Mientras la guerra alimenta la demanda de Ucrania de armas occidentales, Dinamarca revive su rol en el negocio de las municiones
Ante las trabas a la ayuda militar en el Congreso de EE.UU. y en la Unión Europea, el gobierno decidió la recompra de una antigua barraca de la industria militar que había sido privatizada
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COPENHAGUE.- La antigua planta de municiones de Krudten, cerca del extremo norte de Dinamarca, es el silencioso esqueleto de una fábrica que ha estado vacía durante años a pesar de su legado de producir balas, artillería y explosivos para el ejército danés. Pero eso está a punto de cambiar: ahora que la guerra en Ucrania alimenta la creciente demanda de armas occidentales, el gobierno danés decidió reactivar su papel en el negocio de las municiones.
En 2008, en medio de recortes de defensa que se extendieron por toda Europa y economías globales en crisis, Dinamarca vendió Krudten, la principal planta de municiones de su ejército. Pasó a manos privadas hasta octubre, cuando el gobierno decidió volver a comprarla, convirtiéndose en uno de los últimos países en aumentar su enfoque en la fabricación de armas y contrarrestar la rápida expansión de la industria armamentística de Rusia.
“Era crucial conseguir esta planta”, dijo el ministro de Defensa danés, Troels Lund Poulsen, en una entrevista este mes, señalando “una mayor demanda de municiones” en toda Europa.
“Deberíamos preocuparnos porque Rusia está aumentando la producción de municiones y también de otros tipos de equipo militar”, dijo Poulsen. “Esa es la razón por la que hemos decidido en la Unión Europea que hay que apoyar a los países que hacen todo lo posible para aumentar la producción”.
A los funcionarios de los países de la OTAN les preocupa que Ucrania se quede sin armas a principios del próximo año, dado que los republicanos en el Congreso estadounidense bloquearon la ayuda militar adicional de Estados Unidos y Hungría vetó otro paquete financiero de la Unión Europea. La creciente industria armamentística de Rusia provocó una ansiedad palpable dentro de la OTAN, no sólo porque ayudó a detener la contraofensiva de seis meses de Ucrania, sino también como una señal del creciente poder de Moscú.
Eso ha llevado a los países europeos a buscar formas de aumentar su propia producción de armas, incluyendo flexibilizar las regulaciones e incentivar la inversión.
En Krudten, que se traduce del danés como “la pólvora”, los funcionarios esperan contratar una empresa privada para producir municiones en la fábrica estatal, que está ubicada en viejos edificios de ladrillo en un extenso campus rural.
Se trata de un modelo similar a la producción de municiones militares en Estados Unidos, donde las plantas son propiedad del gobierno pero están dirigidas por contratistas privados que cuentan con el respaldo de fondos federales para adaptarse rápidamente a las demandas del mercado. A principios del próximo año, se proyecta que Estados Unidos habrá más que duplicado su producción mensual de balas de calibre 155 milímetros a 36.000, frente a las 14.000 cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022.
Pero en Europa, donde los países tienen economías diversas, restricciones presupuestarias y una serie de regulaciones gubernamentales sobre las industrias de defensa, no existe un estándar único para asociarse con los productores de armas. Para acelerar las aprobaciones, la Unión Europea está ofreciendo incentivos financieros a los estados que ordenan conjuntamente grandes cantidades de municiones y está considerando flexibilizar las regulaciones que, según los ejecutivos de la industria, han reducido la producción.
El intento de forjar vínculos más estrechos entre gobiernos y fabricantes se produce cuando crece la sospecha de que fracasará una campaña de la UE para proporcionar un millón de balas de 155 milímetros a Ucrania en un plazo de 12 meses. A cuatro meses de la fecha límite de marzo, los funcionarios consiguieron menos de la mitad de los proyectiles prometidos porque las capitales europeas se muestran reacias a invertir en productores de armas que necesitan más recursos y menos obstáculos en la cadena de suministro para su entrega.
“En general, nuestros instrumentos de cooperación todavía están por debajo de su importancia”, dijo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en una conferencia anual de la Agencia Europea de Defensa a fines del mes pasado.
Sugirió que las sanciones de la UE contra Estados con déficits nacionales crecientes podrían perdonarse si el aumento surgiera del incremento del gasto en defensa. “Esto podría cambiar las reglas del juego de los gremios y sus políticas industriales para la Defensa en estos tiempos excepcionales”, dijo Von der Leyen.
Es probable que sea un ajuste incómodo tanto para los gobiernos como para la industria.
“No soy un gran partidario de la producción propiedad del gobierno, pero la conclusión para mí es que existe una demanda extrema y no hay suficiente capacidad de producción”, dijo Joachim Finkielman, director de la Asociación Danesa de Industrias de Defensa y Seguridad. .
Actualmente, afirmó, Dinamarca obtiene su munición militar de productores extranjeros. Una vez que la planta de Krudten esté en funcionamiento, lo que podría llevar alrededor de dos años, el gobierno necesitará invertir lo suficiente para garantizar que se fabriquen suficientes municiones para suministrar al ejército danés y exportar a clientes en el extranjero “para que esto funcione como una oportunidad de negocio”, dijo Finkielman.
“La idea de que el gobierno intervenga, con una señal de intención política de establecer un mercado y de hecho proporcionar esta fábrica para su uso industrial, creo que es un paso interesante”, dijo.
El Ministerio de Defensa de Finlandia también anunció este mes que duplicaría su capacidad para producir una variedad de municiones de gran calibre y explosivos para fines de 2027. Según el acuerdo de 131 millones de dólares (incluidos 26 millones de dólares del gobierno), al menos parte del trabajo estará terminado en una planta de armas pequeñas operada por Nammo, la empresa de municiones con sede en Noruega en la que Finlandia posee indirectamente una participación.
En Dinamarca, los funcionarios no quisieron ahondar sobre cuántas municiones se esperaba que produjera la planta de Krudten, o cuántas fabricó antes de ser vendida en 2008 a la firma española Expal, que fue adquirida por el gigante alemán de municiones Rheinmetall en agosto.
La planta de Krudten se vendió en 2020 a un grupo danés que la convirtió en un edificio de oficinas. Cuando la planta se puso a la venta la primavera pasada, el gobierno danés la compró para asegurarse de que se utilizaría únicamente para fabricar municiones.
Dinamarca pagó alrededor de 2,8 millones de dólares por Krudten, 200.000 dólares más de su precio de venta en 2008. También se necesitarán millones de dólares para restaurar los edificios y, potencialmente, comprar equipos para la línea de montaje.
Poulsen, el ministro de Defensa danés, dijo que no conocía ningún otro país de la OTAN que haya comprado una instalación de fabricación para producir más municiones.
“Hemos visto serios problemas relacionados con la capacidad de producir municiones”, dijo Poulsen. “En este momento, Dinamarca está intentando hacer lo que podemos”.
Por Lara Jakes
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