Mientras Israel impone nuevos controles, los palestinos llaman a otro "día de la ira"
Convocaron a más protestas después del tradicional rezo de los viernes
JERUSALÉN.- La única certeza en la saga de violencia entre israelíes y palestinos es que se suspendieron los partidos de fútbol entre ellos para este fin de semana. Por lo demás, todo puede pasar, comenzando por el llamado de activistas palestinos a protagonizar hoy un "viernes de la revolución" o "día de la ira", con marchas de protesta convocadas para después del tradicional rezo de los viernes.
La jornada de ayer fue la primera en una semana en que no se registraron incidentes de "lobos solitarios" palestinos, armados con cuchillos o armas de fuego, contra civiles israelíes. Una calma en realidad a medias, que tuvo momentos de extrema tensión cuando un soldado israelí abrió fuego en el interior de un tren que circulaba en la ciudad de Haifa, al creer que en un vagón viajaba un sospechoso.
El oficial disparó "al parecer debido a la situación de nerviosismo comprensible y después de que varios soldados que viajaban en el tren identificaron a una persona y comenzaron a gritar que era un terrorista", dijo una vocera policial.
La delicada situación que atraviesa la región desde hace dos semanas, cuando se disparó una escalada que ya dejó siete israelíes y 33 palestinos muertos, tuvo ayer mucho más que cancelaciones de partidos y el disparo de un militar. Durante toda la jornada, al igual que en los últimos días, continuaron los enfrentamientos entre fuerzas israelíes y manifestantes palestinos.
Hubo choques entre jóvenes exaltados y soldados en la ciudad cisjordana de Belén y en el cruce de Qalandia, el mayor entre Jerusalén y Ramallah, la capital administrativa palestina. Y también se enfrentaron residentes palestinos y policías israelíes en varios barrios árabes de Jerusalén, como Isawiya y Ras Al-Amud.
Las autoridades empezaron allí la colocación de bloques de hormigón para restringir los accesos a la zona, en un cerco policial de barrios enteros con objeto de evitar la filtración de terroristas a los sectores israelíes y limitar así los ataques de "lobos solitarios". Pero también ha sido motivo de indignación entre los palestinos, que alegan que el cerco también limitará su vida cotidiana.
El corralito a los barrios palestinos forma parte de una serie de medidas de seguridad tomadas esta semana por el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, entre las que se destaca la movilización de militares en las calles para reforzar las labores policiales. La última vez que el ejército participó en una operación en ciudades israelíes data de 2002, durante la segunda intifada o levantamiento palestino contra la ocupación.
Las medidas también incluyen la demolición de las casas de familia de los sospechosos de cometer ataques y la confiscación de sus bienes, según se explicó, con el fin de disuadir a futuros agresores e incitar a las familias a hacerlos desistir de sus proyectos terroristas.
Los disturbios de los últimos días podrían ser la antesala de una jornada más cargada de adrenalina, tras la convocatoria para hoy de otro "día de la ira", en apoyo de la ola de rebelión. El martes pasado, en respuesta a un primer llamado a un "día de la ira", se dio un récord de agresiones con cuchillos.
"Mañana [por hoy] es un día de la ira para apoyar la intifada palestina. Las facciones están llamando a un día de la ira para asegurarse que la intifada continúa", indicó el diario digital palestino Palsawa.
A modo de defensa personal, los principales medios israelíes publicaban ayer fotos de ciudadanos judíos con armas, aerosoles de gases lacrimógenos, palos de escoba y hasta de amasar.ß
Agencias EFE, AFP y DPA
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