ministerio", señala Nawrooz.
Muchos regresan sin nada, ya que vendieron todo lo que tenían para pagarles a los traficantes de personas que los sacaron de Turquía y los embarcaron en el peligroso viaje por mar hasta Grecia.
"Nuestro sueño era irnos del país", dice Haitham Abdulatif, de 48 años, que vendió su Mercedes-Benz en 8000 dólares para pagar el viaje con su hija de 10 años. "En la televisión, en las redes sociales, nadie hablaba de otra cosa", agrega. Llegó a Bélgica con la siguiente idea en la cabeza: "Pensaba que me darían vivienda y un buen trabajo, para tener una vida mejor. Mi sueño era ése".
Pero la realidad, dice Abdulatif, fue muy distinta. Los 8000 dólares del Mercedes se evaporaron rápidamente, sobre todo por el pago a los traficantes, así que más temprano que tarde se encontró en la ruina. Odiaba la comida, que según él consistía en leche y tostadas para el desayuno y sándwiches de queso para el almuerzo. Obtener el permiso de residencia y conseguir un buen trabajo podía llevar muchos meses. Al final, fue a ver a las autoridades del centro de refugiados y les dijo que quería volver a Irak.
"Se sorprendieron -dice Abdulatif-. Pero les dije que prefería morirme en mi tierra y no en un país extraño."
Son muchos los iraquíes que nunca pensaron en las dificultades que entraña aterrizar en una sociedad liberal como la europea cuando se viene de una cultura conservadora como la árabe.
"Sentía que no podía vivir en una sociedad abierta -dice Aqeed Hassan, un clarinetista de 26 años que tras probar suerte en Finlandia ya está de vuelta en Bagdad, donde espera conseguir trabajo en una banda militar-. Mi esposa lleva la cabeza cubierta, y no tuve la sensación de que les gustaran los árabes."
Jabiri dice que al principio los recibieron muy cálidamente, aunque también como a una rareza, una curiosidad. "Los primeros días, apenas llegamos, la gente se quedaba como impresionada -dice-. Nos sacaban fotos, nos invitaban a sus casas. Les gustaba nuestra piel oscura y el cabello negro."
Tras los atentados en París, sin embargo, muchos europeos empezaron a considerar a los migrantes como una amenaza para la seguridad. "Nos daban vuelta la cara", dice Jabiri. "Sentí que los finlandeses realmente ya no nos querían ahí", agrega.
Jabiri dice que las autoridades finlandesas de ninguna manera los empujaron a irse, pero que sí advirtió que en el centro de refugiados donde estaban alojados había carteles anunciando que el gobierno de Finlandia pagaría el pasaje de avión de quienes quisieran volver a Irak.
The New York Times
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