Mientras la variante ómicron hace estragos en el mundo, los casos en Japón siguen bajando y nadie sabe bien por qué
Los expertos analizan desde cuestiones de dieta o clima hasta factores genéticos para explicar la situación en el país asiático
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TOKIO.- Mientras los casos de la variante ómicron se disparan en todo el mundo, el número general de casos en Japón sigue bajando, y nadie parece saber bien por qué.
Por eso hay una especie de cacería de un “factor X”, por ejemplo de tipo genético, que sirva para explicar esa tendencia y ayude a Japón a prepararse para la próxima ola. Aunque la supercontagiosa ómicron ya ha sido detectada en el país y los expertos sospechan que ya circula comunitariamente, las tasas generales de contagio y de muertes relacionadas al Covid en Japón siguen siendo bajas.
“Honestamente, no sabemos la razón exacta detrás de la abrupta disminución de muertes por Covid en Japón”, dice Taro Yamamoto, profesor de salud global del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de Nagasaki.
Durante toda la pandemia de coronavirus, Japón mantuvo tasas de infección y muerte mucho más bajas que la mayoría de los países occidentales, aunque durante el último verano boreal hubo un aumento severo que dejó a los hospitales al borde del colapso.
En muchos países asiáticos se produjeron brotes más leves que los estragos del virus en Europa y América, un fenómeno atribuible a que la gente de esos países está acostumbrada a las restricciones de salud pública por su experiencia previa con otras enfermedades respiratorias, como las epidemias de SARS y MERS. Los investigadores también habían analizado la genética, la dieta y otros factores que pueden haber salvado a países del este de Asia como Japón y Corea del Sur de las altas tasas de mortalidad en otros lugares.
En el caso de Japón, los investigadores también han analizado factores como el clima, los patrones cíclicos de la propagación del virus, y la posible exposición pasada a variantes leves del coronavirus que explicarían la baja cantidad de casos y muertes. Los expertos también han identificado posibles características genéticas de los japoneses que pueden haber provocado una respuesta inmunológica más fuerte, pero aclaran que para sacar conclusiones definitivas es necesario profundizar las investigaciones.
Japón ya ha vacunado a la mayor parte de su población y el uso de barbijo es generalizado, lo que podría explicar las bajas cifras actuales. Pero la situación es similar en la vecina Corea del Sur, y allí las autoridades han tenido que postergar sus planes de reapertura debido al aumento de los contagios y un número récord de casos graves y críticos. Y Japón apenas ha empezado a aplicar dosis de refuerzo, mucho más tarde que otros países de la región, incluida Corea del Sur.
“Obviamente, la vacunación, el uso de barbijo y el distanciamiento social son factores que influyen, pero no alcanzan por sí solos para explicar lo que ocurre, especialmente cuando se compara la situación con la de Corea del Sur”, dice Yamamoto. “Todavía no está claro si existe un factor X específico para los japoneses o los de Asia oriental, pero si lo determinamos, tal vez nos ayude a comprender y controlar el virus.”
El mes pasado, el recuento oficial diario de casos en Japón osciló entre 60 y menos de 200, en un país de 127 millones de habitantes. Y en la mayoría de los días desde principios de noviembre se han registrado menos de cinco muertes diarias relacionadas con el coronavirus.
Esos números vienen con salvedades, y probablemente respondan a un recuento insuficiente del verdadero número de víctimas de la pandemia debido a la falta de hisopados masivos, rastreo de contactos o pasaportes sanitarios, y demoras en la notificación de muertes de los municipios.
La falta de pruebas y la prevalencia de casos asintomáticos implica que hasta hace poco, cuando hubo disponibles más opciones de testeos, el gobierno probablemente registró entre una cuarta y una décima parte del número real de casos, dice Michinori Kohara, investigadora del Instituto Metropolitano de Ciencias Médicas de Tokio, que dirigió un estudio publicado el mes pasado sobre casos positivos asintomáticos y no reportados.
Pero incluso teniendo en cuenta el subregistro, la cifra de casos y muertes es una pequeña fracción de la de Estados Unidos y muchos países europeos.
La situación en los hospitales
Debido a esas limitaciones para detectar el número real de casos en el país, ahora los expertos están más atentos a la presión sobre los hospitales y el sistema de salud, para así calcular si hay un número significativo de casos no reportados.
Y han descubierto que hasta ahora la situación ha mejorado enormemente desde el pico del verano, cuando los hospitales estaban tan abrumados que el gobierno les pidió a los pacientes que se trataran ellos mismos en casa, porque no había suficientes camas de internación. Según los expertos, los casos graves ya están bajo control.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, dijo el viernes que el objetivo del gobierno es poder proporcionar hisopados gratuitos y disponibles para todos a partir de fines de este mes. También ha pedido un análisis de los errores del gobierno en la respuesta al pico de hace seis meses, en especial de los casos de personas que murieron en sus casas porque los hospitales estaban llenos.
“Puede haberse producido algún subregistro de casos y muertes, pero no son números sustanciales que cambien la tasa o el porcentaje general de fallecimientos”, dijo Yamamoto.
Japón ha mantenido un estricto control en sus fronteras, especialmente cuando surgió la variante ómicron, aunque existen algunas dudas sobre la efectividad de las medidas de control fronterizo para prevenir la propagación del virus. El jueves, Japón informó el primer caso de circulación comunitaria de la variante ómicron, en una persona que no había viajado. Las autoridades sanitarias siguen de cerca la evolución de esa variante, de la que ya se confirmaron al menos 50 casos. Pero la cifra general de casos sigue siendo baja: la semana pasada, el promedio semanal en Tokio fue de 25 de nuevos casos diarios.
Taisuke Nakata, profesor adjunto de economía y políticas públicas de la Facultad de Economía de la Universidad de Tokio, dirigió un equipo que puso a prueba seis hipótesis posibles para explicar por qué el número de casos se viene desplomando desde el pico de hace seis meses: el ciclo de brotes cada 120 días, que las personas evitan lugares de altos riesgos de contagio, la vacunación, el clima, la inmunidad colectiva, o que Japón está atravesando una baja tasa de replicación del virus.
Y descubrieron que lo único relevante era el factor final, el que representa cuántas personas se contagian a partir de cada caso positivo. Lo que todavía no pueden explicar es por qué la tasa de replicación del virus es baja, o cómo se mantuvo tan baja incluso después de octubre, cuando el gobierno levantó el “estado de emergencia” y las personas empezaron a socializar más.
Un estudio publicado este mes por el Instituto de Investigación Riken de Japón, el organismo de investigación científica más grande del país, descubrió que un rasgo genético presente en los glóbulos blancos de hasta el 60% de los japoneses genera una respuesta inmune contra el coronavirus. Esa respuesta inmune se observó en el 80% de las personas con esta característica genética, y los investigadores creyeron que podría explicar una de las teorías sobre la evolución de la pandemia en Japón.
Esta característica genética, llamada HLA-A24, es común en los países del este de Asia y se ha encontrado en habitantes de muchos países que tuvieron experiencias menos graves con el coronavirus, como Japón y Corea. Pero ahora que en los últimos dos meses la evolución de la pandemia ha tomado caminos divergentes en Japón y Corea, los científicos dicen que necesitan más tiempo para investigar las causas.
“Hasta hace poco, los casos y las muertes por Covid-19 en Corea eran muy bajos, pero con el reciente aumento y la comparación con Japón, sería interesante analizar la situación inmunitaria actual”, dice Shin-ichiro Fujii, jefe del laboratorio de inmunoterapia del Instituto Riken.
Michelle Ye Hee Lee y Julio Mio Inuma
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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