Los restos de la construcción que aún permanecían en pie fueron demolidos y donde alguna vez estuvo el Champlain Towers South, ahora existe un terreno vacío frente al mar.
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Mike Stratton estaba durmiendo cuando lo despertó el sonido de su teléfono. Era Cassondra Billedeau-Stratton, su esposa, llamándolo desesperadamente porque el edificio donde ella se encontraba en Miami estaba temblando.
Le dijo que desde su balcón podía ver cómo el suelo que rodea la piscina había colapsado dejando un agujero. Luego la línea telefónica se cortó. “Era la 1.30 de la mañana. Nunca, nunca olvidaré eso”, dijo Mike.
Cassondra es una de las 98 víctimas fatales que dejó el colapso parcial del edificio Champlain Towers South en la avenida Collins 8777 de Surfside.
Esa madrugada del 24 de junio ocurrió algo que parecía inimaginable: un edificio de apartamentos frente al mar fue tragado por la tierra.
Y aunque algunos de los ocupantes lograron escapar con vida, Cassie, como la llaman sus familiares y amigos, no tuvo la misma suerte. Sus restos fueron encontrados bajo los escombros por los equipos de rescate que durante semanas trataron de encontrar señales de vida.
“Desearía que no hubiese estado ahí esa noche”, cuenta su hermana Ashley Dean, desde Nueva Orleans. “Ella siempre viajaba. Hace poco había estado en Nueva York y unos días después del derrumbe iba a venir a casa. Pero nunca llegó”, relató.
Cassie era modelo. Como le gustaba tanto viajar, creó un blog llamado “Chic Living 365″, donde publicaba fotos y textos sobre belleza, moda y estilo de vida en sus lugares favoritos.
Durante su vida, también realizó trabajos como decoradora de interiores, actriz e instructora de pilates, una actividad que en el último tiempo se había convertido en una de sus grandes pasiones. Conoció a su esposo en Nueva York y se casaron hace cinco años.
“Cassie y Mike comenzaron a pasar cada vez más tiempo en Miami, especialmente con la pandemia. Se mudaron al apartamento 410, donde tenían una vista maravillosa, pero ella solía decir que sentía pequeños temblores en el condominio cuando comenzaron a construir un edificio en el terreno del lado”, dice su hermana.
Habían pasado unos días juntos en el apartamento, hasta que Mike se fue porque tenía que viajar a Washington DC. Se despidieron sin imaginar que sería la última vez que estarían juntos. Han pasado más de tres meses desde que ocurrió la tragedia.
Los restos del edificio que aún permanecían en pie fueron demolidos y donde alguna vez estuvo el edificio Champlain Towers South, ahora existe un terreno vacío frente al mar. Un terreno multimillonario... y un lugar”sagrado”.
Un terreno que vale decenas de millones de dólares, pero que para algunas de las familias de las víctimas tiene un carácter “sagrado”.
El debate sobre el destino que se le dará a los 1,88 acres (0,7 hectáreas) ha puesto sobre la mesa los intereses en conflicto de algunas de las familias de las víctimas, que perdieron a sus seres queridos, y los propietarios, que perdieron sus viviendas, algunos de los cuales sobrevivieron el horror de aquella noche.
El juez del Condado de Miami-Dade, Michael Hanzman, quien supervisa los numerosos reclamos legales relacionados con el caso, aprobó este jueves la venta del terreno.
El tribunal utilizará el dinero para compensar a los propietarios de los 136 apartamentos destruidos y a las familias afectadas por la tragedia. La empresa inmobiliaria DAMAC Properties, con sede en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, ya ha ofrecido US$120 millones por el terreno para construir apartamentos de lujo.
Sin embargo, el tribunal está aceptando otras ofertas competitivas.
Es por eso que algunas de las familias de las víctimas están actualmente en una campaña para conseguir donantes que estén dispuestos a comprar el terreno para evitar que se haga un desarrollo inmobiliario. Esas familias desean que, en lugar de un edificio, se construya un memorial para honrar a sus muertos.
“La sangre de mi hermana y de las otras 97 víctimas corre como las venas por ese terreno”, dice la hermana de Cassondra Billedeau-Stratton, Ashley Dean. “Imagino un memorial con jardines y caídas de agua. Un lugar que la propia Cassie visitaría. Un lugar donde ella podría ponerse de pie en el mismo sitio donde perdió la vida”.
Dean está abierta a la posibilidad de encontrar algún tipo de solución intermedia que permita la construcción de un memorial y, al mismo tiempo, de un edificio residencial en el terreno. Pero no todos están de acuerdo con esa alternativa.
“No construimos sobre los cuerpos de los muertos”
Algunas familias creen que la única opción viable es que se construya un memorial que ocupe todo el terreno donde ocurrió el derrumbe, es decir, los 1,88 acres.
“En Estados Unidos no construimos sobre los cuerpos de los muertos”, dice la rabina Lisa Shrem en diálogo con BBC Mundo. Ella perdió en el derrumbe a su mejor amiga, Estelle Hedaya, la última víctima en ser identificada, 33 días después del derrumbe.
“Nosotros no recibimos cuerpos completos. Lo que recibimos fueron pequeños trozos de sus cuerpos. Eso significa que el resto está en esa tierra, probablemente en forma de cenizas”.
“Según las leyes judías es muy importante que el cuerpo sea respetado tanto como el alma. Esas leyes no nos permiten construir sobre tumbas”.
Shrem está liderando los esfuerzos por reunir los fondos necesarios para que el terreno sea comprado por una persona o un grupo de personas que construyan el memorial.
“Estamos buscando fondos públicos y privados. Llamamos a todos, desde el presidente de Estados Unidos al gobernador de Florida, empresarios generosos, filántropos, empresas, a todo el mundo que pueda colaborar”.
“Yo viví la misma pesadilla”
Shrem viajó desde Nueva York a Surfside para apoyar la causa de quienes no se resignan a ver un nuevo edificio en el lugar de la tragedia.
Así también lo hizo Monica Iken-Murphy, cuyo esposo murió en los atentados a las torres gemelas en septiembre de 2011.
Ella trabajó por la construcción del memorial que hoy existe en el lugar donde colapsaron las torres y ahora está apoyando a los familiares de las víctimas del derrumbe en Surfside.
“Nunca recuperé los restos de mi esposo y esa es una de las razones por las que la construcción de un memorial fue tan importante en mi vida”.
“Entiendo el sufrimiento que ellos están viviendo y por eso los quiero ayudar”, le dice a BBC Mundo.
En los atentados de Nueva York y en el derrumbe de Champlain Towers South, explica Iken-Murphy, hubo “muertes espantosas”.
“En las dos ocasiones la gente murió por actos malvados. Unos víctimas de terrorismo, otros víctimas de la corrupción. Unos fueron a trabajar y nunca regresaron a casa y aquí otros se fueron a dormir y nunca se despertaron”, señala.
“Yo viví la misma pesadilla que ellos están viviendo ahora. Vamos a construir un memorial en el mismo lugar y no en otra parte”.
“Era mi hermana pequeña”
El problema es que si no consiguen los fondos necesarios, todo indica que la venta del terreno a un desarrollador inmobiliario seguirá adelante.
“Entiendo que es difícil que las familias acepten lo que ha dicho el juez”, señala Charles Burkett, alcalde de Surfside, en diálogo con BBC Mundo.
“Pero pienso que la propiedad se va a vender y que una empresa inmobiliaria va a construir un edificio en ese lugar”. Por ahora, “no tengo claro dónde estará ubicado el memorial”.
Sin embargo, los familiares mantienen viva la esperanza. “Hay suficiente terreno para un buen edificio y suficiente terreno para un hermoso memorial”, apunta la hermana de Cassie.
“Hay suficiente terreno para que todos encuentren paz”. Su mayor deseo es que aparezca un donante generoso.
“Cassie era mi hermana pequeña. Era una mujer espiritual que amaba el universo y estaba llena de energía. Desearía un memorial en el mismo lugar donde ella murió. Todo está ahora en las manos de dios”.
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